Rediscusión de los convenios laborales: un manotazo de la burguesía

Días de exhibición de grandes contradicciones en el seno de la burguesía. Desde la llamada oposición arrecian las críticas por las medidas que toma el gobierno nacional. Ex funcionarios corresponsables de las calamidades en las que está sumida la sociedad, advierten sobre un colapso, mientras que los funcionarios actuales intentan contrarrestar los argumentos descalificando a los que hablaron y renovando su arsenal de mentiras y argumentos inútiles.

Los fundamentos de la burda «ciencia» económica caen día a día. Los profesores de economía y contabilidad miran para otro lado. Nadie explica por qué si ha caído la demanda, los precios suben. ¿No era que los precios bajaban cuando la oferta superaba la demanda?

Nadie explica por qué sigue habiendo inflación si avanza la recesión y se han cortado planes de «ayuda» social con la consecuente seca de billetes. ¿No era que la emisión monetaria es la causante de la inflación?

Se han obtenido préstamos recientes del exterior con un nuevo endeudamiento gigante calculado en 45.000 millones de dólares, además de lo que ya se debía, según las cifras oficiales; se echaron a miles de empleados estatales; se recortaron subsidios a los servicios públicos con el consiguiente aumento tarifario para resolver el problema del déficit fiscal y, a pesar de los fondos que ingresaron y de todas las otras medidas tomadas, el déficit no se baja.

Ahora el presidente Macri, propone rediscutir todos los convenios laborales. Léase bajar estrepitosamente, aún más, la masa salarial y acompañarla de una mayor intensidad laboral y recortes de puestos laborales con más flexibilización laboral, es decir: superexplotación de la mano de obra.

El barco del sistema capitalista hace agua por los cuatro costados y se pretende evitar su hundimiento utilizando tarritos de mano para desagotarlo.

Es que el problema que afrontan es que las movilizaciones de trabajadores y las luchas sostenidas no cesan. ¡No pueden disciplinar a la clase obrera y al pueblo, que mantienen y generalizan sus combates contra la mayor disminución de los niveles de vida a que los quiere llevar la burguesía para sostener y, en lo posible, aumentar sus ganancias!

Todas las medidas arteras contra el bolsillo de la clase obrera y el pueblo (incluidos la gran devaluación, la inflación, los aumentos brutales de impuestos y tarifas), no han surtido el efecto que esperaban.

La situación de indomabilidad no cesa. No pueden gobernar ni cumplir los mandatos emanados de los escritorios de los monopolios. La fiebre social aumenta y están, más que alertas, temerosos mórbidos por lo que pueda pasar en este final de año.

El horno no está para bollos y el descontento social arrecia. El costo de la canasta familiar está por las nubes, el pueblo intenta como puede tratar de resolver sus problemas, mientras que el la burguesía “advierte” que aumentar los salarios “sería muy malo para el país”…

Qué triste papel el del oligarca gobernante: ¡Proponer que se discutan todos los convenios! Pareciera que vive, como se dice popularmente, en un termo. ¿Realmente piensa que eso será posible en medio de esta situación? ¿Piensa que las indomables masas de trabajadores que hoy están peleando por reabrir las paritarias y conquistar un bono de fin de año, van a aceptar la rediscusión de los convenios hacia la baja? ¿No es un arma de doble filo que puede ser el instrumento de su suicidio en esta situación?

Hoy más que nunca, debemos avanzar firmes en el camino de las luchas, las movilizaciones, la unidad obrero y popular, y el cuestionamiento a todo el sistema capitalista blandiendo la propuesta del cambio revolucionario. La burguesía y su gobierno no sólo están débiles y temerosos de lo que pueda venirles de parte de las luchas y movilizaciones sino que no saben qué hacer en medio de cientos de discusiones entre ellos y la exasperante inmovilidad a que están sometidos en medio de sus dudas.

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