Esta semana el ministro de trabajo, Jorge Triaca, afirmó que las paritarias del año próximo se calcularán con la inflación de 2017. Al mismo tiempo, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, gobernado por el mismo partido del ministro, anunció un aumento del impuesto de Alumbrado, Barrido y Limpieza (ABL) de un 30% para el año próximo. Cuando fueron consultados los funcionarios se escudaron que el aumento se calcula con la inflación de 2016. Como se diría en la mesa de cualquier familia o de amigos, ¡Qué lindos pibes! Para cobrar impuestos calculan la inflación de 2016 pero para subir salarios calculan la de 2017 que, teóricamente, sería más baja. Movería a risa, pero es un ataque liso y llano al pueblo trabajador. No olvidar que este criterio de aumentos se repite en todas las jurisdicciones tanto provinciales y municipales del país. La burguesía quiere cerrar las cuentas a como dé lugar golpeando directamente el nivel de vida de las masas populares; atravesada por una crisis política sostenida y estructural que la limita en sus intenciones, sus acciones no solamente reflejan desconcierto sino que ya hablan de una mediocridad extraordinaria. Hoy dicen una cosa, mañana dicen otra, van y vienen y así, hasta el engaño (una de las principales armas de su dominación), se convierte en una fantochada. Sin embargo, todavía algún burgués con algo de lucidez se atreve a decir las cosas por su nombre. El ex presidente
Duhalde afirmó que «La situación objetiva argentina es de crisis, crisis económica en una región que también está en crisis… No hay consciencia de que en los momentos críticos no hay que ocuparse de cien temas, como dice el Gobierno, hay que ocuparse de cuatro, cinco pero en serio… Corremos riesgo de volver al ‘que se vayan todos’ si el Gobierno pierde las elecciones». De esta manera, Duhalde pone sobre el tapete la situación real del país advirtiendo a los de arriba lo que está pasando abajo. No nos cansaremos de reiterar que el otro factor necesario para que la crisis se resuelva a favor de los intereses obreros y populares es la aparición de una alternativa revolucionaria con fuerza de masas que cuestione abiertamente la dominación de la burguesía monopolista y marque un camino de acción revolucionaria que dispute la dirección política del proceso de la lucha de clases. La situación objetiva es la que hemos descripto ya en varios artículos. La clase dominante no tiene otra opción que ir por más explotación y despojo, en una guerra de clases declarada, que podrá verse afectada por el nivel de lucha de nuestro pueblo que no se resigna a la pérdida de sus derechos y conquistas. Pero eso no es suficiente. La burguesía intentará golpear y las masas obreras y populares darán la lucha contra esos golpes. Así se va a desenvolver la lucha de clases en la etapa inmediata. Y la contienda tendrá en el enfrentamiento entre las dos clases fundamentales el marco en el que una y la otra se estarán disputando, más allá de la lucha económica, la dirección política del resto de los sectores populares. Para que eso sea una realidad palpable, debemos intervenir los revolucionarios para que el proletariado cuente con las políticas revolucionarias que le permitan avanzar como dirigente de todo el pueblo alzando una salida definitiva a la aspiración de vida digna de millones de argentinos, dándole a la lucha un horizonte de salida revolucionaria. La burguesía sabe de lo que hablamos y por eso sus exponentes más lúcidos lo advierten. Los revolucionarios debemos actuar convencidos que por allí pasan los desafíos de la lucha de clases en la etapa actual.