Los nuevos aumentos a las tarifas de luz, agua y gas, las naftas, los peajes, y sobre todo los productos alimenticios, sumado a las diferentes intenciones de revisar los convenios colectivos, las reformas a la ART, más la intencionalidad propagandística (ellos le llaman lobby) de poner un “tope” paritario de 18% (es decir, que no haya paritarias); todas, es su conjunto, son una montaña de medidas con el único e inequívoco objetivo de reducir la masa salarial en Argentina.
Este hecho en sí es el esencial ataque político al pueblo argentino que lejos, muy lejos está de ser solamente un problema económico. Muy por el contrario es el gran problema político, y no las famosas y mentadas agendas electorales como lo intentan definir los medios y la intelectualidad “ilustrada” que la burguesía saca a jugar al ruedo mediático.
La burguesía muy lejos está de saberlo todo, y cada día demuestra estar más próxima, en cada medida que toma u opinión política que define, al error que al acierto; pues se está yendo por el andarivel del análisis súper estructural de la política y no son capaces, ni de cerca, de ver el horizonte, y menos aún el mar de fondo de la lucha de clases. Esto es lo que los metió en el pantano de tomar medidas que son imposibles de llevar a cabo, y luego tienen que retroceder, sin negar que han logrado golpear el ya maltrecho bolsillo de los trabajadores. Pero…¡ojo!, los planes y las necesidades de acumulación de capital y de sostenimiento de la tasa de ganancia de los monopolios es 100 veces más ambicioso de lo que se propusieron y pretenden lograr, y ahí es donde les aparece la crisis política en el seno de la propia burguesía.
Abajo, en el pueblo, el descontento y la bronca crece cada día, y esto se siente en el repudio y rechazo de las medidas que este gobierno intenta o intentó implementar, en miles de “pequeñas” luchas que a un año y meses de este gobierno lo terminaron jaqueando hasta el desgaste. Sí, este gobierno ya está viejo y achacado y esto fue y es producto de esas miles de luchas que van creciendo y que terminan constituyéndose en la real oposición a las políticas de los monopolios.
Pero todo está en movimiento, y si el enemigo se desgasta el contrario se fortalece. Esto explica en parte el mamarracho de este sindicalismo que sale a “romper el diálogo” y llama a un paro con un mes y medio de anticipación tratando de ganar tiempo, tener un poco de respiro para ver qué pueden hacer. Las paritarias están en puerta y la CGT sabe muy bien que es absolutamente inviable el techo del 18% que pretende el gobierno, porque sabe que el volcán abajo está en llamas. El problema es quién lo para, por eso amagan a un paro con el equivocado afán de tratar de contener a las bases cuando en realidad termina siendo (el pronunciamiento al paro) un tanque de nafta que beneficia la lucha de los trabajadores que olfatea el temor de los sindicalistas.
Vistas así las cosas, la responsabilidad de las vanguardias es aún mayor pues ahora se trata de redoblar la apuesta: vamos por más paritarias libres, abiertas, apretando con luchas y reclamos a las empresas donde el piso, no el techo, lo pongan los trabajadores que partiendo de la inflación sufrida, para atrás y para adelante, no puede bajar de un 45%. Si el ataque de ellos es político, el nuestro también.
Pero con esto no alcanza, y volvemos a insistir una y mil veces más. Esto debe llevarse a cabo con organizaciones amplias, por abajo, plenas de masividad, donde sean preponderantes las asambleas por sector, y así de toda la fábrica, empresa o establecimiento de que se trate, con unidad efectiva en la zona con otras empresas, que expresen la representatividad de la masividad.
Ellos que hagan su juego, nosotros el nuestro. Eso es independencia política. El volcán arde en estas paritarias, hagámoslo rugir.