“Semana movidita”, decía hoy un compañero, y no le erraba en nada. El 8-M arrancó con un ruidazo al mediodía y culminó con una impactante movilización, masiva, en horas de la tarde. Los reclamos de género no excluyeron la denuncia contra el ajuste que lleva adelante el Gobierno de la burguesía. Una jornada histórica que jalona la historia de lucha de nuestro pueblo.
La movilización en la Capital Federal (que no fue la única que se dio en el país) se fue fortaleciendo a lo largo de las cuadras que unen el Congreso y la Plaza de Mayo. La convocatoria de las mujeres en lucha, este nuevo 8 de marzo, coronó los tres días de masivas movilizaciones callejeras que se dieron esta semana.
Murgas, performers, miles de pancartas artesanales le dieron un color muy particular a la movida, un aire de alegría, de cosa colectiva y unitaria, a la vez de expresar un profundo reclamo que pone en evidencia que la lucha de género es una lucha política.
No es menor el dato que en más de cincuenta países las mujeres hicieron este paro.
“Cuando las mujeres nos organizamos, la tierra tiembla” podía leerse en una de las tantas cartulinas de colores, en donde las mujeres escribieron los múltiples por qué de una convocatoria que, de forma transversal y generacional, aunó todo tipo reclamos, cada vez más amplios y eminentemente políticos. Políticos desde la esencia, como lo entendemos todos aquellos que miramos esta confrontación como una confrontación de clase.
Esa marea interminable de rebeldía que unía a madres, hijas y abuelas… entrelazadas de forma indeleble sobre una Avenida de Mayo que vio como este reclamo (nacido desde la autoconvocatoria de un pequeño grupo) se convertía en océano gigante, atravesando hoy cualquier tipo de barreras o divisiones que pretenda imponernos la burguesía. Cuando el sol empezó a ocultarse, en la Plaza de Mayo se leía un documento del que publicamos una breve síntesis:
- “Paramos porque somos parte de una historia colectiva e internacional. Estamos acá porque cuando las mujeres del mundo nos organizamos la tierra tiembla.
- Paramos porque hacemos visible el mapa del trabajo en clave feminista. Contra el ajuste que hoy encara en nuestro país el gobierno de Macri y la alianza Cambiemos, con la connivencia de los gobiernos provinciales, que pesa más sobre nosotras, las mujeres, precarizando nuestras vidas.
- Exigimos la apertura de paritarias sin techo, rechazo al 18% en cuotas que pretende imponer el gobierno. Apoyamos la huelga de los y las docentes.
- Paramos porque exigimos aborto legal, seguro y gratuito.
- Para defender nuestras disidencias sexuales y de género.
- Paramos para decir Basta de femicidios. Para denunciar que el Estado es responsable. En nuestro país es asesinada una mujer cada 18 horas.
- Paramos por un movimiento internacional feminista que revolucione nuestro lugar en el mundo. Contra toda forma de explotación y opresión, llamamos a nuestras hermanas de todo el mundo a seguir luchando de manera independiente de los gobiernos. Ni una menos, vivas nos queremos.”
Esta convocatoria de las mujeres en la calle ha dado a todo el pueblo una lección magistral. Cuando terminaba, un grupo se desprendió para pintar la Catedral y encender fogatas. Esas fueron las escenas que a la hora de los noticieros ganaron casi todo el espacio en las pantallas de la burguesía, siempre desesperada buscando algo de “sensacionalismo”, con el objetivo de deslegitimar la protesta popular. Demasiado miserable como para opacar la magnitud de una lucha y una movilización extraordinarias.
Quizás en las palabras de Nora Cortiñas, siempre dando batalla, incansable militante de las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, se sintetice gran parte de lo ocurrido en el día de ayer y los desafíos que como pueblo tenemos por delante: “La respuesta de las mujeres es que no estamos mudas. Nos escuchamos y caminamos unidas”.