No dejarlos gobernar, es la hora de la rebelión de las bases
La crisis política de la burguesía se tradujo en pocos días a una expresión de clara falta representatividad.
Todo el arco democrático burgués está preocupado por este tema, y a todos los envuelve el temor de la ingobernabilidad ante el embate de la movilización popular.
El gobierno centra su discurso en el antikirchnerismo, y el kirchnerismo en el antimacrismo. Esa es la “altura” de la disputa política que pretende imponernos la burguesía.
Del otro lado de la barricada, la gran mayoría de la población está en las calles yendo por lo suyo. Cuando hablamos de la gran mayoría estamos diciendo que el ir por lo suyo trasciende la bandería política burguesa, sus propuestas que aplastan cualquier salida a una mejora en la vida de todos los argentinos.
En las calles estamos todos los afectados por de las políticas de los monopolios y de sus distintas administraciones, tengamos el color que tengamos.
Los revolucionarios pensamos que la disputa por la cual hay que ir en estos momentos no se puede reducir al campo electoral (como la clase dominante pretende), es decir: que todo cambie y no cambie nada. Por el contrario la disputa hay que darla en un campo bien delimitado: o ellos, la oligarquía financiera dueña del Estado y de todas las instituciones o nosotros, la gran mayoría de explotados y oprimidos.
Blanqueados los dos terrenos, cada enfrentamiento que produce nuestro pueblo hay que analizarlo con un interés de clase, no perder de vista que un proceso revolucionario es obra de las más amplias masas y que en cada batalla sea pequeña o grande, sea con una conquista hecha u otra derrotada lo importante es elevar el enfrentamiento político, fortalecer las organizaciones políticas independientes de la clase para producir nuevas embestidas.
Esta es una guerra de clases y en ella los revolucionarios privilegiamos la lucha por la conquista de reivindicaciones económicas y políticas de todo tipo, a la vez que impulsamos las metodologías revolucionarias de democracia directa y autoconvocatoria que nuestro pueblo viene desplegando desde hace muchos años.
Nuestra institucionalidad es la Asamblea con democracia directa, que rompe con la asamblea tradicional burguesa, en donde la manipulación, la amenaza, el chantaje, la decisión de unos pocos lo “resuelven todo”; y rompe también la impune definición burguesa de que el pueblo gobierna a través de sus representantes.
Para los revolucionarios los paros, las tomas de fábricas o establecimientos, etc., no son un fin en si mismo, hay situaciones que exigen de éstas metodologías. Estamos viviendo momentos en los cuales se hace necesario aplicarlas para destapar más fuerzas. Si no, veamos la hola de paros y tomas que se están dando por éstas jornadas. Pero a pesar del momento que vivimos, en que el enfrentamiento entre las clases se hace cada vez más agudo y virulento, no hay que perder de vista que lo que no puede faltar nunca es el estado permanente de movilización de las masas y un permanente estado deliberativo de las mismas.
Es el concepto más amplio e imprescindible para elevar el grado de conciencia revolucionaria de nuestro pueblo.
En el seno de las masas, las fuerzas populistas y reformistas, ancladas en el juego electoral, poco les importa el concepto de movilización permanente de las masas, que ellas mismas elijan sus representantes directos, que las asambleas de democracia directa sean las instituciones políticas primarias de nuestro pueblo, parando, tomando establecimientos etc. Llevan las luchas a callejón sin salida, cuando no contemplan el interés inmediato del porqué luchan las masas. No solo no les interesa sino que además boicotean toda propuesta de organización política independiente cuando en las mismas cada enfrentamiento va creando fuerzas muy por fuera del interés electoralista.
Vamos por el fortalecimientos de las fuerzas políticas que no están dejando gobernar a las políticas de éste gobierno y desde esos fundamentos levantamos la mirada hacia la lucha por el poder. A la batalla electoral que nos propone la burguesía entre macrismo y kirchnerismo le opondremos el paro, la toma de establecimientos, la movilización el estado deliberativo de todo el pueblo en función de la lucha por el poder.
Todo, absolutamente todo, subordinarlo a ese objetivo; en donde la democracia directa y la institucionalidad de la asamblea sean las metodologías que se enfrenten al engaño que por éstas horas está pergeñado desde las entrañas de la clase dominante. No permitamos que ensucien y desprestigien el protagonismo que todo nuestro pueblo está dando en las calles.
Compartimos unas imágenes captadas hoy en la visita del presidente Macri a la planta PSA Peugeot Citroen (ex FIAT/SEVEL) en el Palomar, Bs. As.