Como ratas por tirante… debieron dejar el palco de un multitudinario acto que les terminó refregando en sus narices el hartazgo de los laburantes a su eterna vacilación y traición en momentos que la lucha de clases viene en total ascenso.
No fueron desacertadas las declaraciones del petrolero Guillermo Pereyra, cuando calificó como “mamarracho” la convocatoria del 7M (según él, no se confió en la fuerza propia) y sentenció que “los corrieron del palco… después vienen por la CGT”.
Esta crítica al triunvirato cegetista, es también una seria advertencia a la santa alianza explotadora: sindicatos – gobierno – monopolios, sobre el grado político que está tomando la lucha de clases en nuestro país.
El impresentable Ricardo Pignanelli del SMATA había alertado que “se está instalando una guerra de clases”…, pero lo peligroso no es admitir o reconocer la lucha de clases, sino el carácter político que la misma está tomando; donde la ideología de la conciliación de clases deja de tener peso para frenar o controlar los reclamos del proletariado en lucha.
El sindicalismo empresarial -como buenos burgueses (por que hace rato han dejado de pertenecer a la clase obrera)- hoy está seriamente cuestionado por las bases obreras que ya no nos tragamos el verso de la buena relación, del que si le va bien a patrón nos va bien a nosotros, estamos hartos de pactos que no nos consultan y que firman en nuestro nombre para que solo lo debamos cumplir los trabajadores.
Hoy la flexibilización (que es mayor explotación) ellos la llaman “convergencia productiva”, donde los que debemos resignar derechos somos los trabajadores, a cambio de mayor productividad, que es la cantinela que trata de imponer a toda costa el gobierno de los monopolios.
Sus planes o políticas son las mismas, en “la década ganada” y en esta etapa de “cambios”. No es otra cosa que reducir a toda costa la masa salarial para obtener más y más ganancia. La productividad de la que hablan es mayor producción con menor costo salarial y para poder sostener esto necesitan de estos traidores, mercenarios del capital que se atribuyen la representación de la clase obrera.
Pero como siempre decimos, la burguesía propone y la lucha de clases dispone y los revolucionarios vemos hoy que el paso cualitativo que como clase venimos dando, es el cuestionamiento político a esta primer trinchera de la burguesía, que son estas direcciones burocráticas y traidoras a la que se está empezando a cercar y expulsar bien desde abajo.
Por eso viene surgiendo desde las bases un plan que ya tiene un plafón de realidad, que es la organización independiente de los trabajadores con una herramienta poderosa como es la asamblea para la discusión, toma de decisiones y resolución de nuestros problemas, con democracia directa, que es un verdadero ejercicio de poder.
Esta concepción implica masividad y profundidad, esto quiere decir que todos nos hacemos cargo de nuestra lucha y nuestra organización es de todos y de cada uno. Con ese ejercicio saltamos del individualismo formal con que nos ha quemado la cabeza el sistema y pasamos a ser una masa colectiva con conciencia de pertenencia a nuestra clase. Acá le estamos cavando la fosa al sistema capitalista, enterrarlo es solo cuestión de sostener y masificar esta práctica revolucionaria en cada centro de producción ya sea industrial, comercial, gubernamental o autónomo.
ES HORA DE LA REBELIÓN DE LAS BASES, como decimos, y esta no es solamente una consigna. Es el reflejo concreto de una realidad que está pidiendo a gritos desde la lucha a lo largo y ancho de nuestro país, la concreción de una herramienta genuina de nuestra clase hoy, es tiempo de construir un MOVIMIENTO SINDICAL REVOLUCIONARIO.