Aún no hay grandes batallas ganadas o perdidas para nuestro pueblo, todo está en disputa y lo que prima es el día a día. Lo que se ha consolidado es la movilización, se ha asimilado en la población que para conquistar algo hay que pelearla en la calle.
Cuando la plata no alcanza para vivir, cuando crece el temor al despido, cuando las medidas que el gobierno adopta a diario son claramente contra el pueblo y a favor de la oligarquía financiera, los “éxitos” en las calles -como caracteriza el gobierno la movilización del sábado pasado- tienen doble filo. Por un lado, eleva la calidad del enfrenamiento clasita y por el otro, queda al desnudo la necesidad del gobierno de robustecer su deteriorado respaldo político: lo necesitan para afrontar las medidas reaccionarias.
Esta olla a presión no se descomprime agitando antikirchnerismo. El dolor, la angustia, la bronca… no se frena de ninguna manera agitando contra el “vamos a volver”… Millones en las calles luchando por su dignidad nada tienen que ver con el bipartidismo que se intenta instalar desde el poder.
¿Hay confusión en el pueblo? ¡Sí! ¿Embarran la cancha para desviar de lo central? ¡Sí!
Pero cada día, a la hora de la reflexión familiar, la fuerza de la realidad empuja al debate cotidiano, en los trabajos, en las casa deestudios, en los barrios. En ese terreno prima el verdadero debate y el verdadero sentir. Esa reserva de fuerzas es enorme, empuja, complica y desacomoda al poder, no cabe allí el bipartidismo. Por el contrario, el mismo irrita, molesta, enerva los ánimos ya asqueados de la politiquería burguesa. Es una fuerza que no se ve lo suficiente pero se siente en cada sillón de funcionario.
Los revolucionarios persistimos, somos cabezas duras, pensamos que como timón de proa la movilización permanente nos los debe dejar gobernar. ¿Acaso podemos negar el recurso del gobiernode alentar la calle? ¡Una medida audaz!
Pero…. “señoritos”, “aprendan” de la CGT, que llamó a un paro en el día de ayer, “garantizando paro total”… ¡Ningún medio de transporte funcionó! Lo que garantizaron fue sacar a la gente de la calle, al menos por ese día. ¿Cuánto les durará? ¡Aprendieron la lección del 7M cuando tuvieron que correr del escenario! El gobierno juega con fuego: la clase obrera, los explotados y oprimidos, la aplastante mayoría está enojada. Y en las calles, la masividad que se viene ganando no tiene muros de contención.
El intento reaccionario de sacar a sus huestes a la calle solo logrará en lo inmediato despertar la necesidad de probar nuevas fuerzas movilizadas, cada vez más robustas, dispuestas y desafiantes. Movilizaciones aferradas al terreno y movilizaciones nacionales, que superan todas las vallas que la clase dominante inventa.
Hay vientos de cambios. Y la desconfianza a los políticos y sus instituciones (aún en un nivel primario de organización independiente) comienza a disputar en el plano de clase contra clase.
Lo cierto es que el gobierno logró movilizar al Hotel Hilton a más de 1.000 empresarios, en una especie de “mini Davos”. Macri se vanaglorió mostrando el éxito del blanqueo, los números a favor del crecimiento económico y “cultural”, y ni que hablar de los acuerdos de sector por sector con petroleros, automotrices, textiles, comercio etc. Pero al mediodía, cuando los asistentes salieron a los balcones del Hotel, o simplemente fueron por las calles adyacentes, vieron con sus propios ojos el alto acatamiento del paro.
El gobierno quedó desorientado, refugiándose en explicaciones formales contra un “sindicalismo perimido” pero “olvidando” decir que esa mafia a la critica es su canal de comunicación preferido y el gestor de los acuerdos contra la clase obrera y el pueblo.
A la par, una calificadora “prestigiosa” eleva la categoría de Argentina y los medios burgueses festejan el logro. Pero no dicen que -a pesar de ello- Argentina solo está por detrás de El Salvador y Venezuela en las calificaciones para la inversión de capitales.
Recordemos que este “mini Davos” tenía por objetivo mostrar a los empresarios los “éxitos” logrados en la productividad, o sea, más explotación y opresión al pueblo. Pero las “habladurías” en los pasillos (“la gente es mala y comenta”) las conversaciones giraron en torno a un mes de marzo agitado, en donde millones en las calles generaron más de una consecuencia, posteriores inclusive a los hechos mismos. Ellos lo saben: el plan económico trastabilla en el plano político.