No es casualidad que frente al auge de las luchas que estamos atravesando, toda una serie de personajes del reformismo, del populismo y del oportunismo comiencen a aparecer en las cámaras para defender la democracia burguesa.
Ninguno saca los pies del plato, ninguno quiere perderse parte de la torta del juego electoral, aunque ello signifique entregar las luchas del movimiento de masas. La burguesía –totalmente de exprofeso- le da aire a todos estos personajes que dicen “defender a los trabajadores” presentándose como una alternativa. Ya sabemos que -como mucho- critican al títere de turno pero son incapaces de cuestionar -ni de palabra y menos desde la acción- la dominación y la explotación.
Parte de la lucha revolucionaria cotidiana es combatir estas corrientes que intentan desviar, confundir, al movimiento de masas y llevarlas hacia un camino sin salida, hacia el desgaste y la frustración infinita.
De esta manera es como ellos plantan la salida electoral como única forma “vivir en democracia” y que la “Constitución sea respetada”.
Nuestro partido no solo cuestiona esta democracia burguesa y su dominación de clase, sino que a la vez impulsa las organizaciones de base que sirvan de herramienta para la participación de las más amplias masas obreras y populares (como lo es la corriente sindical revolucionaria). Ese plan revolucionario va a contrapelo de las ya perimidas instituciones del sistema que están para que nada cambie, y que son las mismas por las cuales estos personajes se sacan los ojos para ocupar cargos y sillones.
Estamos viviendo momentos muy álgidos, de esos que no solo no dan respiro al gobierno de los monopolios sino que también lo desgasta cada día más. A la vez que profundiza la crisis política del sistema. No sorprende ver entonces cómo la represión comienza a ser utilizada cada vez más: no convencen a nadie y es lo único que les queda.
Para darle forma a la rebelión de las bases debemos fortalecer la unidad más amplia, debemos clavar estacas en las organizaciones de base para la lucha en las fábricas y hospitales, en escuelas y barrios, donde el oportunismo, el reformismo y el populismo no solo sean superados por las bases sino desechados como ya se está dando en distintas experiencias autoconvocadas. Fábricas donde ya funcionan asambleas por sector, torciéndoles el brazo a las decisiones por arriba de gremios funcionales a las empresas.
De esta manera iremos forjando una verdadera salida revolucionaria, sin techos ni paredes, dependiendo únicamente de nuestras fuerzas y decisiones colectivas.