En el acto que el presidente Macri realizó ayer en el Club Ferrocarril Oeste, se hicieron anuncios y se afirmaron conceptos que señalan claramente cuáles son los caminos que la burguesía pretende transitar a futuro.
Venimos denunciando en esta página, en nuestro periódico y el desarrollo de nuestra actividad cotidiana, que lo que pretende la burguesía monopolista en forma inmediata es el incremento de la productividad del trabajo asalariado.
Todo lo que sucede en el ámbito económico y social, parece caer en un embudo que simplifica todos los temas para convertirlos en herramientas que apunten a dicho objetivo.
El anuncio del presidente sobre el cambio de política frente a los subsidios que se dan a los desocupados que será transferido a las patronales si los toma como trabajadores, apunta a un achicamiento de los llamados «costos laborales», porque a partir de la aplicación de esa medida, los empresarios dejarán de pagar cargas laborales por el mismo monto de subsidio que recibía el nuevo trabajador. Es decir, lo pagaremos nosotros, el pueblo, con nuestros impuestos. De tal manera que, por cada producto elaborado, el empresario beneficiado, obtendrá una ganancia superior respecto del salario que paga a sus trabajadores. Y, además, como elemento adicional para beneplácito de la burguesía, el desocupado pasará a trabajar por un sueldo miserable que presionará hacia la baja sobre el salario de los que vienen trabajando en la misma empresa y, por extensión, en la misma rama productiva y también sobre el salario medio nacional.
El virtual quiebre fraudulento y mafioso de la empresa SanCor es otro ejemplo del embudo que mencionamos. La mediación del gobierno nacional impone como condición para un salvataje que se revise el convenio a la baja para establecer nuevos estándares de incremento de la productividad laboral. Lejos, muy lejos, de preocuparse por la situación que atraviesan las familias y todos los engranajes de producción que se movían alrededor de esta empresa y que afecta a miles de familias del país, no se pierde la oportunidad para chantajear y forzar brutalmente a los trabajadores medrando con la necesidad de sostener un ingreso para llevar el pan a su casa. Todo vale, para lograr el objetivo del incremento de la productividad. Tal es la voracidad y esencia explotadora del gran capital. Cualquier tema, confluye en un «único» objetivo: la mayor productividad. Ésa es la condición que quieren imponer para toda la producción nacional los parásitos burgueses.
En su discurso del 1° de mayo, junto al inefable «Momo» Benegas, Macri remató una consabida frase de Perón que refuerza las concepciones burguesas sobre el viejo y repetido anhelo del incremento de la productividad del trabajo asalariado: «cada argentino debe producir lo que consume» y remató con un «no va más el país de la ventajita, el país de la patota, con comportamientos mafiosos».
Los representantes de la burguesía esconden que quienes producen mucho más de lo que consumen son los obreros y trabajadores en general y que son quienes sostienen a toda la sociedad y, fundamentalmente, a los zánganos empresarios y funcionarios como el presidente y todo su séquito que incluye a los sindicalistas como el Momo Benegas quienes exprimen la sangre y el cuero de la gran masa laboriosa.
Su gobierno, al igual que todos los gobiernos pasados y los futuros que tengan al frente a algún miembro de su clase, no harán otra cosa que sostener las «ventajitas» o, mejor dicho, grandes ventajas de la explotación del trabajo ajeno, el país de la patota con comportamientos mafiosos.
Sin embargo esto choca y se enfrenta a la actitud de la clase obrera y toda fuerza productiva humana de nuestro país, que mantiene a pie firme su voluntad de profundizar las luchas y comienza a organizarse en forma independiente a fin de liberarse finalmente del oprobio de la explotación y lograr una vida digna.