Cada tanto, en la prensa burguesa aparece una noticia que anuncia la “normalización del PAMI.” Este año, esto ya ocurrió dos veces. Con cada anuncio de este tipo también se anuncian cambios en la titularidad de la conducción de la obra social. Cada cambio en la cúpula trae consigo un bagaje de modificaciones de convenios, de resoluciones, sobre aumentos de precios de medicamentos, de ajustes, de achique en las prestaciones, de reducción de costos, etc. Lejos de ser una buena noticia la normalización del PAMI, es ni más ni menos que un conjunto de nuevas reglas de juego. Se le impone a los jubilados y pensionados los negocios de las multinacionales, por consecuencia hacen aun más precario el acceso a la atención medica y al conjunto de las prestaciones de la obra social. La llamada normalización dista mucho de ser un avance a favor de los afiliados sino que, por el contrario, es un conjunto de nuevas normas que expresan la crisis, al querer ser expresión de varios intereses en pugna. En este sentido son más que elocuentes las palabras del nuevo Ceo del PAMI, el señor Cassinotti: «Si la industria (Farmacéutica) no está de acuerdo con estas reglas, las revisaremos en conjunto y veremos”
La normalización -o sea, el conjunto de nuevas normas- se inscribe en la disputa por una torta de 34.000 mil millones que detenta el presupuesto anual del PAMI. Al frente de estas disputas están los verdaderos dueños del PAMI y el negocio, por ende los que deciden sus políticas. Los laboratorios multinacionales y sus asociaciones con la industria local, incluidas las droguerías, las cadenas de farmacias monopolistas, como por ejemplo Farmacity y los grupos que monopolizan conjuntos de clínicas, sanatorios y hospitales, independientemente que sean públicos o privados.
El PAMI, que ostenta el mote de «Institución del estado», obra social de jubilados y pensionados más grande de Latinoamerica, está enteramente dirigido y dominado por el capital monopolista. La dominación de estos grupos monopolistas agrupados en CILFA, CAEME, COOPERALA, entre las más significativas asociaciones, desarrollan una feroz competencia por ventajas, precios, convenios, prestaciones, etc., que lejos de “normalizar” la situación la empeoran.
Cada nuevo Ceo que asume como representante de la normalización es en realidad representante de una de las facciones en disputa, que con nuevas reglas bajo el poncho, no solo contribuye a enmarañar más la situación de disputa sino que le da razón de ser al carácter anárquico de toda la política de la obra social. De allí que las quejas por servicios y por prestaciones no paran de manifestarse.
El 22 de Abril, Cassinotti, junto a las cámaras farmacéuticas CILFA, CAEME Y COOPERALA, mas las cadenas monopolistas de farmacias cuyo principal Ceo (el Señor Quintana) está en el gabinete de Macri, iniciaron un nuevo diálogo para renegociar los convenios por remedios, buscando anular el convenio firmado el 27 de enero de este mismo año, con el anterior Ceo de la obra social el Sr. Regazzoni. “El nuevo titular del PAMI Sergio Cassinotti, negó que vaya a recortar beneficios para el afiliado» de la obra social de los jubilados, y ratificó la cancelación del actual contrato anual por medicamentos, aunque aclaró que «las prestaciones tienen que continuar con la misma manera», hasta que se llegue a un nuevo convenio”.
Por un lado se anuló lo ya establecido este año y por otro se continúa con lo ya establecido también este año. Pero… ¿qué se cambio entonces? Los precios de los medicamentos que hace pocos días se anunciaron con un aumento generalizado de casi el 50%. Pero además de esto se reduce a más de 150 medicamentos la grilla de los que tienen descuentos del 100%. O sea, se mantiene el anterior convenio, que reduce un 25% el gasto anual del PAMI en remedios. Obviamente se amplía el negocio de los genéricos. La aclaración de Cassiotti es precisa “las prestaciones tienen que continuar de la misma manera” lo que significa dejar en pie el convenio que establece restricciones a las prestaciones hospitalarias del PAMI para jubilados y pensionados que cobren magras jubilaciones de más 8.500 pesos, y a los que cobren menos que ello que se arreglen como puedan.
Están obligando a estas irrisorias y vergonzosas jubilaciones -que son una amplia mayoría de los jubilados- a acudir a cadenas monopolistas para resolver problemas de salud con pastillitas. El Ceo, represetante de los laboratorios multinacinales, anda de parabienes con esta normalización del PAMI Con la venta de genéricos, que son más baratos pero de dudosa calidad, la quintita de su cadena de farmacias se constituye en un gran beneficiado de esta guerra de intereses.
Los grandes laboratorios multinacionales son los que monopolizan la producción de drogas para medicamentos. Bajo su dominación, se establecen estas políticas, que son las políticas de Estado.
En este marco de guerra de intereses, donde en la principal obra social de nuestro país es un cuadro de anarquía y desatención de la salud, el principal negocio es la venta de medicamentos. Es lo único que han acordado y para los monopolios es claramente lo principal. Porque han establecido que la salud en general y en particular la de los ancianos, pasa por el consumo de cocteles de remedios, por ende toda política de salud “desde el Estado” debe estar en consonancia con los monopolios que lo dominan, De buena, regular o mala calidad, la prescripción médica es la del mercado de remedios. Aquí salta a la vista que la inhumanidad del capital monopolista es proporcional a sus negocios. Cuanto más inhumanas son sus políticas más ganancias buscan obtener.
Frente a todo esto no puede haber otra política que un amplio enfrentamiento a semejante inmundicia .
No puede ser que el paisaje cotidiano sea que miles y miles de ancianos pasen horas haciendo colas para su atención médica, y que el resultado sea comprar remedios. Menos tolerable aun, es la inversión de sus jubilaciones en medicamentos, que devoran sus magros ingresos.
Toda esta maquinaria de perfidia no hace más que despertar la ira de millones contra toda esta injusticia. Ira que solo se aplacará cuando desde el poder revolucionario de los trabajadores y el pueblo se barra con esta y otras descomunales infamias del capitalismo, cuando desde la humanidad, que es patrimonio de los pueblos, se implementen medidas para una vejez digna y saludable.