Romper el cerco de aislamiento con cada lucha entablada

Nuestra consigna fundamental para el momento es ¡no dejarlos gobernar! En ese “no dejarlos gobernar” aparecen un cúmulo de contradicciones políticas en la que las posiciones revolucionarias deben navegar con timón firme.

Al mirar un poco más allá, bajo el ala de esta conducta política, una y otra vez aparece el problema de la unidad como factor de debate y de acción.

La totalidad de las fuerzas políticas hablamos de unidad como consigna aglutinadora, pero los problemas vienen a la hora del por qué y el para qué. Ni que hablar de las metodologías para llevarla a cabo.

Pero las cosas van cambiando rápidamente, la lucha de clases va imponiendo respuestas concretas a problemas concretos.

LA UNIDAD DEL PUEBLO necesita romper el aislamiento al que nos han llevado durante décadas. De este lado de la barricada la clase dominante nos ha metido, entre otras cosas, sus disputas electorales. Cada dos años hay que ir a votar para optar por el menos malo que, a la hora de administrar, se transforma en el peor de los “malos” y así nos meten el desgastado cuento de la zanahoria.

En ese ir y venir aparecen las miserias del sistema.

Los revolucionarios entendemos que cada lucha expresada de infinitas formas, que se despliegan con cada vez más fuerza e intensidad, deberán romper el cerco al que, por ahora, nacionalmente, están sometidas. La  táctica del poder  es aislar la lucha, aislar “lo contaminado” y desde allí intentar golpear.

Son muchas las experiencias que se están practicando para romper esos cercos. Cada vez más, la unidad del pueblo para golpear se va abriendo caminos por abajo, pero aún no es suficiente. Todo el aparato burocrático sindical, amén de todo el Estado, intervienen como verdaderos gendarmes para romper los nacientes brotes de unidad por abajo con los que trabajadores y pueblo rompen el aislamiento de cada enfrentamiento.

Nuestro partido impulsa la consigna política de que a este gobierno hay que hacerle la vida imposible y bajo esa impronta teñir toda la lucha económica y política del pueblo.

En cada lugar concreto, sea fábrica, barrio, escuela, facultad, hospital, etc. romper el cerco de aislamiento significa que desde esa lucha ya encarada hay que plantear con decisión y organización:

1)   Que es necesario que esa movilización concreta involucre a nuevos obreros del sector que se trate, de trabajadores de empresas, habitantes de un barrio, estudiantes, etc.

2)  Instrumentar primero una explicación propagandística de la propia lucha a la vez que en distintos planos como el de la solidaridad, la denuncia, etc., vamos atando la unidad con nuevas fuerzas que seguramente están luchando por las mismas reivindicaciones

3)  Ese rompimiento de cerco no es tarea para pocos, por el contrario es necesario involucrar a muchos nuevos compañeros en ello, hay que movilizar desde muy abajo para hacer conocer lo que está sucediendo en nuestra propia trinchera.

Ése es el carácter unitario que prepara mejor el enfrentamiento, por un lado se incorporan nuevas fuerzas desde nuestro lugar y por el otro garantizamos masividad como carta de triunfo.

En este proceso de romper todos los cercos, al ser muy por abajo, al organizar cada vez más fuerzas, la cuña de división que impone la burguesía a través de los procesos electorales recibe “un estate quieto”. No importa entonces lo que se vote o no se vote, lo que comienza a primar es la lucha concreta por nuestra reivindicación.

La burguesía  con sus partidos electoralistas llevan el “enfrentamiento” a los marcos del sistema democrático burgués, patalean en el parlamento, usan y abusan de las chicanas legales en el marco de la “justicia” burguesa, “denuncian” la represión, pero nada se hace en la calle, nada se hace en los puestos de trabajo, en los barrios, en las escuelas, en los hospitales. Solo acuden a esas trincheras para “sumar” votos. Algo que asquea. Desvían los ejes para garantizar su sistema.

Es en ese devenir de la historia que los cercos impuestos por la clase dominante se van cayendo pero es importante asimilar que durante décadas el poder tejió infinitas barreras para imposibilitar un nuevo tipo de unidad que potenciara nuevas metodologías de lucha y organización

En el día de hoy, de este presente agitado, enormes luchas han dejado experiencias en miles y miles de compañeros que estando en sus lugares de lucha concreta se sienten solos, organizaciones de base que actúan bajo el lema poco pero bueno, en el mejor sentido y amplio de la palabra, pero ahora eso no basta, se hace necesario que esas fuerzas acumuladas desde la lucha involucren más fuerzas capaces de unir todo lo que está a nuestro lado que permita que este gobierno sufra en carne propia el enfrentamiento de clases lejos de cualquier política conciliadora tendiente a preservar el sistema.

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