En el marco de un proceso electoral insípido totalmente ajeno a las necesidades de nuestro pueblo la democracia burguesa desenvuelve su parafernalia mediática y marketinera sin despertar expectativa alguna. En este marco electoral que sirve como pantalla del engaño, la burguesía monopolista avanza en sus intentos por profundizar la superexplotacion de la clase obrera. La flexibilidad laboral está a la orden del día en el seno del poder monopolista y el séquito de gobernantes, candidatos y sindicalistas bajo sus órdenes, le hacen el juego como parte de la división del trabajo que les toca jugar.
Aunque ambos aspectos aparezcan en la superficie como distantes uno del otro, son en esencia parte de un mismo objetivo. Imponer las rebajas salariales, disciplinar a la clase obrera, avanzar en mayores niveles de productividad, imponer convenios laborales para borrar de un plumazo las conquistas alcanzadas, promover regímenes de trabajo reaccionarios y legalizar las precarizadas formas de trabajo que el capital ha impuesto a la amplia mayoría de los trabajadores.
Ningún candidato habla de las condiciones laborales, ni de las rebajas salariales, ni menos aun de las reformas y la vuelta de tuerca a la flexibilidad que buscan imponer, por el contrario su papel dentro de la democracia burguesa consiste en ocultar todo esto, poner en un segundo plano la esencia del sistema capitalista y disfrazar el sistema de explotación vigente con el mote de democracia, para proseguir usufructuando en beneficio propio la plusvalía generada por la clase obrera, o sea enriqueciéndose a costa del trabajo ajeno y el oprobio de las condiciones de vida que ello significa para millones de obreros.
La burguesía monopolista ha cerrado filas en torno a las reformas laborales. Las asociaciones empresariales los Ceos, las gerencias de bancos, los analistas económicos, los analistas políticos, ponen el énfasis del devenir futuro de la economía en nuestro país en las reformas que se necesitan para “competir en mejores condiciones, para atraer inversiones, para generar empleo, para desarrollar la argentina” ¿Quién no ha escuchado o leído esas frases hechas? , ¿Quién no se ha aburrido con fundamentos tan profanos y tan propios de una clase en decadencia cuyas mentiras se huelen antes de emitir palabras?
Tal como en la campaña electoral intentan presentar sus necesidades privadas de mayor ganancias en beneficio de los trabajadores. Te exploto en beneficio tuyo -dicen los burgueses y la cofradía de cotorros que arriman fundamentos para justificar sus políticas-. Para ello han centralizado su ofensiva en esta cruzada contra la amplia mayoría de los obreros y por medio del disciplinamiento exponen no solo fundamentos muy rudimentarios que se chocan de frente contra la realidad que viven en carne propia los trabajadores, sino al mismo tiempo ponen en primer plano que el centro donde gravita toda la acción política se da precisamente en la industria y en la producción, en el enfrentamiento a estas políticas de los monopolios.
Las elecciones y todo el circo que las secundan apuntan a darle legitimidad a la gobernabilidad y al carácter reaccionario y extorsivo del los planes de superexplotación de la burguesía monopolista contra la clase obrera y la amplia mayoría de los trabajadores asalariados. Sin embargo mal que les pese las necesidades del capital los llevan a poner de relieve que ésta es la realidad que está determinando al resto de la situación política y con ello colocando en un lugar casi ilegitimo a las elecciones y el devenir de su democracia burguesa. Sirvan como botón de muestra estas expresiones de la corporación monopólica de la industria automotriz en nuestro país, Adefa, publicado ayer en El Cronista.
“La mano de obra directa en la cadena de producción es entre el 30% y el 40% de la brecha, con diferencias en salario y en productividad. El costo de la mano de obra en dólares por auto es 40% más bajo en Brasil y 80% menor en México. Es decir que si en la Argentina ese costo es 100, en Brasil es 57 y en México, 20%»
En cuanto a la mano de obra, las propuestas de los empresarios apuntan a realizar acuerdos con los sindicatos para reducir el ausentismo (del 3%) y adecuar los convenios colectivos. Sobre este punto, el trabajo plantea la subdivisión del convenio colectivo por servicios (Smata); permitir el desarrollo de polivalencia entre puestos de trabajo y áreas; revisar los incentivos, premios y bonos en relación a cumplimientos de objetivos de calidad, productividad y ausentismo; modificar el adicional por antigüedad; que el tiempo de comedor no integre la jornada de trabajo; implementar un banco de horas; revisar el costo de la ART; una disminución de cargas sociales, entre otras medidas.
La comparación salarial y productiva que realizan más allá de la confiabilidad de sus cálculos, más las medidas a tomar parea reducir salarios e implementar sus planes, deja al descubierto por donde pasa el eje de la gobernabilidad y sus planes. Frente a ello no dejarlos gobernar es más que una consigna, es la organización de las bases en una expresión político sindical revolucionaria que desde la iniciativa independiente desarrolle el enfrentamiento que ya no es electoral es de clase contra clase. No votar y profundizar y extender las organizaciones propias y legítimas de los trabajadores es el camino ineludible para avanzar en un proyecto revolucionario.