“La Nación” el periódico vocero de una de las visiones más reaccionarias de la burguesía monopolista, el día 18-08-2017 publicó un artículo titulado El necesario aumento de la edad jubilatoria con el que intenta fundamentar tal iniciativa que, desde hace tiempo, recorre los pasillos del Congreso Nacional.
Como siempre hace la reaccionaria clase dominante, miente, da vueltas las cosas y argumenta mostrando una intención de satisfacer supuestas necesidades para la población cuando en realidad esconde el verdadero objetivo de intensificar la productividad y reducir la masa salarial para obtener mayores ganancias.
Iniciando sus ¿sólidas? argumentaciones, el artículo comienza diciendo que “Los ocho millones de personas que trabajan formalmente en el sector privado y pagan impuesto sostienen a 20 millones que reciben aporte estatal”.
A partir de esta primera frase y, luego, todo el artículo, se basa en fijar la idea de que hay una pesada carga de trabajadores no aportistas que los ocho millones que están en blanco deben sostener con los descuentos jubilatorios que mes a mes se les hacen y que ello es insostenible.
¡Primera mentira! Aclaremos que los trabajadores somos 20 millones en cifras redondas, según el INDEC, y sostenemos a TODOS los habitantes de este país. Incluidos los parásitos burgueses que se llevan la parte más importante de la torta y que no aportan absolutamente nada de sus ganancias para el país, porque lo que dicen que aportan lo retienen del salario de cada trabajador para dárselo al Estado luego de haberle ganado intereses bancarios a esa masa de dinero.
También viven del trabajo ajeno todos los funcionarios estatales, los cuadros gerenciales y “gerencias” sindicales, los religiosos sostenidos por el Estado, las fuerzas armadas y de seguridad y aquellas personas que reciben subsidios miserables para subsistir.
“¡Pero el artículo habla de aportes al sistema jubilatorio que no hacen 20 millones!”, podría escucharse recriminarnos. ¡Segunda mentira! Al respecto, nosotros aclaramos que los famosos aportes que no se hacen no deben imputárseles a trabajadores en negro que es lo que intenta manipular el texto. Más bien son la parte de salarios que los patrones retienen por cada trabajador de esos 20 millones y que, en un caso, no descargan en la ANSÉS, aprovechándose de que se trata de trabajadores en negro, y en el caso de los trabajadores en blanco, descargan mal y a destiempo, una mínima parte sin tocar sus ganancias, para lo cual cuentan con la vista gorda del gobierno de turno, las leyes laborales, y todo el aparato Estatal.
Sigue argumentando el artículo: “Los sistemas previsionales de reparto han sufrido en el mundo el fenómeno de un aumento más rápido de la cantidad de jubilados que de aportantes.” … Se ha prolongado la vida, se ha mejorado la salud…bla, bla, bla. Con ello se quiere demostrar que es necesario que se prolongue el tiempo de trabajo. ¡Otra gran mentira! Y van…
Nada dice de blanquear a los trabajadores en negro con lo cual se aumentarían los aportes jubilatorios. Nada dice del aporte de los patrones reduciendo sus ganancias, lo cual aumentaría los fondos. Según esta idea que nos quieren imponer, los 8 millones que sostienen a todo el sistema previsional deberían sostenerlo por más tiempo. ¡Qué hermosa solución burguesa! ¿En dónde quedarían las oportunidades laborales para los jóvenes que necesitan trabajar? ¿Cómo se concilia una mayor edad para trabajar cuando en la producción de la gran industria y, en general en toda la producción que se pretende con la intensificación de la productividad, en diez años se deteriora la vida útil de cualquier trabajador al que se busca reemplazarlo en forma inmediata por gente más joven y de menores ingresos? Todo esto es contradictorio. ¿Acaso no habría mayores aportes jubilatorios aumentándose los salarios de todos los trabajadores? Mentiras y más mentiras burdas.
Finalmente el artículo menciona de refilón el negocio de las ART y aboga, sin pelos en la lengua, por la restitución de dicho sistema de jubilaciones privadas. ¡Acá está el caracú deseado que el hueso envuelve y que no se deja ver a simple vista!
La pregunta es, si es tan complejo para el Estado el sostenimiento del sistema jubilatorio, ¿por qué podría ser tan simple para el sistema privado? La respuesta es simple también: la masa de dinero que se recauda estaría, sin intermediación de funcionarios estatales que requieren de sus comisiones y entre los que se producen desvíos de los fondos, en manos directas del capital financiero que podría disponer de ella lisa y llanamente sin que ningún “vuelto” se quede en el camino.
Podríamos seguir develando las mentiras arteras de las que se valen para reducir aún más la masa salarial y apoderarse de mayores ganancias a cambio de una vida más insoportable para quienes dependemos del trabajo para poder vivir.
Hemos tirado abajo sus argumentaciones para justificar la elevación de las edades jubilatorias con simples razonamientos que no se salen del marco de su propio sistema. Pero eso no significa que estemos de acuerdo en nada de lo que el sistema sostiene, porque todo hace agua y las razones con las cuales hemos volteado cada una de sus fundamentaciones son las que han levantado ellos mismos como supuestas soluciones. Con ello sólo queremos demostrar las contradicciones insalvables que una u otra “solución” encierra en sí y, también que en el marco de este sistema no hay solución definitiva y racional al problema jubilatorio amigable con una vida digna.
Por eso es que a cada movimiento que quieran hacer debemos oponerle nuestra rotunda negativa con movilización, unidad y lucha sin cuartel, porque nada de lo que intenten va a ser en nuestro beneficio.