Mientras se da una guerra mediática, con el gobierno tratando de desvirtuar y tapar el sol con un dedo, haciéndose el desentendido por la desaparición del joven Maldonado, tirando múltiples versiones mentirosas para ver si puede escapar a la responsabilidad que le compete y dar así respuestas de lo sucedido a todo el pueblo argentino, éste, con la más amplia movilización del pasado viernes, salió contundentemente a las calles poniendo en blanco sobre negro que lo único que le interesa es la aparición con vida de Maldonado, señalando con el dedo al gobierno como el verdadero responsable de esta desaparición forzada.
Muchas cosas han dicho y dirán los periodistas estrellas de las clases dominantes, prestándose a triquiñuelas, inventando hipótesis, pretendiendo llevar confusión a nuestro pueblo. Pero se equivocaron, porque más allá de la dominación y su jueguito de la democracia burguesa, en Argentina, las muertes por causas políticas no tienen cabida. nuestro pueblo no le da ningún margen, y si quieren matar, el precio que tienen que pagar es muy alto. La conducta lamentable de la burguesía y sus voceros pretenden vanamente tomar por estúpido a todo un pueblo.
La más amplia movilización expresada el último viernes en cientos de ciudades tapó con tierra todas las especulaciones y oportunismos, profundizó la crisis política de la burguesía haciéndola descender varios escalones, como sucedió con el 2×1 a los genocidas.
Son fascistas de alma y les encantaría implementar el fascismo, pero para recurrir a ello hay que tener con qué. No solo alcanza el poder de las armas. Ello es intrascendente y está supeditado a una fortaleza política, donde el engaño tenga el apoyo activo de un amplio espectro de la sociedad, pues podrá haber sectores de las masas que hayan creído sus mentiras, pero son esos mismos sectores -que al igual que todo el pueblo argentino- rechazan cualquier tipo de violencia y no dudarían en repudiar la desaparición de Maldonado de saberse toda la verdad. Es decir, estos gobiernos legales pero ilegítimos están solos, muy solos, a pesar de cierto apoyo electoral, y no se animan a desacreditar a la única fuerza real que les queda, que son las fuerzas represivas como sus guardaespaldas. Por eso se aferran a la mentira.
Pero el pueblo en la calle, como debe ser, puso las cosas en su lugar y le bajó el pulgar a toda intentona criminal de las clases dominantes. Este hecho pone a la vista que si los planes de la burguesía monopólica solamente cierran con represión, que vayan sabiendo los poderosos que en nuestro país no les será nada fácil, pues la superestructura política burguesa, sea del signo que sea, está condicionada por la conciencia de nuestro pueblo y ya sabe lo que le espera.