El actual gobierno se puso nervioso al ver que el desprestigio y rechazo de innumerables sectores del pueblo crece. Y no nos referimos solamente a los sectores que se expresan en un estado de movilización y lucha por un reclamo especifico, sino en la opinión «en la calle» de las más amplias mayorías, sobre todo en una franja importante de votantes que les creyó en un comienzo.
Y tal nerviosismo no es para menos. Desde los intereses que representan tienen la necesidad de hacer negocios rápidos a costa de más sacrificios que caigan sobre las espaldas de nuestro pueblo (que en realidad es lo que ellos definen como gobernabilidad). Las mentiras se les cayeron de la estantería y eso les termina resultando letal.
Hablar del por qué una gran franja de sus propios votantes les comenzó a dar la espalda, se torna repetitivo. Pero es así: una situación económica cada día más calamitosa, que tienen que padecer los argentinos, mientras ellos nadan en abundantes ganancias. Pero al perder credibilidad, se ven empujados a mas y nuevas mentiras, que lejos de confundir aclara mas aún sus reales objetivos.
Por un lado, se cansaron de cuestionar el populismo y la respuesta que dan a tal populismo es mas populismo… Pero esta vez, caricaturesco, y por otro lado, toman medidas y conductas cada vez más autoritarias en el terreno político, terminando de arrasar a la ya maltrecha democracia burguesa. Así lo son los DNU, anticonstitucionales, porque las medidas que toman (mas allá de las formas, los decretos) tienen contenidos jurídicos, técnicos y legales, violatorios de las propias leyes burguesas.
Populismo y autoritarismo son una auténtica aventura política.
Esto es una mala copia de Macri, que trata de imitar a sus líderes mundiales como Macron, presidente de Francia, cuando en su campaña electoral se centró en el ataque al populismo, pero ni bien ganadas las elecciones, impuso la reforma laboral para después ir a las Naciones Unidas, donde desarrolló todo un discurso en defensa del combatir el calentamiento global y toda la responsabilidad que les correspondía a ellos en ponerse a la vanguardia para detener tal flagelo (creado por el mismísimo capitalismo). Y fue más allá, habló en defensa de los inmigrantes y de la necesidad de desarrollar el África…
Es decir, la oligarquía financiera define sus necesidades económicas a nivel planetario y los gobiernos a su servicio que se arreglen, y ahí el circulo se les achica cada vez más no les queda ni margen ni recursos políticos y se les limitan -incluso- en los recursos represivos.
Y ahí está Macri, tratando de hacer una mímica a los supuestos estadistas del mundo globalizado, pensando que este es un pueblo domesticado y termina el gobierno haciendo una lectura de la política solamente súper estructural y por lo tanto superficial, donde todo lo mide desde las posibilidades electorales, agarrándose de lo que tienen a la mano, en sus disputas palaciegas, trabándose en riñas con desprestigiados sindicalistas llenos de plata que la hicieron, haciéndoles favores a los propios monopolios.
Como es el caso de Moyano y otros impresentables. Se ven obligados a romper pactos porque la lucha de clases los apremia y recurren así a un populismo que -como decimos- los desnuda mas aún, viéndose obligados a pantomimas como la de sacar a los parientes de los ministros de los cargos públicos, y toda una serie de fuegos artificiales tratando de recuperar el terreno que «perdió» y que pierde cada día. Todo para tapar conductas impropias que ellos mismos «cuestionaban» desde un punto propagandístico, pretendiendo confundir a la opinión de las mayorías laboriosas de nuestro pueblo.
Simultáneamente, el gobierno lanzó en febrero una nueva ofensiva, tratando de golpear a los trabajadores, sobre todo en sectores Estatales, produciendo una ola de despidos. Van mezclando grandes negociados para lo cual necesitan avanzar en un disciplinamiento a los trabajadores.
Casos como el del INTI y el acuerdo ya firmado con un grupo español denominado Tecnolia para entregarles en bandeja el negocio, o el de Fadea, que se queda como dueño Embraer, de capitales brasileros.
Pero la lucha de los trabajadores del INTI, el Tabacal, Rio Turbio, Azul, Rio Tercero, trabajadores de Cargill y así, un sinnúmero de pequeños y grandes enfrentamientos, preparan el terreno de lo que se vislumbra. Esto termina empantanándolos y poniéndoles un palo en la rueda, haciéndoles difícil sus políticas populistas. Pues hoy, todos los conflictos terminan en el terreno político y se les escurren de las mano esa gobernabilidad que tanto necesitan y desean.