El gobierno y “su” carpe diem

 (“Carpe diem”: “Aprovecha el día, no confíes en el mañana”. Odas del poeta romano Horacio, 65AC).

A pesar del paso de los años (de más de dos mil) el poeta en mención parece seguir dando letra a una clase dominante apretada por los tiempos de negocios. Muy lejos quedaron frases como el “fatídico” sueño americano, capaz de enamorar a millones de seres. Sociedades enteras se educaron pos segunda guerra mundial con la idea de la lejanía de crisis. Por el contrario, su lema era vivir el presente para asegurarse el futuro. Había una “conciliación” entre ambas. Pero la vida actual y el sistema capitalista en su fase de Estado monopolista “prefirieron” volver a los tiempos del poeta de Roma, pero en vez de odas y poesías que expresaban un sentido muy amplio de la frase, hasta aliviador del espíritu de esclavos y esclavistas, los capitalistas asimilaron que después de la crisis del 2007-2008 había que “aprovechar el día y desconfiar del futuro”.

Este gobierno aplica el carpe diem en todos los planos: el político, económico e ideológico. Está a la altura de lo que es el sistema capitalista en el mundo globalizado. Negocios rápidos lo asocia al “aprovechar el día”, no importa que la fragilidad política siga en aumento… “no confíes en el mañana”, propio de la anarquía de este sistema.

Hay fuertes avisos de que las cosas no funcionan y el arco político monopolista lo está advirtiendo. Aliados “incondicionales” de Macri son muy duros a la hora de la crítica, cuando desde diciembre y producto de la lucha de clases, el gobierno tuvo que retroceder varios casilleros. Admite una inflación superior al 15%, admite que hay que salir de la recesión y admite que en los diferentes ministerios la puja se ha hecho muy dura. Caputo-Sturzenegger, irreconciliables en sus intereses.

Es el propio presidente el que se debe exponer al escarnio público.

Carpe diem en política monopólica es hacer negocios hoy, caiga quien caiga y cueste lo que cueste. Hablamos del cierre de fuentes de trabajo, mayor productividad, empeorar las condiciones de las mayorías explotadas y oprimidas. Este gobierno lo hace sin pensar en un futuro del que “no confía”.

Los costos políticos los está pagando, pero sus ganancias son abrumadoras; pegan y siguen pegando, esa es la exigencia del mundo globalizado. Pero a la vez están asimilando que los pueblos del mundo -y el nuestro en particular- desean vivir “el hoy” para asegurarse “el futuro”, trasciende al poeta romano Horacio y “acerca posiciones” del presente y el futuro de la humanidad.

Cuando el día viernes pasado la bolsa en nuestro país cayó casi un 6% y en EEUU un 2.5% varios diarios lo dieron como un viernes negro. Ayer lunes se ratificó que la tendencia fue un aviso, una advertencia que las burbujas de las acciones sobrevaloradas recordaban épocas recientes de la burbuja inmobiliaria. El fantasma de una nueva crisis capitalista -sin salir de la anterior- toca el timbre de los primeros movimientos oscuros que se anuncian de infinitas maneras. La época de tasas cero o negativas está dando paso a la elevación de las mismas. En este contexto Argentina y Turquía son los países más expuestos de un nuevo contexto que se anuncia para quedarse.

Nuestro pueblo, golpeado por despidos, por mayores injusticias que se viven, resiste y se envalentona. Aparece  en escena el histórico debate que envuelve a nuestra clase obrera casi desde su formación:

Hablamos de propuestas de “institucionalizar” dentro del sistema el mejoramiento del mismo o profundizar la independencia política de la clase obrera y el pueblo, haciendo honor a las mejores tradiciones que se fueron cimentando hacia la lucha por el poder.

Esto es lo nuevo, lo que aparece, lo que está haciendo pie en mil batallas, en debates cotidianos, en la aparición de la memoria  revolucionaria, en la lucha contra el populismo y el reformismo.

Entendemos que -aún aisladas- estas expresiones comienzan a tener cuerpo en pequeñas y grandes batallas. Pero lo esencial es que aparecieron, que se vuelven a recoger esas tradiciones clasistas. Están pesando y comienzan a quebrar al aparato burocrático -empresarial.

Como decíamos anteriormente, el contexto internacional de profunda crisis política y el contexto nacional de resistir el embate de los monopolios producirá momentos de grandes tensiones sociales que permitirán pasar a una nueva calidad del enfrentamiento clasista.

¡Hay condiciones para no dejarlos gobernar! La clase dominante lo sabe y se aferra a su “carpe diem”.

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