La crisis política que por estos días atraviesa el gobierno y la clase dominante es el factor determinante de tremendo anarquismo económico que genera el sistema capitalista.
¿Por qué el gobierno minimiza la crisis política y pone en primer plano la crisis económica?
Cuando esto sucede, de lo que se trata es de ocultar la lucha de clases; parecería ser que todo se complica por factores de crisis internacionales (suba de la tasa en EE.UU.) o puja de intereses interburgueses.
Pero éstas son verdades a medias que se exponen de una y mil maneras, mientras nuestro pueblo parecería estar en un estado de simple “observación” de las contiendas por arriba.
No es nueva esta situación. En definitiva, para la clase burguesa, nuestro pueblo debe acatar los lineamientos democráticos emanados desde las instituciones del Estado, “curiosamente” en manos de lo más concentrado del capital. Es decir, una democracia representativa que delega la deliberación de la actual situación a representantes que votarán en favor de uno u otro sector del verdadero poder monopolista.
Pero la lucha de clases no puede ser derogada por decretos o vetos presidenciales, como amenaza el oficialismo. La lucha de clases le ha puesto el cascabel al gato. El gobierno ha caído en la cuenta que hay un cambio de situación en el pueblo y ha llegado tarde. Por estas horas sólo atina a medidas económicas, y recién está asimilando que por ese camino toda salida será frágil e inestable… Pero están obligados a actuar en una sola dirección y eso hacen.
Han entendido que hay crisis política, pero de allí a asumir que para resolverla se necesitan espaldas anchas hay todo un trecho, lo que lleva a este gobierno a tener un alto vuelo aventurero.
Macri no ha dado la cara, pero el gabinete económico está expuesto y envuelto en disputas donde el frente burgués -de hecho- ha tomado medidas políticas según su interés y cada uno recorre el propio camino que sugiere el negocio. Entonces sí tomaron la política de resguardarse y jugar fuerte en la tormenta desatada.
Es que nuestro pueblo ha elevado la conciencia política cimentada en su larga historia de lucha, conquistó todo lo que pudo conquistar ante la furia de la burguesía monopolista, de sus avanzadas en los procesos de concentración económica, pero a pesar de la ausencia aún de una salida política, no extiende cheque en blanco a ningún representante elegido en las urnas cada cuatro años. Ese “principio” rige y erosiona cualquier capital político del poder.
La tolerancia popular es cero y esa disposición en los últimos días se aceleró notablemente. Se siente, se intuye que a esta administración la podemos jaquear, que es posible quebrar sus pretensiones de gobierno autoritario para imponer su proyecto.
Toda medida de carácter económica recibirá una respuesta política por parte de la población y ella se expresará en más enfrentamiento y en la calle, con plena movilización.
La semana entrante, los reclamos que vienen de abajo serán infinitos. Pero el veto presidencial a un freno a los tarifazos politizará la situación a un grado superlativo.
Es en este contexto en donde por abajo, en cada lugar de trabajo, barrio, universidad, escuela, hay que organizar toda la movida a las medidas económicas, pero esencialmente políticas. Nada de lo que vendrá de arriba será un alivio a la vida de todos nosotros. La garantía es la unidad más amplia por abajo, que vaya consolidando años de acumulación, capaz hoy de asestar una embestida que eleve la calidad política de la lucha revolucionaria de las más amplias masas.