En el punto más álgido de la crisis vivida en esta última semana, la cual aún no fue superada, a pesar de lo que nos quieren hacer creer, se escucharon argumentos del gobierno y de todo tipo de analistas tratando de explicarnos las causas y las vías de salida del atolladero. La frutilla del postre la dio el ministro de economía quien, con inocultable nerviosismo ante las cámaras de televisión, se hizo el distraído y atinó a decir que la pauta inflacionaria prevista por el gobierno se mantiene en el 15% y que programarán una disminución del déficit fiscal que, aunque se cuidó puntillosamente de aclararlo, apuntará indudablemente a una disminución de los ingresos de la población laboriosa.
Lo nota común y homogénea dentro de tanto enfrentamiento a muerte entre sectores burgueses monopolistas que, en un verdadero aquelarre de sálvese quien pueda, disputan enormes porcentajes de ganancia en medio de la tempestad, fue que todos sin excepción quienes abordaban el tema lo hacían desde el punto de vista técnico económico.
Los argumentos eran: “el dólar ha aumentado en todo el mundo por la suba de tasas en Estados Unidos pero en Argentina pegó más fuerte porque nuestro país está más expuesto debido a la gran deuda dada en un contexto de déficit fiscal enorme el cual, a su vez, se vio incrementado por la misma. Eso ha contribuido a la devaluación del peso en forma aguda y, en consecuencia, incrementó los porcentajes de inflación”.
Todos coincidieron en el “diagnóstico”, aunque en las responsabilidades y en las “recetas” para superar el problema, cada uno tenía, ¡y tiene! su propia fórmula para resolver el problema, como es de suponer, según su propio interés mezquino tal como nos tienen acostumbrados los dueños del capital. A tal punto que el “remedio” hallado por el Estado fue el aumento al 40% de las tasas de interés, lo cual actuará en contra de los ingresos de los trabajadores y el pueblo, agrandará el déficit fiscal, desalentará la producción y el mercado interno, contribuirá a una recesión y, aunque parezca contradictorio, acelerará la inflación entre otros efectos. Lo único que favorecerá, es el incremento de fabulosas ganancias para los monopolios. ¡Sus recetas aumentan nuestra enfermedad!
Pero detengámonos en el diagnóstico en el que no hubo diferencias entre analistas, politólogos, economistas y periodistas a sueldo, sean del signo político al que perteneciesen aunque algunos sean oficialistas y otros de una supuesta oposición.
Según esto, Argentina tiene una deuda de 295.503 millones de dólares con un PBI anual de 554.107 millones de dólares, lo cual representa una incidencia del 53,32% de la deuda sobre lo producido en un año[1]. A primera vista esto pareciera muy grande y en verdad lo es. Pero si comparamos estos números con los números de los países llamados desarrollados los argumentos que sirven a propios y extraños para explicar técnicamente desde lo estrictamente económico por qué en nuestro país estos aumentos del dólar generan tanta inestabilidad, se desvanecen, y muestran claramente que lo que nos dicen no son más que mentiras tan solo comparables con la mendacidad de la “ciencia” económica burguesa que no es tal y que sólo encubre la defensa del sistema capitalista sobre un andamiaje falso, burdo, amañado e interesado en ocultar la verdad, tal como es la ideología de esa clase, falsa como la existencia de duendes.
Veamos algunos números difundidos por la misma fuente: Estados Unidos tiene una deuda de 19.959.114 millones de dólares contra un PBI de 19.390.604 millones de dólares, lo que representa una incidencia de 107,17% de la deuda sobre el PBI. ¡El doble de la incidencia en nuestro país! España 1.292.714 millones de dólares de deuda contra un PBI de 1.314.589 millones de dólares (98,30%). Alemania tiene una deuda de 2.364.059 millones de dólares contra un PBI de 3.686.606 millones de dólares (64,10%), el Reino Unido tiene una deuda de 2.274.443 millones de dólares contra un PBI de 2.627.140 millones de dólares (87,70%), Francia tiene deuda por 2.506.167 millones de dólares contra un PBI de 2.584.305 millones de dólares (97%), Italia adeuda 2.556.574 millones de dólares contra un PBI de 1.939.621 millones de dólares (131,80%), Japón está endeudado en 11.664.882 millones de dólares y tiene un PBI de 4.949.272 (235,63%).
Entre los países “desarrollados”, paradójicamente, el que tiene los números comparativos que más se asemejan al nuestro, es Suiza con una deuda de 289.918 millones de dólares con un PBI de 678.968 millones de dólares (43,34%).
Ahora veamos los déficits fiscales que informa la misma publicación: Estados Unidos 780.642 millones de dólares, España: 40.932 millones de dólares, Reino Unido: 50.714 millones de dólares, Francia: 67.038 millones de dólares, etc. Todos los países desarrollados con excepción de Alemania, sostienen un déficit enorme. La incidencia entre déficit y PBI en el caso de Estados Unidos es de -4,19% y la de Argentina es de -6,36%.
Para no seguir abundando en cifras, sólo diremos que comparativamente, los números no justifican la terrible devaluación del orden del 10% en sólo algunos días operada entre $20 y $ 22 por cada dólar, ni la inestabilidad económica que hace temblar a toda la burguesía.
¿Qué es entonces lo que justifica tamaño desbarajuste?
Sin lugar a dudas, la causa de la inestabilidad es de índole política y acá presentamos los números para desmentir todo el relato que se teje alrededor de lo que está pasando en nuestro país.
Y esa inestabilidad de orden político se debe a la sostenida lucha que los trabajadores y sectores populares mantienen desde hace tiempo contra las medidas que aplican el gobierno y los monopolios, incluso por cuenta propia, dirigidas a depreciar los ingresos (salarios) de los trabajadores y sectores laboriosos del pueblo.
Esa inestabilidad pone en vilo los porcentajes de ganancia de los grandes capitales, y es por esa razón, que intentan identificar esa situación con la propia situación del país, queriendo hacernos creer que el peligro de las disminuciones de esos porcentajes de ganancias es perjudicial para todo el pueblo.
¡Mentira y más mentiras! La disminución en sus ganancias, significa recuperación de nuestros ingresos y ésa, es la síntesis de la lucha de clases que quieren ocultar.
[1] Datos correspondientes a los años 2016 y 2017 publicados en la página española www.datosmacro.com