El gobierno de los monopolios está desesperado por avanzar con la reforma laboral. En menos de seis meses, esta es la segunda vez que presenta el proyecto en el Parlamento burgués, esta vez en un “paquete de tres” que incluye sendos proyectos referidos a la cuestión.
Claro es que en el justicialismo, según dichos de los propios integrantes del bloque “opositor”, aspiran a llegar a buen puerto como resultado de las negociaciones con el gobierno. Nosotros sabemos que nada se puede esperar de la partidocracia burguesa, que acuerda por atrás de los trabajadores, que somos el verdadero “pato de la boda” de la planteada reforma laboral.
Ellos, la clase dominante, atraviesan por una crisis estructural y proponen salir de la misma como habitualmente intentan hacerlo, es decir, aumentando los niveles de explotación que soporta el pueblo trabajador. Por eso vienen haciendo todo lo posible por aumentar los niveles de productividad achatando la masa salarial y empeorando por lo tanto, día a día, las condiciones de vida de los trabajadores y sus familias, que vemos cómo el aumento generalizado de los precios licúa su ya de por sí los magros salarios. Y en ese sentido, la propuesta de la reforma laboral le resulta esencial a la clase dominante para aumentar sus ganancias. Veamos a los tres proyectos propuestos en esta “tanda”, a los cuales más adelante se agregarán otros nuevos:
1. Este proyecto se refiere al establecimiento de un régimen de regulación del empleo no registrado. Lo cual supone condonar todas las deudas de seguridad social por capital, intereses y multas para aquellas empresas que decidan blanquear a sus empleados, y sin que los mismos puedan iniciar acciones penales en contra de sus patrones. Se trata, lisa y llanamente, de un perdón generalizado para las empresas. No es otra cosa este llamado “blanqueo laboral”.
Pero el punto más urticante de este proyecto es el referido a la indemnización por despido: se pretende modificar la ley de Contrato de Trabajo, excluyendo de la base salarial para el cálculo de la indemnización el aguinaldo, premios, bonificaciones y compensaciones y/o reconocimiento de gastos que el empleador pudiera efectuar a favor del empleado. Lo cual significa simplemente que despedir a un trabajador, de aprobarse esta ley, va a ser mucho más barato para el empresario burgués. En este sentido, la creación de un Fondo de Cese se encuentra en una zona gris, pues no queda en claro si los aportes a dicho fondo provendrán sólo del empleador. Además, ese dinero sería, en principio, transferido a los sindicatos, que lo administrarían a gusto y placer, y vaya uno a saber por los periplos que deberá transitar el trabajador para cobrar su indemnización.
2. El segundo proyecto hace referencia a la llamada capacitación laboral o pasantías, entendidas en el marco de programas de transición entre el sistema educativo y el mundo del trabajo. Esto conllevaría a profundizar la precarización laboral, pues las pasantías no serían pagas y por lo tanto el ingreso de los pasantes como mano de obra gratuita pone en riesgo los puestos de trabajo ya establecidos. Con más énfasis se puede sostener este análisis si, según lo tratado en el punto uno, va a resultar mucho más barato despedir a un empleado, dado el nuevo cálculo que se propone para las indemnizaciones por despido. Ya hemos tratado en notas anteriores que la llamada Secundaria del Futuro, por ejemplo, apunta a esta cuestión. También se agregarían, según el proyecto del gobierno, muchos graduados de la Educación Superior. A este posible sistema, lo llaman pomposamente Sistema Nacional de Formación Laboral Continua.
3. El tercer proyecto lleva por título Agencia Nacional de Evaluación de Tecnologías de Salud (AGNET). Se trataría de crear un organismo descentralizado que decidiría acerca de la realización de estudios, evaluaciones de administración de medicamentos, técnicas y procedimientos clínicos y de tratamiento, destinados a la prevención y tratamiento de la salud de los trabajadores. Este organismo tendría autarquía financiera, con lo cual la administración de esos fondos sería más que dudosa, no quedando en claro, nuevamente, la participación de los sindicatos en esta Agencia. Las sospechas se acrecientan en cuanto al destino de estos fondos, sobre todo si se considera que quieren empalmar estos “beneficios” con las prestaciones del sector público y el Programa Médico Obligatorio, que deja mucho que desear en cuanto a la cobertura de las necesidades de la población en términos de salud.
En suma, estos tres proyectos de reforma laboral atentan contra la calidad de vida del conjunto de los trabajadores, profundizan el nivel de explotación y favorecen ampliamente a los dueños de los medios de producción, a quienes el gobierno de los monopolios, garante y gendarme de los intereses de la clase dominante, beneficia con estas pretendidas medidas que el pueblo seguramente saldrá a resistir en las calles, los lugares de trabajo, los centros educativos y los barrios.
La única reforma laboral real para el conjunto de los trabajadores será aquella que promueva el pueblo trabajador en lucha, poniendo el acento en la conquista de una vida digna; pues, como reiteramos siempre, si todos lo producimos todos lo decidimos.
La única salida para este atolladero que detiene el progreso de la humanidad es la señalada en el camino de la lucha de clases, que inexorablemente conducirá a una nueva sociedad, la sociedad socialista.