La nueva oleada de movilizaciones frente a las políticas hambreadoras del gobierno en las que la clase obrera está asomando con un protagonismo diferente junto a cada vez mayores sectores de trabajadores, estudiantes y vecinos en general, instalan la lucha de clases en un nivel superior.
Nuestro Partido, junto a otros revolucionarios, comienza a transitar un nuevo desafío poniéndose al frente de la dirección política, del tejido de la unidad y el impulso de la construcción de las organizaciones políticas de masas que contribuyan a la formación de un gran ejército político de masas nacional.
Esta nueva fase del desarrollo revolucionario, nos trae nuevos problemas y nuevos retos. Se conmocionan todos los factores que se presentan en la contienda con la burguesía monopolista y su gobierno y, por consecuencia, también los conceptos y las formas orgánicas que nacen al calor de las luchas en las que prenden cada vez más las ideas revolucionarias. Todo se vuelve viejo y lo nuevo que amplía los horizontes borrando los vetustos límites de fases anteriores, dan un nuevo marco extendiendo y ensanchando el terreno de la unidad.
La influencia de las ideas revolucionarias va transformándose en dirección política revolucionaria en donde las más amplias masas, yendo por el camino de la independencia política de los partidos que quieren llevarla al negocio electoral, en cada lugar encuentran la posibilidad de hacer realidad sus demandas, por medio de lucha, la unidad de acción y el enfrentamiento a las políticas de saqueo que ejerce la burguesía con su gobierno hambreador.
Este momento exige un compromiso superior en donde cada persona movilizada tiene un trabajo y una responsabilidad que cumplir y eso debe ser impulsado en cada lucha principalmente por los revolucionarios con nuestro Partido a la cabeza.
El programa de acción y lucha que estamos llevando a cada sector del pueblo, expresa las aspiraciones a conquistar por parte de las grandes mayorías laboriosas:
- Salario mínimo y jubilación mínima igual a la canasta familiar. Aumento ya del 40% .
- Frenar y hacer retroceder los tarifazos. Basta de aumentos de precios e inflación.
- Defender los derechos laborales y sociales conquistados por los trabajadores.
- Ampliar los derechos políticos de la clase obrera y el pueblo frente al crecimiento del autoritarismo.
- Extender y profundizar el ejercicio de la Democracia Directa.
- Impulsar organizaciones de base estables que se constituyan en referentes locales para motorizar estos objetivos políticos y el ejercicio de la Democracia Directa.
Estas necesidades y aspiraciones populares se expresan sin duda en cada una de las movilizaciones que se suceden a diario a lo largo y ancho del territorio nacional. Estos ejes de acción política hoy es necesario no sólo esgrimirlos como estandartes sino que se trata de ejercitar las acciones de masas necesarias para lograr materializarlos en cada lugar concreto y en el ámbito nacional pues es nacional y político el contenido de los mismos.
El gobierno y la burguesía monopolista, cada vez más debilitados e inmersos en su crisis política, titubean, se estancan y retroceden ante el embate decidido del movimiento de masas, que los obliga a realizar paréntesis en sus objetivos de achatamiento de salarios y saqueos a los ingresos populares para sostener la tasa de ganancia media que perpetúa su enriquecimiento.
La lucha de clases se tensa y ya cuenta con gérmenes de dirección política revolucionaria aportados por nuestro Partido y el concurso de organizaciones de base populares que nacen y se desarrollan al calor de las luchas.
Es necesario saber que cada paso dado tanto en la movilización, la lucha y la organización, como en la unidad, son pasos de acumulación de fuerzas y de construcción de poder que contribuyen al acercamiento a esa instancia crucial de la revolución. Y esos plazos se acortan si persistimos en este rumbo.
La burguesía monopolista puede retroceder por la acción de la fuerza popular, y sus gobiernos, tanto el actual como el próximo, serán condicionados. Es posible que en esa lucha también podamos reunir la fuerza suficiente como para echar a éste o a otros gobiernos promonopolistas, pero aunque ello se logre, no constituirá aún la resolución del problema del poder, pero sí condicionará fuertemente al gobierno siguiente.
En cada acción en la que se imponga la voluntad del movimiento de masas en la lucha, deberemos no sólo impulsar las organizaciones permanentes, embriones del poder popular y el nuevo Estado socialista, sino que también deberemos contribuir al desarrollo de la consciencia social en que ello no sólo fue conquista de un objetivo político determinado, sino también acumulación de poder que debe multiplicarse e institucionalizarse como expresión genuina de la voluntad proletaria y popular en su tránsito revolucionario hacia la conquista del poder del Estado.