Para poder hacer un análisis del conflicto desatado ayer en Aeroparque, irremediablemente debemos partir del claro y expreso objetivo de los monopolios y el gobierno que los representa: los negociados en el proceso de concentración económico por un lado y una vuelta de tuercas en la súper explotación de los trabajadores por el otro.
El primero, que los grandes negocios queden en manos de los mas rápidos y poderosos capitales sobre otros ya sea absorbiendo y/o eliminando competidores en el negocio, el segundo “achicar costos” a costa de la reducción salarial y mayores sacrificios a los trabajadores en el desarrollo de sus tareas. Todo lo demás es propaganda de la burguesía para aislar a los trabajadores o especulaciones de tipo electoral… venga de donde venga.
En cuanto al proceso de concentración, claro está que Aerolíneas Argentina y Austral, son una piedra en el zapato para el famoso plan de cielos abiertos donde las famosas “LowCost” son empresas que aspiran a quedarse con la cabeza del león. Por un lado se trata de borrar del mapa las aerolíneas de bandera para liberar las rutas aéreas más rentables al sector privado. Pero además, las condiciones laborales de los trabajadores de Aerolíneas y Austral son muy superiores a los convenios implementados por empresas privadas.
Para poder avanzar en la flexibilización de los trabajadores aeronáuticos resulta indispensable avanzar en la flexibilización de los convenios de Aerolíneas y Austral. Por eso, el primer paso es vaciar aerolíneas, desprestigiarla e ideologizar a la opinión pública de que es una carga para el Estado y, por ende, afirman lo pagamos todos los argentinos, las falaces declaraciones del Presidente Macri que “con lo que le cuesta al estado se pueden hacer dos jardines de infantes por día” van en esa línea.
Un aspecto claro del vaciamiento que no se puede calificar de otra manera que una nueva gran estafa, es la puesta en venta de 22 aviones de Austral (de los 26 aviones que posee la compañía, 22 son propios) con el pretexto de renovar la flota y la salvedad que ese dinero se utilizaría también para pagar deudas, siendo que la nueva flota seria adquirida por “leasing” -negocio financiero de por medio con una cadena de intermediarios-.
El CEO de la empresa declaró, sin embargo, que los cambios en la flota se encuentran sujetos a los acuerdos que puedan abordar con los gremios para ajustar las condiciones laborales de los aeronavegantes y personal de mantenimiento. Si a esto le agregamos que el directorio de Aerolíneas devolvió dos aviones Airbus de largo alcance, alegando que los cambiaría por modelos más modernos, pero que no se pudo reponer por “falta de acuerdo con los gremios”, lo cual entre una cosa y otra tales aviones no están más. Lo de Austral y los 26 aviones sin dudas tendrá el mismo destino, una enorme rueda para hacer negocios rápidos con el capital de la empresa estatal, facilitando su liquidez con el “leasing”, luego no nos extrañe que salgan a decir que “alquilar es un despropósito económico” y liquiden el capital de la empresa.
Para ser más claros, las líneas aéreas Flybondi, Norwegian, Lasa y Avianca (empresas privadas) reciben subsidios del Estado y rebajas de impuestos. Dentro del ataque a las condiciones laborales de los trabajadores se ven seriamente afectados aspectos que hacen a la seguridad aérea y la salud de los trabajadores Aeronauticos. Los tiempos de descanso entre una actividad de vuelo y otra se verían afectados con los cambios en las leyes nacionales de aviación que actualmente los regulan. Por otro lado pretenden ser modificados drásticamente los CCT; convenios que en realidad la empresa hace rato ha dejado de respetar, haciendo caso omiso incluso a la propia legalidad de este sistema.
Además empresas y Estado pretenden eliminar las certificaciones de los trabajadores de mantenimiento y de los tripulantes: esto significa que, en el caso del control de los aviones, se disminuyen en cantidad y además se permitiría que sean ejecutados por personal no capacitado en el área específica de la aviación. Aquí solo exponemos una pequeña parte de la infinidad de conflictos por los cuales se encuentra atravesado el sector, y ni hablar de los enormes subsidios estatales directos e indirectos que obtienen las empresas privadas FlyBondi, Norweigan, Lasa y Avianca: de sus bolsillos, el pueblo trabajador paga el festín de estas aves de rapiña.
Motivos para un conflicto sobran como en todo el resto de los trabajadores y el pueblo, y las empresas de aviación no están afuera, quizás en tal sentido vuelve a ponerse en el tapete el tema de las metodologías: Allí aparece la independencia de los trabajadores y su capacidad de decidir para no terminar en una lucha de aparatos en que todo termina en la funcionalidad de los grandes negociados.
Si no se contempla el protagonismo de los trabajadores, se resuelve por arriba y así se pierde contundencia y legitimidad cuando el reclamo es totalmente justo. Los grandes conflictos se ganan con grandes huelgas, sin ninguna duda: avanzar en el protagonismo de las asambleas amplias y masivas, donde la gran masa de trabajadores sea la artífice de las discusiones, decisiones y ejecución de las medidas de lucha; donde la masividad se imponga a las decisiones tomadas desde las “cúpulas” sindicales.
Al agigantar la democracia directa se gana en masividad, y con ello la posibilidad de quebrar la correlación de fuerza a favor de los trabajadores.