Para ellos, la educación es un NEGOCIO. Para nosotros: UN DERECHO

En el ámbito de la Educación, el año se está cerrando con la decisión inconsulta, arbitraria y en una fecha “propicia” para impedir (según cree entender el Ministerio de Educación de CABA y el Gobierno porteño) cualquier tipo de organización y lucha para hacer frente a la medida del cierre de 14 Escuelas de Comercio Nocturnas y 7 Bachilleratos Nocturnos (con la pretensión de que para el 2022 se complete el cierre de las 32 modalidades nocturnas en forma escalonada). Decimos inconsulta y arbitraria porque cualquier reforma en el sistema educativo debe ser discutido por la comunidad educativa, todo lo demás es autoritarismo puro.

En este contexto es bueno recordar que allá por el 2012, cuando los alumnos de secundaria de las distintas orientaciones (artística, media, técnica, comerciales, bachilleres) tomaron 60 escuelas con motivo de la reforma de la curricula en escuelas técnicas, uno de los reclamos iniciales era para preservar el tuno noche porque ya, desde entonces, proponía cerrar el gobierno porteño encabezado por Mauricio Macri como Jefe de Gobierno y Esteban Bullrich como Ministro de Educación (que de educación no sabe nada ya que es Licenciado en Sistemas, y Master en Administración de Empresas). En ese momento el ataque contra el turno noche era sobre las escuelas Técnicas, hoy, sobre los Comerciales.
Más allá de lo terrible de esta medida debemos analizarla en el proceso general de cambios que están implementando, y que pretenden profundizar aún más: desde la UNICABA, el cierre de los IFTS o la mentada “Secundaria del Futuro”.
Los planes educativos se han cambiado a lo largo del tiempo bajo el principio general de formar mano de obra acorde a las necesidades del capital para cada período histórico del capitalismo. A todo ello debemos sumarle que hoy en día, bajo el dominio hegemónico de la oligarquía financiera todo es pasible de convertirse en negocio, por ende en ganancias; y la educación se ha convertido en un mercado donde ya no interesa qué se enseña ni cómo se enseña, sino qué se gana. Estamos frente al negocio de las PLATAFORMAS EDUCATIVAS. Y, en consonancia con un negocio, el Ministro/a de Educación no tiene por qué saber de educación sino de negocios (recordemos que la Ministra Soledad Acuña nunca dio clases, dicho por ella misma). Soledad Acuña es Licenciada en Ciencias Políticas.
El monopolio GEMS EDUCATION de Sunny Varkey aterrizó en Argentina en el 2015. De hecho a poco de haber asumido como Presidente, Macri se reunió con Varkey en Davos. El programa de Varkey se llama Programa de Liderazgo e Innovación Educativa. Casualmente el Ministerio de Educación porteño pasó a llamarse MINISTERIO DE EDUCACIÓN E INNOVACIÓN.
Es en este contexto que tenemos que analizar todas las medidas educativas que este gobierno está tomando. La Secundaria del Futuro no es más que esto: una plataforma educativa, un aula con sillas de colores, un mini cañón y una pizarra para escribir con marcador (que se lo tiene que comprar cada docente, vale aclarar). Todo pasa por la plataforma educativa: la planificación viene preconfigurada y el docente no puede incluir ningún contenido que no figure allí; lo que se evalúa son “capacidades y competencias” en los alumnos, no más saberes; ya no interesa si quiera pensar cuáles son las mejores estrategias cognitivas para desarrollar distintos aspectos del pensamiento; en la infinidad de cursos de capacitación para que los docentes aprendamos a manejar esta plataforma nunca se habló ni se habla de contenidos, de cómo enseñar mejor, de estrategias de enseñanza-aprendizaje. Sí se nos exige que los alumnos trabajen solo en proyectos y con un resultado final para mostrar vía alguna herramienta o aplicación web o tecnológica, las cuales los docentes debemos aprender más allá de la disciplina que enseñemos: los alumnos deben saber primero cómo hacer un power point, o un padlet, antes que el contenido propio de una asignatura.
En este contexto no se necesitan más docentes que dominen un área del conocimiento específica, docentes comprometidos con los saberes que la historia de la humanidad generó hasta hoy, sino docentes “ligth” que manejen plataformas diversas, “tic’s” y aplicaciones de diverso tipo para “entretener” un ratito a los pibes en la escuela, convirtiendo a estas en grandes guarderías por un lado y fuente de negocios por el otro. De ahí la necesidad de eliminar los profesorados y crear una universidad única donde se preparen a los nuevos docentes con estas herramientas que necesita el negocio de las plataformas educativas.
¿Para qué mantener escuelas nocturnas abiertas si son un gasto desde el punto de vista de la numerología burguesa? ¿Para qué mantener esas escuelas si pueden montarse negocios desde las plataformas virtuales, y explotar a un docente por cada 150 o 200 alumnos virtuales en lugar de 30 presenciales? ¿Acaso importa la educación de un sector social –en este caso, mayores de 16 años- que no constituye un negocio? ¿Acaso tiene importancia el papel social que cumple la escuela nocturna, la posibilidad de estudios para sectores de la población vulnerables desde este punto de vista? A los negocios del gran capital no le importan los más elementales derechos a la educación pública que nuestro pueblo ha sabido conquistar a fuerza de sangre y fuego, muchísimo menos los salarios y la fuente de trabajo del personal docente y no docente de las escuelas nocturnas. No, lo único que les interesa es rasguñar más plata de la olla de nuestra dignidad.
A esta altura del año el gobierno no esperaba que la comunidad educativa se pudiera movilizar seriamente, sin embargo, cerrar escuelas es algo muy sensible para la conciencia política de nuestro pueblo, y tocaron una fibra que no ha podido tocar ningún gobierno desde la vuelta a la democracia: tras el anuncio del cierre, se vienen sucediendo montones de asambleas por escuela, votando medidas de fuerza como movilizaciones, adhesión a los paros convocados por los gremios, semaforazos y, sobre todo, sobre las escuelas secundarias camina el fantasma de que “con esta resolución, las clases el 2019, NO EMPIEZAN”.
Hay un salto en calidad en el estado de ánimo de los docentes, la bronca acumulada por todos los ajustes que se vienen implementando en materia educativa va buscando una válvula de escape. La autoconvocatoria vuelve a brillar en la forma de asambleas por escuela, asambleas de escuelas de un mismo barrio y asamblea de las 21 escuelas afectadas. La voluntad y la iniciativa de hacer despunta en el espíritu de la comunidad educativa, pronosticando más tormenta para el gobierno de Macri, más dificultades para los negocios del gran capital, y más desafíos para un pueblo que en la lucha va buscando la salida a toda la miseria de este sistema.

PARA ELLOS, LA EDUCACION ES UN NEGOCIO.
PARA NOSOTROS, UN DERECHO.

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