En esta ocasión de fin de año queremos mandar un caluroso saludo a nuestra clase obrera y el pueblo, en un momento histórico de la lucha de clases sumamente difícil y complejo, por la dolorosa situación a la que nos viene sometiendo la burguesía monopólica, plagada cada vez de mayor súper explotación, hambre y miseria.
El momento actual no es algo nuevo, que nuestro pueblo no conozca, o que signifique que en algún momento de la historia haya experimentado la rotura completa de las ataduras de la dominación burguesa. Pero sí es cierto que hemos experimentado momentos de alza y conquistas, que nos colocaron en situaciones menos oprobiosas que las actuales, donde logramos equiparar las correlaciones de fuerza en el terreno político. Y con ello, nuestras vidas fueron menos tormentosas, por lo menos en el terreno económico, pero principalmente en lo político e ideológico, lo cual nos producía (producto de la lucha, de ganar las calles), la alegría que manifiestan siempre los pueblos, de las conquistas logradas con la lucha y el impacto que genera para ir por más.
Todo con connotaciones que atravesaban a los más amplios sectores, elevándose en todos los planos, ya sea organizativos, políticos, sociales y culturales. Siendo el fenómeno de la masividad y la unidad el sello distintivo que le imprimía contenido y crecimiento en la conciencia, de lo que significa un pueblo en la calle luchando por su libertad y sus derechos.
Pero tampoco es un momento de derrota, muy por el contrario, es un momento de acumulación de fuerzas, de resistencia activa y abierta, donde la burguesía lanzó todas sus fuerzas, hasta donde le permitió su debilidad política, pero al mismo tiempo con la urgencia histórica de sus necesidades, de sostener su tasa de ganancia. Pero tal ofensiva, como todas las ofensivas que se empiezan, si no se logra el objetivo al que se aspira, se terminaron empantanando, y el retroceso tiene el destino de catástrofe. Pues si no logra su cometido, se encuentra obligada a un desbande que es en última instancia el fruto de la resistencia de su oponente, en este caso, nuestra clase obrera y el pueblo.
Este fue un año plagado de miles de batallas que no fueron precisamente las de las grandes plazas, salvo algún particular hecho como la movilización por la Ley del aborto legal. Reinaron los aparatos bien alineaditos, y ahí es donde cometió el gran error la burguesía monopolista, de creerse que esa era la resistencia. Porque la gran metástasis la tienen en lo más profundo de cada fábrica, cada localidad, barrio, escuela, en el pensamiento de millones de hogares, en donde en este fin de año no se habla de otra cosa que no sea de lo mal que se está, y que hay que ponerle punto final a estos sátrapas explotadores. El odio de nuestra clase obrera y el pueblo va en cada vaso que se brinde en todos los rincones del país.
Los ajustes que se plantean y las reformas que necesitan para seguir obteniendo ganancias, como parte de su ofensiva, no tiene ningún sustento político, ni siquiera de los sectores más atrasados. Es más, nunca lo tuvieron. Pero entre las mentiras, las falsas opciones y la ausencia de una seria alternativa se animaron a su desafiante verborragia “que ningún gobierno hizo lo que nosotros sin que se tengan que ir»… Pero se equivocan, pues tomando sus propias palabras, donde lo esencial es invisible a los ojos pertenecen a un tiempo donde había condiciones para el fascismo. Eso hoy está a años luz, salvo que crean que les da el cuero para eso, pues nuestro pueblo también cree en la plaza de Mussolini como destino final para los fascistas.
Por lo tanto, la moneda está en el aire. Nadie puede predecir ningún desenlace, pero si hay algo objetivo, es el desgaste de su arremetida contra la clase obrera y el pueblo. Y es ahí donde es preciso prestar atención y poner todas las energías, pues por cualquier hecho hasta intrascendente, aparentemente nuestro pueblo va a lanzar su puño histórico, ganando las calles tirando por la borda todos los pactos de gobernabilidad y especulaciones de todo índole, que ellos consideren en el marco de su legalidad, y no en la legalidad y legitimidad del pueblo insurreccionado.
Este 31 por la noche, sin ninguna duda, será una de “las asambleas por sector” más gigante y numerosa del país, donde no sólo estará la condena de nuestro pueblo a este gobierno sino su destino. AL GRAN PUEBLO ARGENTINO ¡¡¡SALUD!!!