Un año que comienza y promete grandes definiciones en el camino que nuestro pueblo debe transitar hacia su liberación del yugo de la superexplotación de la burguesía monopolista.
Las tendencias irreversibles del propio sistema de producción capitalista a la reducción de la tasa de ganancia, conduce aceleradamente a todo el sistema a su bancarrota mundial, de la que Argentina no escapa.
La oligarquía financiera, porfiada sostenedora del sistema basado en la explotación del trabajo ajeno de masas gigantescas de productores obreros y trabajadores en general, no encuentra variantes y aplica cada vez menos fórmulas diferenciadas para contrarrestar los efectos inexorables de esa ley que rige todo el sistema de producción.
Las variantes políticas que en el pasado fueron utilizadas, las cuales le sirvieron para confundir a los sectores populares, fueron cayendo una a una, como si fueran fichas de dominó, con una aceleración inusitada generando situaciones políticas y sociales que no le permitió respiro a esa clase dominante. Pero, al tiempo que se fueron achicando los espacios para el ejercicio de la mentira y la confusión provocada desde los gobiernos de turno, se ha producido en el mundo y, particularmente en nuestro país, un acelerado y profundizado proceso de concentración que ha empobrecido violentamente a los trabajadores.
El más reciente argumento levantado por las distintas variantes de las expresiones políticas burguesas, en las que se incluye a la “izquierda” del sistema poniendo como enemigo a un supuesto “neoliberalismo” como el enemigo a combatir. Fue derrumbándose al propio ritmo que le impuso la lucha de clases y las necesidades burguesas de contrarrestar la disminución de los porcentajes de ganancia.
Tal como venimos sosteniendo en estas páginas y en todos nuestros instrumentos de propaganda revolucionaria, no hay variante política dentro del sistema que pueda favorecer la satisfacción de las necesidades y, menos aún, las aspiraciones populares a una vida digna.
Los espejismos de diversos caminos fueron desapareciendo y hoy aparecen más nítidamente dos rumbos contrapuestos y únicos. El sostenimiento del sistema o su ruptura revolucionaria a manos de la unidad obrera y popular.
El llamado electoral de la unidad y lucha contra el supuesto neoliberalismo, coloca al proletariado y al pueblo, a la cola de la variante supuestamente beneficiosa del populismo que intenta generar expectativas en que un gobierno burgués inclinado hacia el desarrollo de la producción, utilice los recursos generados por el trabajo de la clase obrera argentina y pueblo laborioso a favor de sus intereses.
Ante el estrepitoso fracaso de la variante gubernamental del llamado macrismo, que hoy es odiado por las mayorías populares, y que no pudo disciplinar a los trabajadores para que aceptaran mansamente las medidas de ajuste en todos los planos que necesitaban para mantener los porcentajes de ganancia deseados, toda la burguesía monopolista hará esfuerzos para encontrar la veta de un nuevo intento de engaño. El problema con el que se van a encontrar en este nuevo año, es que son tantas las divisiones y supuestas medidas políticas para resolver la ecuación mediante engaños ya descubiertos por el pueblo, que les será muy difícil unificarse en una sola y contundente variable política que se imponga decididamente para garantizar la gobernabilidad.
Todo este cóctel social y político, exige a los revolucionarios de todos los destacamentos que están trabajando en las bases proletarias y populares, principalmente a nuestro partido que, aferrados a los principios ideológicos de combate contra el sistema y el desarrollo de la lucha por el poder, avancemos en la organización y unidad de todos los obreros y sectores populares contra toda variante por derecha o izquierda que intente poner bajo el ala de cualquier corriente burguesa las expectativas del pueblo. Esta unidad de clase es mucho más grande y amplia que toda unidad mentirosa contra un tipo de gobierno que ensaye la burguesía monopolista.
La independencia política y la unidad basada en la acción contra cualquier política que intente sostener el sistema capitalista, arregrarlo, enmendarlo o embellecerlo, y la lucha implacable contra todas esas variantes en el seno mismo del movimiento de masas, será la garantía del avance proletario y popular, a la vez que significará un desgaste mayor direccionado a la muerte de las pretensiones burguesas monopolistas de sostener el sistema.