Como venimos señalando, estos días especiales en el cierre de un año que termina y el inicio del 2019, no lograron disimular el telón de fondo de lo que está ocurriendo en las entrañas de nuestro pueblo, esa especie de tensión que precede a la tormenta.
Las “Fiestas” no han ocultado la profundización de la crisis política y la agudización de la lucha de clases está a la orden del día. El escenario cambia a diario, con nuevos cruces y declaraciones, en un incesante redoblar de apuestas y de pases de factura de todo tipo.
La subordinación del aparato estatal a los designios e intereses de los monopolios, en un contexto de feroz lucha interburguesa a nivel mundial, aprieta aún más el cinturón que oprime a los trabajadores y el pueblo.
Las pretensiones de imponer más ajuste y un “cepo” a las paritarias en 2019 choca frontalmente con las aspiraciones a una vida digna, y el enfrentamiento es inevitable, por encima de la voluntad de sus protagonistas.
La disputa se centra en el plano esencialmente político, lo que está en juego es quién ajusta a quién: los monopolios vienen por nosotros, y nosotros vamos contra ellos, contra su Estado, su gobierno, su orden institucional, y toda la mascarada de jerarcas sindicales, reformistas y oportunistas, que le hacen de cola al barrilete.
Los “planes” de la burguesía monopolista para los trabajadores se basan en un achatamiento del salario y un aumento de la productividad, mientras que para el conjunto del pueblo pretenden una restricción del consumo y un incremento de la presión impositiva.
Esta vuelta de tuerca del ajuste capitalista, aspirando a tirar sobre nuestras espaldas los costos de su crisis, tiene que abrir un debate político superior en cada lugar de trabajo, en cada mesa familiar, en cada encuentro, buscando respuestas al qué hacer.
El terreno ganado en esas “pequeñas” batallas locales, el grado de unidad, solidaridad y organización, precisa expandirse a un plano superior, y esa es la tarea primordial que tenemos por delante.
Es aquí donde los revolucionarios y todos los destacamentos de vanguardia de los trabajadores y el pueblo tenemos que jugar un papel fundamental para aportar a resolver ese desafío.
Plantarnos frente a esta lacra inhumana y decadente implica contar con un proyecto político propio, que unifique nuestras aspiraciones y fuerzas a nivel nacional; con el protagonismo colectivo y el involucramiento de todos, y para eso es clave la consolidación de las ideas y la acción revolucionarias.
Surgido desde lo cotidiano, asentado en las organizaciones independientes, tiene como sustento la experiencia acumulada en años de lucha. Si somos los trabajadores el centro de los planes de los monopolios, debemos ser los trabajadores el centro de los planes del pueblo.
Debemos tomar en nuestras manos las necesidades políticas del conjunto, poniéndonos a la altura de las responsabilidades comunes. Y para eso debemos precisar las tareas, estableciendo por dónde empezar.
La responsabilidad de la clase obrera en darle forma material a ese plan político popular, se agiganta. Con el impulso de un movimiento obrero revolucionario que fogonee y dirija el fortalecimiento de la unidad y organización popular, avanzando sin tregua en la unidad más amplia con el conjunto de los trabajadores, con los estudiantes, vecinos, con el pueblo entero, es el camino que debemos recorrer.
En diversos conflictos protagonizados por los trabajadores ya han aparecido señales que podemos transitar ese camino, que aparece a la luz una nueva camada que va al frente y se involucra directamente, que unifica los reclamos logrando quebrar los planes empresarios, y a la santa alianza de gobierno-empresas-sindicatos.
Desde esas experiencias, y sobre todo del estado de ánimo y esa bronca contenida en el seno de la clase, se consolidan las bases para la unidad política de los trabajadores, y la unidad política de todo el pueblo, que son dos vertientes que se combinan y alimentan mutuamente, y que debemos motorizar con pasos firmes y decididos.
El año que recién termina nos ha dejado importantes enseñanzas que aportan en la búsqueda de una salida revolucionaria a la crisis del capitalismo.
Que este 2019 esté marcado por la irrupción política del proletariado, poniéndose al frente de los reclamos y las aspiraciones de todo el pueblo, y consolidando una herramienta que muestre un horizonte político a la lucha contra los monopolios y sus gobiernos.