«Este 8 de marzo, yo paro»

“Una piba no aparece y todos dan su opinión; que andaba sola y pa la joda, fijate cómo se vistió… La mujer siempre es culpable, hasta de su propio dolor, que no educó al asesino… Maldita sociedad, qué lo parió!!!…” (Del cuplé de la cárcel “Los prejuicios”, de la murga uruguaya “Doña Bastarda”)

Cuando todavía no ha transcurrido la cuarta parte del año ya contamos más de 50 femicidios y travesticidios; y hablamos con mucho dolor del hecho de haber obligado a parir a niñas de 11 años. Y podemos seguir enumerando la cantidad de casos en los cuales el Estado, junto a sus instituciones deliberadamente incompetentes, ejerce violencia frente a mujeres, lesbianas, travestis, trans e identidades no-binarias.

Entendiendo violencia como cualquier forma de abandono e indiferencia ante los problemas que éstas atraviesan; llámese las muertes que se podían haber evitado en casos en los que habían denuncias realizadas por las víctimas en reiteradas oportunidades; la violencia obstétrica que se ejerce con total impunidad en hospitales y clínicas; la trata; los abortos clandestinos, el acoso y la explotación laboral, donde las compañeras junto a sus compañeros se empiezan a organizar.

Ante la desidia y el abandono del Estado y sus instituciones, sólo nos queda la organización colectiva desde abajo.

Estamos en una etapa de cambios profundos en cuestión de género, pero todavía falta mucha deconstrucción social para terminar con el machismo impuesto desde hace siglos por el sistema de explotación del ser humano.

Las mujeres empezamos a organizarnos, a perder el miedo; encontramos con otras compañeras la contención y la empatía ante casos muy graves, para juntas salir adelante. Exponiendo las maniobras de este sistema capitalista y patriarcal que ya, desde el plano ideológico y cultural, choca con las nuevas generaciones y deja al descubierto y expuesto sus planes.

Porque no sólo somos mujeres que vendemos nuestra fuerza de trabajo teniendo relación directa en la producción, o sea en generar plusvalía para las empresas, sino que cumplimos un rol muy importante en la sociedad como gestantes e intentan disciplinarnos obligándonos a ser «buenas mujeres», «buenas madres», “buenas esposas», utilizando sus herramientas de desinformación para dejar en claro cómo quieren aplicar su poder de dominación y de propiedad sobre las mujeres. Y nos someten a una doble explotación. Hasta nos obligan a parir aunque hayamos sido violadas y manipulan nuestros derechos como pueblo al no aplicar la ley de Educación Sexual Integral.

LA LUCHA ES DE CLASES.

Hay distintos colectivos de género en los cuales se tratan desde distintos puntos cada problemática. Y para nosotros, todos merecen nuestro respeto. Pero apuntamos a la unidad por que la lucha debe igualar a las millones de mujeres, proletarias o no, que abrazan esta causa. Entendiendo que frente al ajuste, los tarifazos y las distintas reformas que el gobierno está aplicando, y otras que pretende aplicar, se las puede doblegar únicamente con organización y movilización, unificando todas las demandas de nuestra clase obrera y nuestro pueblo

Los de arriba no van a ceder en sus privilegios, y los de abajo tenemos que ir por nuestras conquistas.

En este año electoral, en el cual se utilizarán para campañas vacías recursos del pueblo, millones y millones desperdiciados que podrían ser utilizados para mejorar nuestras condiciones de vida, ninguna de las “propuestas electorales” plantea soluciones de fondo a nuestros problemas.

Por eso, reafirmamos que debemos ser parte de la más amplia movilización y organización desde abajo, desde nuestros intereses de clase, para aportar a la lucha popular y derrotar los planes de los monopolios.

Como mujeres revolucionarias decimos… «este 8 de marzo yo paro».

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