La revista Forbes, de amplia difusión a nivel internacional y especializada en finanzas y negocios, realizó una dura advertencia acerca de la situación económica en nuestro país: “Argentina está a un paso del colapso económico”.
Argumenta las siguientes razones: el nivel de endeudamiento, que alcanza en términos de deuda pública el 77,4 % del PBI (Producto Bruto Interno) y la fuga de capitales, que crece minuto a minuto, en el marco de una economía fuertemente especulativa. Si leemos la nota con detenimiento, las mencionadas razones pueden tener una cierta “lógica” si se analiza la cuestión con los conceptos y las herramientas propios de la burguesía monopolista: el gobierno de Cambiemos no tuvo otra opción que tomar deuda en los organismos internacionales de crédito debido al desastre heredado de la administración kirchnerista, pero hete aquí que toda esa masa de dinero no fue volcada al aparato productivo, lo cual queda comprobado justamente por el aumento de la fuga de divisas que resulta de la especulación financiera (inversiones en letras del tesoro, corridas al dólar, etc). De este modo, y debido a la supuesta mala administración, a la corrupción y a la impericia de los funcionarios, llegamos a esta situación terminal que se encamina hacia otra crisis cíclica que prometería ser peor que la del 2001.
Pero detrás de estos diagnósticos con palabras grandilocuentes sacadas de los manuales de economía, la realidad del mercado los lleva inevitablemente a profundizar la ya irresoluble crisis económica a nivel mundial.
Los grandes grupos monopólicos, con sus esferas de inversión diversificadas en el sector industrial, financiero y de servicios, han sido los grandes ganadores. Con estas excusas que aduce Forbes retroalimentan una burbuja financiera de altas tasas de interés amasando ganancias multimillonarias. Así retiran sus capitales de la “esfera productiva” para ponerlo a jugar en la bicicleta financiera y, en el camino, centenares de pequeñas y medianas empresas –que son furgón de cola de los grandes capitales- se ven destruidas, con la consecuente baja en el consumo y la destrucción del salario. Pero el eje de la cuestión se encuentra desfasado.
Lo que no se dice en la revista Forbes, emblema de los grandes grupos económicos y del capital más concentrado, es que justamente el plan del gobierno era el de cumplir sin ningún reparo con los designios de esos grupos económicos concentrados.
Entonces, redefinamos: el plan apunta a mantener y aumentar la cuota de ganancia de las grandes empresas monopolistas, y eso supone necesariamente aumentar el valor de la tasa de plusvalor a través del deterioro del salario y la reforma laboral. Es decir, que los planes de la burguesía monopolista para nuestro país se están cumpliendo al pie de la letra.
En el marco de esta situación, es claro que ciertos grupos económicos pierden, y otros ganan. Esto es propio de estas guerras inter burguesas que disputan la hegemonía a nivel planetario.
Pero la revista Forbes, en un interesante párrafo, revela el verdadero estado de cosas y “se sincera” con respecto a esta cuestión: sostiene que el gobierno de Macri tuvo un acierto en el 2018, al superar la meta fiscal acordada con el Fondo Monetario Internacional. Por supuesto: se redujo levemente el déficit fiscal, gracias al feroz ajuste realizado en el personal del Estado de diferentes reparticiones y Ministerios. Ahí, la revista le pone un “muy bien 10” al gobierno y nos da la pista de lo que se busca: reducción del gasto público, achatamiento de la masa salarial, aumento de la productividad.
Es interesante este análisis que se deriva de la lectura “crítica” de un organismo de difusión propio del enemigo burgués, ya que a través de ciertos detalles que podemos extraer de la lectura de la nota, nos queda a las claras que la clase dominante arremete con fuerza contra los trabajadores y el pueblo, y que no hay un “capitalismo bueno” que pueda hacer las cosas de otro modo, conciliando los intereses de empresarios y trabajadores, bajo la vieja mentira de la armonización entre capital y trabajo.
Hoy vemos día a día cómo las y los trabajadores aumentan su nivel de organización para resistir este feroz embate, organizándose desde las bases y con un ejercicio pleno de la democracia directa y las libertades políticas. Por supuesto, no vamos a pedirle a la revista Forbes que se preocupe demasiado por estas cuestiones. De esto nos tenemos que ocupar nosotros, trabajadores y pueblo organizado.