“El problema de la Argentina somos los argentinos”, sentencia desde un video un supuesto empresario pyme que confiesa que su empresa va en picada, pero que votará a Macri.
El video fue subido a la cuenta de Instagram presidencial, por lo que se ratifica que ese es el discurso oficial que será uno de los ejes de campaña.
Pequeño paréntesis; nos preguntamos si habrá algún otro país en el mundo en el que un presidente afirme que los problemas de su país es culpa de sus habitantes… Pero bueno, no hace a la finalidad de este artículo responder esa pregunta.
Volviendo al principio. La frase aludida tiene varias aristas.
Por un lado la ideología dominante, que es la ideología de la clase dominante, permanentemente baja un discurso por el que se concluye que los problemas no son responsabilidad de los gobernantes. Muchas veces escuchamos a personas del pueblo afirmando frases hechas del tono: “tenemos los gobernantes que nos merecemos”; “la culpa es de los que lo votaron”; “somos un pueblo que nos llevan como rebaño” y otras tantas por el estilo. El mensaje que baja la burguesía en el poder, y que se vuelve “lugar común”, tiene como finalidad disfrazar, de los tantos disfraces que utiliza, la división de clases en la sociedad capitalista. Es decir que se le puede echar la culpa a cualquier cosa, menos a que la raíz de los problemas sociales, políticos y económicos es que un puñado de burgueses monopolistas se apropia de lo producido por el conjunto social. De esta forma se naturaliza la explotación del ser humano y tras ello todo el peso de la ideología dominante que, precisamente, es necesaria para sostener tal dominación.
Otro enfoque de la frase en cuestión nos lleva a concluir que la intención del gobierno de los monopolios es, además de lo expuesto anteriormente, transmitir que mientras los argentinos no estemos dispuestos a sacrificarnos, a estar mal hoy para poder estar mejor mañana, y toda esa catarata de frases hechas, los problemas del país no tendrán solución. Y si allí sabemos leer entrelíneas, la afirmación oculta de la frase es el reconocimiento, por parte de la burguesía monopolista, de que este pueblo es indomable a la hora de dejarse explotar y dominar como realmente ellos lo necesitarían para ser “un país normal y previsible”, como les gusta decir.
Entonces para la oligarquía financiera a la que se le hace dificultoso imponer en nuestro país políticas que en otros lugares del mundo han podido llevar a cabo, claro que el problema de la Argentina somos los argentinos.
Podría decirse cómo es que hacemos tal afirmación si, justamente, una de las frases más escuchadas por estos días es cómo se está aguantando tanta política de ajuste sin que el pueblo reaccione.
Pues bien, ese es otro lugar común que nos impone la burguesía. Hay múltiples factores por los que no se producen hechos como, por ejemplo, los de 2001; incluso, ha sido motivo de otras notas. El estado de movilización de masas tiene alzas y bajas y, en este último período en particular, esto ha sido así.
El tema de fondo, y el gran problema político que atraviesa la burguesía es que ellos necesitarían que estemos convencidos que de la crisis se sale creyendo en lo que ellos nos piden: sangre, sudor y lágrimas. Y allí es por donde no pueden avanzar, donde no pueden convencer, donde no logran la tan mentada estabilidad política que nos haga un “país normal”.
Así que es relativamente cierto que, para la burguesía monopolista, el problema de la Argentina somos los argentinos.
Y el gran problema del pueblo argentino es la burguesía que nos domina y que nos ha llevado a este desastre que hoy padecemos, y por lo cual es tan necesario construir una alternativa revolucionaria de la clase obrera y el pueblo.
Porque los gobiernos que hemos tenido, el actual y los que vendrán, representan a tal o cual facción de la burguesía monopolista. Son esa clase y sus gobernantes los responsables de la degradación y la decadencia de nuestro país.
De allí que, desde los intereses de la clase obrera y el pueblo, concluimos que la afirmación correcta es: el problema del pueblo argentino es sacarse de encima a la burguesía monopolista.