La imagen que acompaña a este texto es de 1920, en alguna aldea de la extensa Rusia. Se trata de un militante del Partido Bolchevique repartiendo el Pravda (La Verdad, en ruso). Es un profesional de la propaganda y la agitación. Cumple con la tarea encomendada por el colectivo al que pertenece. Sabe de la importancia estratégica de la difusión de las ideas revolucionarias. Sin importar condiciones o distancias el Pravda debe llegar hasta el último confín de la tierra.
Igual lo hicieron y lo hacemos los militantes de nuestro Partido, en los más de mil números que llevamos publicados de El Combatiente. Bajo las dictaduras o en las democracias. Desde la clandestinidad, la cárcel o el exilio. Con muchos recursos o con casi ninguno. En imprentas clandestinas o en legales. El PRT no dejó nunca de imprimir y distribuir su diario.
Partido revolucionario y periódico para divulgación de sus ideas son dos partes de un mismo todo.
Para encontrar la génesis de esta unidad dialéctica entre la organización comunista y su publicación hay que remitirse al surgimiento de la gran industria y la necesidad ineludible del sistema capitalista de lograr la alfabetización universal. La industria dio surgimiento al proletariado. Y este pudo existir, también, porque pasó por los procesos de escolarización y alfabetización. Es así que, proletariado y palabra escrita, vienen juntos desde el inicio de los tiempos modernos.
Por lo tanto, si un partido revolucionario pretende ser dirección política de la clase de vanguardia debe estar en consonancia y al tanto de las formas de lectura y escritura. Para así hacer llegar sus ideas a las más amplias masas.
Es una obligación política y una responsabilidad histórica ineludible de los hombres y mujeres revolucionarias perfeccionarse en las maneras de agitar y propagandizar las ideas surgidas de la ciencia marxista leninista.
A cada etapa del desarrollo del capitalismo y sus formas de producir en sus plantas más avanzadas, le corresponde una estructura de alfabetización. Pero, además, una manera de publicación de la palabra. La gigantesca socialización de la producción actual ha transformado a todo el planeta en una enorme fábrica. Todo vinculado por modernos y poderosos medios de transporte y comunicación.
Ellos no pueden dejar de socializar la producción. En consecuencia, no están en condiciones materiales de dejar de acumular cada vez en menos manos la riqueza generada por la humanidad.
Así mismo ocurre con la alfabetización y sus posibilidades de compartirla. Prueba de ello son las redes sociales. Jamás la humanidad tuvo tantas oportunidades de acceder a la producción escrita en seis mil años de palabra registrada. De los sumerios a Gutenberg. Nunca como ahora. Pueden encontrarse “gratis” en internet todas las obras de los clásicos o las novelas de moda. Y no solo eso. Los humanos pueden publicar sus ideas por escrito. Así, sin más. Si la imprenta representó un avance para la civilización, con internet nos encontramos ante un punto cumbre de la socialización del intelecto humano.
Pero como en el caso de la gran industria -como no podía ser de otra manera- toda esa socialización y “libertad” de palabras depende de un puñado de monopolios que con tan solo un click nos dejarían a todos sin palabra en sus redes. Y ese poder se los confiere la gigantesca centralización de la riqueza que genera tal universal colectividad escrita. Proporcionalidad inversa del Capitalismo Monopolista de Estado. A más socialización menos dueños de las riquezas.
Esta situación lectoescritora, única en la historia, puso a los marxistas-leninistas ante la disyuntiva de, nuevamente, qué hacer. La resolución no fue difícil.
Así como participamos día a día en la producción de mercancías en las fábricas vamos a involucrarnos en la distribución de la palabra estratégica y táctica que los revolucionarios tenemos para decir.
Desde hace diez años tenemos nuestra página web (prtarg.com.ar). Nueve años tiene nuestro Facebook (PRT Argentina). Más nuevos son nuestro Twitter (@PRTargentina) y la cuenta de Instagram (prtarg).
Desde allí también nos proponemos difundir «nuestro Pravda». A sabiendas que son redes construidas, desarrolladas y mantenidas por trabajadores de todo el mundo. Y conscientes que esas herramientas no existen porque los monopolios estén comprometidos con la difusión de las ideas, sino porque no tiene opción.
Y en esa contradicción vamos a hacer política. Política revolucionaria. Esparciendo y colaborando con otros a difundir desde allí las miles de luchas que los pueblos del mundo están dando por una vida diga. La particular forma que adopta el enfrentamiento de los trabajadores y el pueblo argentino contra los monopolios y las tácticas y estrategias que -a la luz del marxismo-leninismo- tenemos.
Nuestro objetivo es el mismo que tiene el camarada de la foto que publicamos al comienzo de este artículo: llevar las ideas de la revolución a cada confín de nuestro país.