El domingo 5 de mayo (casi en la madrugada del lunes) dos trabajadores más murieron en una planta de petróleo en Vaca Muerta, esta vez perteneciente al grupo Techint.
Cada vez que un trabajador petrolero muere en Vaca Muerta, lo primero que sale a la luz son las declaraciones del pope sindical del gremio del petróleo, Guillermo Pereyra. La referencia al accidente respecto de la negligencia y las impericias es lo primero. Luego viene un parloteo sobre la seguridad laboral y -posteriormente- un mea culpa y «el dolor» que estas cúpulas y la dirección de la empresa sienten por las muertes ocasionadas.
Toda una fantochada. Todo un redoble de palabras gastadas que quedan en el olvidobdespués de un tiempo. Pero que a modo de válvula de escape son expresadas en conferencia de prensa de forma inmediata, para que la cuestión se ventee y se disperse en el aire, tapando cualquier otra declaración contraria. El blindaje y la paz social de Vaca Muerta así lo exigen, así lo exige el capital monopolista, así lo exigen Shell, Tecpetrol, Pecom, Chevron, y demás corporaciones. Así lo exige la productividad y la reducción de costos, así lo exigen los inversionistas, así lo exige el gobierno a su servicio, así lo exigen sus formidables ganancias.
Todas estas exigencias supremas del capital no deben verse afectadas por los resultados y las consecuencias de un régimen laboral extenuante para la vida de los trabajadores. La paz social es el ser supremo. Y la muerte, producto del «libre albedrio» de cada obrero…
Por ello, los expertos en blindajes -el señor Pereyra y sus secuaces- hablan de impericias y negligencias, de inexperiencia, de muchachos recién iniciados… como para justificar y desdramatizar cualquier consecuencia jurídica contra los monopolios. Aunque no lo digan, culpan a los propios obreros y a sus errores “que se pagan con la vida” de los accidentes que les ocurren. Por ello, cuando hablan de seguridad laboral, insinúan que“Tal vez en el departamento de Seguridad e Higiene tengamos que trabajar de otra manera, interactuar con las empresas”.
Frente a ese desparpajo de los Pereyras, los gestos impolutos de gerentes y empresarios, y las declaraciones emitidas por ellos, no son pocas las denuncias que se han vertido.
Frente a este lamentable hecho, la esposa de uno de los trabajadores fallecidos expresó lo que está escondido bajo siete llaves: “Queremos aclarar que Cristian no era un «muchacho que recién comenzaba». Cristian Baeza trabaja en el rubro de hidrocarburos desde los 20 años. Fue operador de planta de gas durante años. Profesional, prudente y buen compañero. Actuó como se lo capacitó, con compromiso y pensando en la seguridad como un todo. Con un destino marcado que hizo que fuera víctima de la desidia y negligencia, que mal que les pese, sabemos que existe en buena parte de las operadoras y plantas. Cristian terminó dentro de un tanque rudimentario. Sin protecciones, señalizaciones, ni elementos que evitarán este mortal accidente. No había máscaras de oxígeno cerca, sin una escalera interna, sin elementos de rescate a mano. Con semejante negligencia y falta de prevención, no hubo forma de escapar a ese destino mortal. Lamentablemente otro joven compañero también perdió la vida, ambos dejaron en ese hueco oscuro, sus sueños».
Garantizar diariamente 70 millones de metros cúbicos de gas y 135.000 barriles de petróleo en Vaca Muerta implica ritmos de trabajo frenéticos o sea condiciones laborales inhumanas.
En este escenario, el sentido ideal y hasta romántico, -en boca de los burgueses y sindicalistas- de palabras como productividad y desarrollo, se desmoronan frente a una realidad que desnuda cómo se usufructúa al extremo la fuerza de trabajo, y cómo las condiciones impuestas por las llamadas instituciones representativas y sindicales están en función de las ganancias de los monopolios. Desnuda cómo la más brutal condición laboral y el oportunismo más vil, sirven también como plataforma para hacer negocios en desmedro de la clase obrera.
El sindicato del petróleo ahora devenido en una organización financiera y de seguros laborales, como un patrón más, asociado con los monopolios, el único interés que tiene es que los cuantiosos accidentes y las muertes no representen más que una anécdota en todo el boom Vaca Muerta. Es una vuelta de tuerca en el blindaje, porque, “El gremio va a manejar la ART, busca ese negocio”, denuncio el padre de uno de los trabajadores fallecidos y pregunta,“¿Por qué hacen esto cuando deben ser poderes opuestos, por qué permitimos que estas cosas pasen, que por el mismo canal vayan el agua y el aceite?”.
A buen entendedor pocas palabras.
Solo resta decir que todo este andamiaje es el que se lleva puesta la vida íntegra de cada trabajador, no sólo dentro de los lugares de trabajo sino, también fuera, no sólo muriendo sino, viviendo cada día peor. Puesto que la representación cabal de las contradicciones irreconciliables entre la clase obrera y el capital es este andamiaje, es el que tiene que ser barrido por una revolución obrera y popular.
Pero la lucha es en el presente y el torrente que liquide toda esta putrefacción debe encontrar los canales de organización y acción independiente desde ahora. Construyendo y enfrentando desde las bases mismas toda la política que nos lleva a mas sometimiento.
A medida que enfrentamos sus políticas construimos la fuerza que barra con toda esta inmundicia. A medida que hacemos prevalecer nuestros intereses como trabajadores construimos un sindicalismo independiente y revolucionario, vertebrado en las necesidades de una vida digna.