Las crónicas de los diarios comentarían (Ámbito Financiero 9/6/17) que en el marco del primer viaje de Mauricio Macri como presidente a EEUU, y fruto de “sus gestiones de inversión”, la firma NITRON cierra un acuerdo con PTP GROUP, para instalarse en la Zona Franca Santafecina, más precisamente en la ciudad de Villa Constitución, con una inversión que rondaría los U$S 40 millones.
Esta noticia -que en los medios nacionales ubicarían como el comienzo de la “lluvia de inversiones” prometida por el actual presidente-, (no nos vamos a detener a analizar lo que pasó después con esta promesa) dio comienzo a una lucha en esta ciudad del sur santafecino que ya lleva 2 años.
En el acuerdo que se llevó adelante se estipula que se depositarían allí 150.000 TN de fertilizantes sólidos y 60.000 de líquidos, con la promesa de cientos de puestos de trabajo y todos los beneficios que esto traería. Claro que rápidamente, los villenses, que de mentiras y engaños saben un montón, empezaron a investigar de qué se trataba esta “panacea”.
Empezaron a ver que esta empresa, por ejemplo, posee el 45 % del negocio de fertilizantes en Argentina, de allí la necesidad de este depósito. Que si bien la zona franca está situada en esta ciudad por su salida al río, su gran calado le permite la llegada de los barcos que transportan este material y su rápida distribución al MERCOSUR vía el Paraná, todavía no tiene puerto, por lo tanto. Los cientos de camiones que hoy descargan en la ciudad de San Nicolás, tienen que atravesar toda la ciudad para llegar al predio de la Zona Franca.
También, que este depósito está a escasos 150 mts. del barrio más cercano, a 300 mts. de la escuela de ese barrio, a 500 mts. del centro asistencial de salud que tiene el gremio de la UOM, donde se atienden la mayoría de los pobladores, y, sobre todo, que este material es altamente cancerígeno. Por lo tanto, su depósito y movimiento debe estar, por lo menos a 3.000 mts. de cualquier asentamiento urbano.
Otra cosa que vieron los villenses es que, en los pliegos de licitación, la empresa, lejos de la lluvia de puestos de trabajo que pregonaba el municipio para apoyar este negocio, solo ofrecía 6 puestos de trabajo, de los cuales hoy tiene solo 1 (UNO).
Esto dio lugar a una lucha encabezada por un grupo de vecinos, nucleados en la agrupación Villa Sin Venenos, que mediante la metodología autoconvocada y asamblearia, fueron organizándose para enfrentar este peligro.
Clases en las escuelas, juntada de 10.000 firmas para pedir una consulta popular, marchas multitudinarias (la última de 3.000 personas), charlas-debate sobre la peligrosidad de estos productos, etc., fueron algunas de las iniciativas de este grupo.
En el mes de marzo, ante el conocimiento de un permiso provisorio que la municipalidad le dio a la empresa Nitron, para descargar materiales (todavía no estaban los definitivos), los vecinos Autoconvocados deciden hacer una serie de actividades (festival, marcha, actos) que culminan en una asamblea, donde se decide instalar una carpa frente a la zona franca para impedir el paso de los camiones.
Luego de varias escaramuzas, llega la noticia que el sábado 4/5 estaría llegando a San Nicolás un barco con material para descargar con destino a la ZFS, y que entre 200 y 250 camiones estarían ingresando predio.
Toda la población se puso en alerta y el día 8/5 comenzó la descarga y el traslado, fue el comienzo de 24 hs. de furia como hacía mucho tiempo no se veían en la ciudad.
A las 20 hs. del miércoles ingresa un camión y rápidamente se hace un cordón humano frente a portón de entrada, la policía despliega sus fuerzas con escudos, bastones, etc. para permitir el ingreso de más camiones, pero la acción de los vecinos, en su mayoría jóvenes estudiantes, fuerzan el retiro de los camiones.
La organización que durante estos 2 años se fue gestando, comenzó a funcionar rápidamente. Compañeros que empezaron a llamar y mandar mensajes para que se acerque más gente, llamar a algunos medios (los medios más importantes de la zona, pagos por estos monopolios y sus cómplices políticos, siempre le dieron la espalda a esta lucha), quiénes y cómo hacer las barricadas, quién filma y sube a las diferentes redes sociales en directo, quiénes filman en sus celulares para almacenar, etc., todo estaba previsto.
A la media noche, y ante la aparente tranquilidad, se hace una asamblea y se decide dejar una guardia, ya que muchos al otro día trabajaban e ir a descansar, el que lo necesitaba.
Alrededor de las 2 de la mañana, comienza una represión contra los aproximadamente 40 vecinos que habían quedado, donde hubo balas de goma, bastonazos y gas pimienta para poder desalojarlos… Algo que en la zona no se veía desde los tiempos de la represión militar, donde, también impulsada por el poder económico de las multinacionales (Acindar, Vilber, Metcon-Ford) asesinaban y desaparecían a decenas de trabajadores villenses, que molestaban a los negocios de estas empresas.
Nuevamente se convoca a la ciudadanía y a las 2,30 hs. y un nuevo cordón humano hace retroceder a la policía y desvía los camiones una vez más. El festejo, la algarabía y la alerta se adueñó de la carpa.
Ante esto, desde adentro de la Zona Franca sale un camión que dejan atravesando la ruta provincial 21, cortando el tránsito, la respuesta del municipio y de la policía fue hacer de oficiales de tránsito desviando todo el transporte, durante 8 hs. por adentro de los barrios.
Esto explica claramente al servicio de quién están los políticos y la policía, por caminar por una vereda, nos reprimen. Ahora, ellos cortan la ruta con un camión atravesado y en vez de hacerles “al menos un infraccion”, los ayudan con la logística. Esto es lo que se escuchaba entre los vecinos.
Pasada la mañana empezaron a llegar cada vez más camiones, alrededor de 50 ya estaban dando vueltas o estacionados al ingreso de la ciudad y no podían descargar.
A partir de las 11, se desata un nuevo enfrentamiento, con más refuerzo de la policía y una multitud que ya estaba presente en frente del portón de ingreso. Jóvenes estudiantes, amas de casa, trabajadores de las empresas aledañas, comerciantes que cerraron sus negocios, jubilados, hombres y mujeres del pueblo dispuestos a enfrentar este nuevo embate de la policía y los camiones que nuevamente cortaron la ruta ya que estaban decididos a entrar.
Párrafo aparte para los camioneros, que en esta lucha tuvieron una gran actitud de no confrontar, al igual que los vecinos, entendiendo que es su trabajo, y en las diferentes escaramuzas, cuando la policía empujaba como ariete para que entren, al ver la firmeza del pueblo, eran ellos los que decidían (los camioneros) retirar el camión.
Lo que se vivió en esas horas que duró ese largo enfrentamiento es algo que va a quedar grabado en la cabeza de los que estuvimos y se va contar por muchos años. Desde la barricada humana, apuntalada por 5 o 6 filas de hombres para frenar el empuje de los escudos y los bastonazos, el cordón humano de hombres y mujeres de todas las edades frente a los camiones, el que reemplazaba en el puesto de lucha para que vayas a tomar agua, el que pasaba un mate caliente para calentar el cuerpo en un día gris y frío, o una porción de pizza porque hacía varias horas que estaban allí, o incluso las lágrimas de algunos policías porque estaban reprimiendo a sus vecinos o familiares.
Hasta el tiempo se hizo cómplice de esta jornada inolvidable, ya que alrededor de las 16 hs, se largó una tormenta terrible que obligo a usar los carteles para protegerse y hacer una asamblea en plena lluvia, pero nadie se movió.
Llegada las 20 hs., cuando los camiones ya se habían retirado y solo una pequeña guardia de la policía había quedado, se realizó una nueva asamblea, donde con los cuerpos exhaustos, mojados, pero conscientes de que ya se llevaba 24 hs de lucha, donde muchos de los que allí estábamos no habían ido a sus casas, además entendiendo que mucho más no se podía sostener (ya nos había llegado el rumor que fuerzas de choque de Rosario se acercaban a Villa), se decidió, en una muestra de coherencia total, levantar el corte.
El mensaje fue “no les vamos a dar el gusto de que nos partan la cabeza, ya demostramos a lo que estamos dispuestos, recobremos fuerzas y sigamos esta lucha desde otro lugar”.
Un cerrado aplauso al grito de “el pueblo unido jamás será vencido” cerró una larga jornada de lucha, conscientes que sólo es un escalón más en la larga lucha contra estos monopolios y sus serviles políticos.