La burguesía muestra sus garras

«Necesitamos poder despedir sin causa en industrias y comercios». ¿Quién lo dijo? Julio Crivelli, el presidente de la Cámara de la Construcción, en una interesante nota aparecida hoy, 12 de julio, en el diario Ámbito Financiero.

Si la burguesía monopolista poseyera un decálogo de mandamientos e indicaciones, esta frase ocuparía sin lugar a dudas uno de los primeros lugares. «Hay muchas empresas que no son grandes por empleados de baja productividad», continúa diciendo este parlanchín defensor de los intereses de los monopolios.

Clarificación de las intenciones de profundizar la explotación. Libertad para contratar y libertad para despedir para aumentar la productividad, en el marco de una meritocracia que la verborragia y la nada disimulada condición de clase de este empresario reclaman a viva voz y con la mayor de las convicciones.

¿Qué es la libertad para despedir? Lisa y llanamente el despido sin indemnización, al mejor estilo norteamericano. El dueño te echa cuando quiere y, al pasar a engrosar la fila de desocupados, se te otorga durante un tiempo (6 meses en los Estados Unidos) un seguro de desempleo paupérrimo hasta que te transformes nuevamente en un esclavo moderno (un asalariado) sometido al yugo del capital.

Este sistema, que se utiliza en el rubro de la construcción y que el señor Crivelli quiere enérgicamente trasladar a todos los sectores de la economía, implica eventualmente que trabajadoras y trabajadores financien una suerte de fondo de desempleo que haría las veces de indemnización, ahorrándole al capitalista de ese modo, otro «costo laboral».

La burguesía, en el marco del capitalismo monopolista de Estado, no puede ya ocultar sus planes. La reforma laboral, que ya de hecho y en muchos aspectos se viene aplicando con la modificación de diferentes Convenios Colectivos de Trabajo, avanza como proyecto y condición impuesta para el próximo gobierno, gane quien gane las elecciones.

El achatamiento del salario (mano de obra barata) y la libertad de despedir sin causa y según el criterio impuesto por la sed de ganancia son condiciones necesarias, además, y tal y como lo afirma el protagonista de la nota a la que hacemos referencia, para que se concrete el Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea.

La idea es clara: generar el escenario que necesitan los monopolios para producir sus mercancías en cualquier parte del mundo al costo más bajo posible. Es decir, pauperizando aún más al pueblo trabajador, que es el verdadero productor de toda la riqueza.

No podemos quedarnos de brazos cruzados. La burguesía le ha declarado una guerra abierta a la clase obrera. Debemos hoy más que nunca confiar en las masas, en su capacidad de lucha, organizando destacamentos de avanzada que planteen en la praxis cotidiana la necesidad de la unidad que debe gestarse desde los mismos puestos de trabajo, en los barrios, en los centros de estudio.

En este sentido, la defensa de las libertades políticas y de la independencia de clase que nos hermana a todas y todos los trabajadores resultan en tareas urgentes y necesarias para enfrentar esta ofensiva feroz de ina burguesía desesperada y en crisis.

Por ello, sostenemos, el camino es el de la lucha y el enfrentamiento. No hay salida electoral posible porque los partidos políticos de la democracia representativa son cómplices del enemigo de clase, condición que no pueden disimular, ni siquiera, con sus pomposos discursos «progresistas».

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