En el plano internacional la oligarquía financiera en el planeta se ha planteado tres reformas fundamentales en su desesperado intento de frenar la caída de la cuota de ganancia. A partir del 2008 se intensificó en todos los foros internacionales el debate por instalar institucionalmente reformas laborales, reformas jubilatorias y reformas tributarias, un trípode que permita a los estados monopolistas transferir enormes riquezas en manos de miles de millones de explotados y oprimidos a manos de grupos cada vez más concentrados.
La globalización que se inició con fuerza en los años 80 de siglo pasado fue una respuesta al mismo problema, en lo esencial se trataba de llevar al salario chino a poblaciones del universo, incluidos los países imperialistas. Ese inició contó con una clara centralización política que iba a sostenerse por más de dos décadas. Nixon-Mao, Reagan-Tacher fueron los emblemas de esa época histórica.
Esa ofensiva política estaba apoyada por una ofensiva ideológica, del “sueño americano” de los años 60 se pasó sin escalas a la lucha frontal contra la idea y fundamento de la revolución socialista.
La ofensiva ideológica estuvo centrada contra el pensamiento marxista-leninista y se atacaron los pilares revolucionarios: a la “inexistencia” de un proletariado, se le adosó la desaparición del concepto de luchas de clases, el papel del Estado, inviabilidad de la lucha por el poder y del socialismo, Se multiplicó con creces en el plano ideológico la idea democracia burguesa y de hecho toda alternativa a la misma se consideró antidemocrática.
Los años han pasado y la globalización, que había despertado expectativas en una buena parte de la población del mundo comenzó a mostrar su verdadera cara, los pueblos del mundo comenzaron a sentir el rigor de ese proceso devastador. La lucha de clases apareció en escena de diferentes formas pero con un común denominador: la dignidad de la sociedad humana inició un proceso de no negociación con la clase dominante.
Es esta lucha de clases la que ha quebrado la centralización política por arriba, la oligarquía financiera está partida en mil pedazos y los centros de poder político centralizados están esparcidos y extrañamente enmarañados, como enmarañados están sus intereses en el nuevo papel que los Estados cumplen en función de cada uno de sus intereses en pugna.
No son en lo fundamental sus pujas internas las que debilitan cada día más su centralización política globalizada, es la lucha de clases que se manifiesta en un mundo en donde el proletariado ha crecido en varias veces en la producción mundial con nuevas generaciones que nacieron al calor de una ofensiva ideológica contrarevolucionaria. Miles de millones de nuevos proletarios se incorporaron como fuerza de trabajo en países como China, India, Sudeste asiático, Mexico, Brasil, están “invadiendo” África para proletarizar a nuevas camadas de poblaciones con el solo objetivo de someter a nuevas fuerzas productivas por el miserable salario de menos de un dólar diario.
Pero lo cierto es que esa centralización política requiere de institucionalización, independientemente que en los hechos y por fuerza del propio sistema de explotación los tres pilares necesarios del capital financiero entren a ejecutarse como puedan. Y es allí en donde comienzan a hacer agua, el engaño, la mentira, caminos que había que recorrer en el mundo entero de una nueva oleada de proletarios y asalariados de todo carácter que ya no aceptan con pasividad las consecuencias de un sistema capitalista que atacó los cimientos de la sociedad humana y con ello se llevó puesta a la propia naturaleza.
Miles de expresiones políticas anticapitalistas recorren los países del mundo, son muchos años de experiencias en ese sentido acentuados desde el 2008 pero aún pesa esa ofensiva ideológica que perduró durante dos décadas.
Las expresiones revolucionarias en el planeta aparecen como muy embrionarias. Aún pesa más en la población mundial la claridad existente sobre la podredumbre del sistema Capitalista que no es poco que una salida política revolucionaria a tal situación.
Sin embargo esa amplitud de aspiraciones democráticas de los pueblos del mundo no cede y la lucha por los derechos políticos crece, es parte de la lucha de clases, adquiere un sentido muy amplio y golpea permanentemente la centralización política por arriba.
Es en este devenir del proceso histórico en donde hay que enmarcar la aparición en nuestro país de la lucha autoconvocada acentuada desde diciembre del 2001, La autoconvocatoria que apareció a los ojos de la población como una expresión espontánea por aquellos años, comenzó a hacer pie hasta el día de hoy. Muchas experiencias y de todo tipo se fueron amasando en la conciencia de la población que las estructuras institucionales de la clase dominante no estaban para dar soluciones a los problemas, ganar la calle elevando la organización autoconvocada despegando del peso ideológico de las instituciones era y es un camino a recorrer.
Pero en ese ir y venir de nuestro pueblo apareció una nueva calidad de esta experiencia autoconvocada, los docentes salteños y la comunidad educativa quebraron la institucionalidad burguesa y embrionariamente crearon la asamblea como una herramienta de decisión directa.
Una experiencia que hará historia y ayudará a masificar este pensamiento revolucionario que ve en la movilización permanente del pueblo las primeras manifestaciones de un doble poder .
Habrá pasos adelante y pasos a atrás, pero lo hecho hecho está y la clase dominante recibió el golpe, la institucionalidad para lograr la legalización de los tres pilares del proyecto burgués han recibido un fuerte golpe en el “mentón”. En éstas horas ha subido el dólar, el riesgo país y lo que es peor una acelerada desconfianza política al gobierno de sus propias fuerzas. Fuertes expresiones de su propio riñón parecería haberle bajado el pulgar a una administración incapaz de por sí y sujeta a una lucha de clases que aunque silenciosa y no tanto, no esta dispuesta tolerar ajustes tras ajustes, antes y después de octubre.
Es en este contexto que deberíamos imaginar una reunión del gabinete nacional y a la par de centros de poder mundial como el FMI que exigen institucionalidad con las tres reformas. Allí radica la crisis política por arriba y cuando decimos arriba lo decimos también en planos internacionales.