Lucha de clases y lucha revolucionaria

La lucha de clases tiene su origen en la primera apropiación individual del producto social. El carácter material de la misma está dado por la disputa entre los productores y quienes viven a costa de ellos.

La clase productora siempre fue la que sostuvo la vida de toda la sociedad y, en consecuencia, es la clase más importante. Esta característica no reconocida por las clases dominantes, ha sepultado esa verdad absoluta, y ha contribuido a violentar la relación entre ambas que, de por sí, siempre fue violenta porque una minoría social somete por la fuerza de las armas y las leyes a la mayoría laboriosa. Esa relación de fuerza crea también, a través de las sucesivas generaciones, conductas sociales que van “naturalizando” esa relación dispar e injusta que todo el mundo termina por aceptar como destino inapelable.

A ello se debe que las sociedades de clases hayan perdurado durante siglos. Pero, sin embargo, la intensificación de la explotación de esa fuerza laboral productora, más la violencia ejercida por los Estados a través de sus leyes, su aparato de justicia a favor de la clase dominante y las situaciones acumuladas de privaciones sociales y políticas, siempre han hecho resurgir la rebeldía de la clase productora que se enfrenta a la clase en el poder.

El choque entre los productores y los apropiadores de la riqueza es un dato objetivo que ha marcado toda la historia de la llamada civilización. El esclavo una de las primeras formas bajo la cual los productores comienzan a ser expropiados [1], era considerado no sólo el productor sino el instrumento de producción. Y como tal, sus amos, lo apreciaban como parte de sus riquezas, pues podía venderse y comprarse. Claro que, cuando se rebelaba, podía matarlo y ello estaba permitido. Pero al ser él mismo el productor, y parte de la riqueza del amo, tenía garantizado techo, comida y abrigo.

En el medioevo, el siervo de la gleba, tenía asignada su tierra y era propietario de sus herramientas, el ganado, los aperos y todo lo necesario para la producción y la vida, claro que debía sostener a la clase dominante con su trabajo.

En cambio, el proletario, el productor actual en el capitalismo, no posee nada. No tiene tierra asignada ni medios de producción. En el transcurso histórico, el productor ha sido despojado de todo medio de vida y solo cuenta con su fuerza de trabajo que debe poner al servicio de la clase dominante si pretende sobrevivir.

Como vemos, aunque los tres tipos de sociedades por las que transitó la historia de la lucha de clases hasta nuestros días, son diferentes, tienen un hilo en común: los productores son la clase más importante porque sostienen la vida de toda la sociedad, pero, contradictoriamente, la más pobre. Además, a través de la historia los productores fueron siendo despojados de los medios de vida y los dominantes se fueron apropiando de ellos hasta llegar hoy a apropiarse de todo el mundo.

Por un lado, los productores pasaron de ser objetos individuales de producción como el esclavo, para transformarse en “objetos” sociales de producción como el proletario. La clase dominante por su parte, ha pasado de ser la propietaria social (los esclavistas) de los productores individuales (los esclavos) a la propietaria individual (la burguesía) de los proletarios sociales (el proletariado).

Todo esto viene a cuento a que la historia tiene un sentido, una orientación inequívoca de expropiación creciente de los medios de vida a la clase productora por parte de la clase dominante que, cada vez más, se ha apoderado de los mismos, siendo hoy la clase burguesa la propietaria de todo cuanto hay en el planeta.

Ya no hay más medios de vida que expropiar por parte de la clase no productora, aunque en su propio seno luchen entre sí para expropiarse entre ellos mismos. Ahora le toca al proletariado expropiar a los apropiadores y apoderarse de los medios de vida con los cuales sostiene a toda la humanidad. En una palabra, hacerse dueños de lo que les es propio.

La lucha de clases llegó a su escalón más alto y último, porque la fusión del productor con sus medios de producción significará también que todos los seres humanos serán una sola “clase” de individuos y, donde sólo existen productores sociales, no existen las clases, pues todos producen para beneficios de todos y no para beneficio de una clase que no produce.

Pero todo lo expuesto, nos pone en evidencia que el hecho material, histórico e inevitable, tal como se ha dado el transcurrir de la lucha de clases, que se va profundizando cada vez más, se va desarrollando por fuera de toda consideración consciente.

Cuando nuestro Partido insiste en la lucha de clases como base material de todo fenómeno social, político e ideológico, lo hace debido a que la burguesía y sus comunicadores, niegan la tendencia histórica anteriormente descrita. Pero la lucha de clases en sí, no resuelve el pasaje de los medios de vida a manos del proletariado.

Organizar la lucha de clases hacia el objetivo de la liberación de las cadenas de la opresión de la burguesía, es el centro de toda preocupación de los revolucionarios y, asimismo, resulta un nudo gordiano a desatar por toda la sociedad oprimida, principalmente por el proletariado, que es la clase productora y la que tiene en sus manos la llave de la solución de todos los problemas de la vida humana.

En el manifiesto comunista, basándose en toda su concepción materialista arriba descrita en apretada síntesis, Marx y Engels afirmaron que toda lucha de clases es política y, por lo tanto, el problema de la lucha del proletariado y el pueblo para apoderarse socialmente de los medios de producción y de todo lo producido por su trabajo, es de índole política contra el poder de la burguesía.

Toda lucha de clases es política pero no toda lucha política es de clases (como el caso de las luchas interimperialistas o luchas por los cargos para ocupar en el gobierno y el Estado, como es el caso de la llamada «grieta» en nuestro país, o el oportunismo electoralista). Aunque todas esas contradicciones y peleas entre ellos, son también expresiones más o menos evidentes de la lucha de clases de fondo.

La revolución que, en germen, está en marcha en nuestro país, es el camino que debemos transitar proletariado y pueblo oprimidos para dar fin a la explotación de la burguesía parasitaria y, con ella, a la existencia de las clases sociales para construir una sociedad de productores libres.



[1]Entre la sociedad la sociedad esclavista y las más antiguas sin clases, existió la sociedad tributaria que aquí no mencionamos.

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