Uno gobierna sin ser gobierno y el otro es postulante a gobierno siendo ya gobierno. Popularmente diríamos “cosa de locos”.
Pero primero hay que llegar al acto electoral y luego a diciembre. Más adelante, con el viejo y remanido discurso del “pasado”, esperar hasta junio o julio, y ya que estamos, un par de meses más. El cuento de la zanahoria aplicado a la gobernabilidad que desesperadamente necesita la burguesía monopolista es propio de una película de ciencia ficción.
El día 12 de abril del año 2000, en la sesión inaugural de la Cumbre Sur, realizada en la Central de Trabajadores de Cuba, Fidel Castro planteaba:
“Nunca antes la humanidad tuvo un potencial científico-técnico tan formidable, una capacidad de generación de riqueza y bienestar tan extraordinaria, y nunca antes el mundo fue tan desigual y la inequidad tan profunda”.
Y agrega: “La globalización es una realidad objetiva, que pone de manifiesto nuestra condición de pasajeros en un mismo barco, en este planeta habitado por todos. Pero en ese barco los pasajeros viajan en condiciones muy desiguales.
Una exigua minoría viaja en camarotes de lujo dotados de Internet, teléfonos celulares, acceso a redes globales de comunicación; disponen de una dieta alimenticia abundante y balanceada; consumen agua limpia; tienen atención médica sofisticada y acceso a la cultura.
Una abrumadora y doliente mayoría viaja en condiciones que semejan las horribles travesías del comercio de esclavos entre África y América en el pasado colonial. Hacinados en bodegas insalubres, con hambre, enfermedad y desesperanza, viajan en ese barco el 85 por ciento de sus pasajeros. Es evidente que carga demasiada injusticia para mantenerse a flote, y sigue un curso tan irracional y absurdo que no puede ser capaz de arribar a puerto seguro. Este barco parece destinado a chocar con un iceberg. Si así ocurre, nos hundiremos todos.
Los Jefes de Estado y de Gobierno que aquí nos reunimos, representantes de la abrumadora y doliente mayoría, tenemos el derecho y así, más la obligación de dar un golpe de timón y corregir ese rumbo catastrófico.
Tenemos la obligación de ocupar el lugar que nos corresponde en el puente de mando y hacer que todos naveguemos en condiciones de solidaridad, equidad y justicia”.
Fidel hacía una extraordinaria caracterización de ese momento histórico, premonitoria y aplicada a nuestra realidad objetiva de hoy.
Nuestra obligación en nuestro país es seguir trabajando para tomar ese puente de mando y eludir el cuento de la zanahoria.
Más organización y unidad por abajo, más autoconvocatoria y democracia directa, más lucha y movilización que nos lleven al puerto de la solidaridad, la equidad y la justicia, bajo un sistema socialista.