El jueves pasado,»el rey de la soja», Grobocopatel declaró: “Tenemos una inflación galopante, una pobreza altísima y problemas muy graves. El rol de los empresarios en estos tiempos turbulentos, de incertidumbre y miedo es construir junto con el sector público y los líderes sociales este nuevo capitalismo».
“Este buen señor” facturó la friolera de 500 millones de dólares y cultiva 180.000 hectáreas. Y a pesar de hablar del “nuevo capitalismo”, en toda su fanfarria no pudo explicar tan “grandilocuente” frase.
En verdad, hablar de “nuevo Capitalismo” suena a destiempo.
¿Acaso puede haber un “nuevo capitalismo? Quizás Grobocopatel no se enteró que, por ejemplo, una de las mineras más grandes del planeta que es “China” compró una minera “Candiense” para dar un paso en la concentración de la producción de diferentes productos con una materia prima tan preciada como es el oro, en un país como Colombia, agitado por reclamos políticos y económicos en toda la sociedad (más de lo mismo pero con mayor profundización).
¿O será que el “nuevo capitalismo” que se pretende presentar en esa disertación sea “moralmente” justo pero sin tocar las bases del sistema?
O sea: moralmente “seamos buenos” pero no me toquen los medios de producción. Grobocopatel toca la guitarra, es folclorista y además no solo le gusta el fútbol sino que es arte y parte del club de sus amores… ¡Qué buen señor! Se pasea por su ciudad acompañado por su familia y además es simpático… ¿Será este el nuevo capitalismo y por ende los nuevos capitalistas?
Pero ¿qué ha significado para nuestro pueblo que este y otros señores facturen un piso de las cifras mencionadas y un piso de hectáreas cultivadas de esa magnitud? Son procesos de concentración y con ello estamos afirmando que estos señores libraron guerras abiertas contra el pueblo trabajador y contra sus propios pares para lograr derrotar competencias.
Fueron y son los responsables de arrojar al vacío a millones de almas, con salarios indignos, condiciones de trabajo intolerables, y de asociarse con el capital financiero más concentrado del planeta para poner sus productos en los puertos controlados por unos pocos monopolios.
Estos personajes, parte de la oligarquía financiera, son los que nos hablan de “nuevo capitalismo”, pero están trabajando arduamente para seguir institucionalizando la expropiación de la riqueza que genera nuestro pueblo. Reclaman un nuevo salto, hasta incluso hablan que el próximo gobierno (con un 5% de retenciones) podría trabajar tranquilamente para la solución de los problemas de las mayorías en situación de pobreza.
No hay capitalismo nuevo, como tampoco hay capitalismo bueno. ¡Hay capitalismo!
Es esta una época de concentración exacerbada y en donde el papel de los Estados está sometido a ese proceso. Cuando habla de buena relación con el sector público omite que el sector público en el Estado de los monopolios está llamado a favorecer el camino de concentración.
No es casual que el nuevo gobierno de Fernández – Fernández hable de “más capitalismo, pero del bueno” cuando en realidad aparecen en la escena política “viejos” y conocidos representantes de este capitalismo que -entre otras cosas- afirman: ¡vienen para quedarse!
¿De qué líderes sociales nos habla este señor? ¿De aquellos que se han encargado por décadas de frenar la movilización de los de abajo? ¿De los sindicalistas-empresarios archiconocidos -como los del SMATA con Pignanelli a la cabeza- que convocaron a empresarios y al Estado para delinear las futuras políticas que les garanticen mayor productividad?
Grobocopatel es una parte muy ínfima del poder burgués. Él mismo está sometido a los caprichos del capital transnacional. Pero de ninguna manera su expresión es parte de la burguesía nacional que desde hace varias décadas desapareció desapareció a manos del capital monoplista. Son expresiones interburguesas que gobiernan entre el engaño y la represión, en variadas formas y alternancias.
La lucha por el socialismo es poner la historia de la humanidad en su lugar.
Tampoco hay socialismos “buenos” o socialismos “malos”, no hay socialismo con rótulos. Hay socialismo, y entre otros factores fundamentales que lo definen, es asimilar que los principales medios de producción estén en manos de quienes generan la riqueza.
La lucha por el socialismo es una lucha política y en ello radica elevar el grado de conciencia y organización de un pueblo que va acumulando bronca pero que no encuentra aún una salida a este capitalismo terminal.
No es tarea fácil. Pero en el mar de aspiraciones políticas democráticas que vienen y las aspiraciones económicas que no le van a la zaga, es necesario ascender un peldaño en la lucha política por el socialismo y la necesidad de una revolución. En donde la clase obrera (y con ella todo el pueblo) terminemos de una vez por todas con el juego nefasto de las variantes capitalistas en la etapa del imperialismo.