¿De qué “proyecto nacional” nos están hablando?

En el año 2014 la organización internacional Oxfam dio a conocer un informe, llamado “Trabajando para pocos” en donde se señalaba que “las 85 personas más ricas del mundo reúnen el dinero de 3.500 millones de habitantes del planeta”. Aquel dato (que seguramente al hoy ha crecido) demuestra la magnitud del proceso de concentración económica y centralización de capitales al que se ha llegado, el cual no tiene vuelta atrás. Por el contrario, seguirá su curso como una ley inexorable del modo de producción capitalista.

Lo que para las usinas del poder mundial son “riesgos globales”, en realidad son consecuencias inevitables y concretas que los pueblos del mundo estamos padeciendo, producto de la crisis del sistema y de la aplicación de políticas que responden a la única lógica de acumulación del capital, que es la máxima ganancia.

En este marco de crisis mundial, en nuestro país la misma se refleja en un ciclo en el que la burguesía monopolista mundial instaló fábricas o, a las ya instaladas, las orientó a jugar un papel determinado (según la rama productiva) dentro del marco de capitalismo globalizado, es decir del imperialismo mundial, luego de las reformas estructurales que se llevaron a cabo en la década de los 90.

Tanto las empresas exportadoras como las más orientadas al mercado interno ubicaron a la Argentina dentro del marco político y económico mundial y ligaron sus estrategias a las estrategias globales de sus casas matrices. Unos y otros están atados a los vaivenes de la economía mundial y, aun con las diferencias propias de cada negocio, los mismos son realizados en un contexto de alianzas y asociaciones entre capitales de diversas partes del planeta, por lo que la nacionalidad de los mismos no es más que una rémora de otras etapas del capitalismo que ya no pueden volver.

Más del 80% del aparato productivo del país está en manos de capitales trasnacionales; aun los que son de origen “nacional” han sufrido un proceso de transnacionalización creciente, condición indispensable para seguir siendo capitalistas. Bulgheroni, Rocca, Pérez Companc, Eurnekian, Rommers, Lafuente Lacroze, Pagani, Urquía, Rodríguez de Rey son las diez familias más ricas de la Argentina. En todos los casos están asociadas con capitales de diversas partes del mundo, o cotizan en la Bolsa de Nueva York, o tienen sus sedes corporativas en paraísos fiscales, o tienen en sus directorios representantes de bancos de inversión internacionales.

Más allá que los movimientos de capital son permanentes y las fusiones y absorciones no tienen fin, si miramos los datos recogidos durante los últimos años vemos que Pan American Energy (PAE) tiene el 50% de sus acciones en la “china” CNOOC; el Grupo Techint tiene diseminadas unidades productivas por todo el planeta, cotiza en la Bolsa de Nueva York; Molinos Río de la Plata S.A. posee el 34% del capital accionario de Delverde Industrie Alimentarie S.p.A., importante empresa de Italia en producción de pastas secas y pastas frescas y la totalidad del capital social de Sipco Asesorías e Inversiones Ltda., sociedad controlante de Frigorífico O’Higgins S.A., Agrícola El Monte S.A. y Agrícola Ganadera Chillán Viejo S.A., entre otras, sociedades éstas dedicadas al negocio de producción de carne porcina en la República de Chile; Corporación América, a través de sus división Unitec Energy y de la petrolera CGC, concentra operaciones de exploración y producción de hidrocarburos, principalmente en Latinoamérica, al tiempo que controla la entidad bancaria Converse Bank, que es el tercer banco en importancia en Armenia, país en el que también emprendió las actividades aeroportuaria y agrícola, y explota terminales aeroportuarias en Rusia, Uruguay y Venezuela; el grupo Arcor tiene plantas industriales en diversas partes del globo y es el principal productor de caramelos a nivel mundial; Pluspetrol Resources Corporation N.V. es la sociedad controlante de Pluspetrol Argentina y tiene su sede en Amsterdam, Holanda; Aceitera General Deheza produce aceites y aderezos que exporta a Chile, Brasil, Paraguay, Uruguay, Perú, Venezuela, Colombia, Haití, Panamá, Costa Rica, Cuba, Jamaica, Puerto Rico, Angola y Rusia; es el primer exportador mundial de maní a la Unión Europea exportando a Holanda, Reino Unido, Francia, Italia, Alemania, España, Europa del Este, además de México, EE.UU., Australia, Sudáfrica y el MERCOSUR; aparte de sus propias marcas, AGD elabora productos para terceros, como aceites y mayonesas, destinados a más de 43 marcas privadas de América, Europa y África.

La trasnacionalización es un proceso irreversible del modo de producción capitalista en esta etapa de su desarrollo y es el medio por el que se materializa la concentración y centralización de capitales a escala planetaria.

El resultado de este proceso es la formación de conglomerados industriales, financieros y comerciales que reúnen capitales que superan ampliamente los PBI de la gran mayoría de los países del mundo.

La crisis no tiene vuelta atrás porque la clase dominante debe seguir concentrando y empobreciendo a las masas en el planeta para continuar existiendo, al tiempo que esa es la causa principal de una crisis política irresoluble.

El carácter político y económico estructural de la crisis corroe las bases mismas del sistema dado que miles de millones de personas en el mundo salen a las calles y reafirman su desconfianza hacia los de arriba y su confianza en la fuerza de los de abajo.

Después de varios días de escuchar floridos discursos de diversos representantes del nuevo gobierno de la burguesía… ¿de qué proyecto nacional nos están hablando?

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