Si bien no está muy claro cómo será lo “gradual” del levantamiento de la cuarentena entendemos que el gobierno de los monopolios está haciendo pagar el costo de sus crisis a la clase obrera y el pueblo.
Del lado de la burguesía, tres elementos fundamentales dominan hoy la escena.
Despidos, suspensiones, baja de salarios en un marco inflacionario inusitado. Empeoramiento de las condiciones de vida e incertidumbre por la propia dinámica del sistema. Amén de una presencia del aparato represivo en las calles.
La burguesía monopolista transita por un andarivel de crisis política estructural y actúa condicionada por un pueblo que en algunos casos sabe esperar y en otros no tolera la impunidad con que actúan las empresas y los sindicatos empresariales.
De este lado de la barricada aparecen síntomas serios que las cuestiones que quieren imponer de hecho desde arriba no serán digeridas por las grandes mayorías.
En ese sentido se incorpora al análisis político la creciente irrupción de la clase obrera industrial en una serie de conflictos propagandizados desde nuestra página y otros tantos que se suceden y no tienen repercusión.
Se fue diluyendo el qué hacer después de la cuarentena, ya no existe una franja infranqueable entre el antes, el durante y el después. Es que en pocos días las tensiones entre las clases fueron ascendiendo peldaños a pesar del cerco ideológico que intenta imponer el gobierno. Las clases accionan por fuera de esa barrera.
En las fábricas existe un ramillete de situaciones, pero hay un común denominador: se ha abierto un debate permanente y cotidiano sobre la actual situación, se trabaje o no se trabaje, la procesión va por dentro y todo apunta a que el cansancio de décadas de arrastre, de vivir de crisis en crisis convive con el debate de que así las cosas no pueden seguir.
Existe disposición a luchar y a organizarse, pero aún pesa y mucho la correlación de fuerzas para enfrentar abiertamente a las instituciones del poder. Existe una base muy amplia ya ganada que es sentirse como clase en avanzadas de sendas luchas realizadas en estos días y es sobre esa base de embrionaria aparición por donde se deben fortalecer los pilares para afrontar un salto cualitativo en la lucha de clases.
Nada será igual, ni tampoco la historia nos deberá pesar ni pisar. Es un presente que deviene de la historia de la lucha de clases en nuestro país y es en ese sentido histórico en el que nos apoyamos para presentar batalla como clase y como pueblo.
No han sido en vano las luchas por los derechos políticos que ha dado nuestro pueblo y en ello los obreros estuvieron presentes. No hubo “ausentes”, pero lo cierto es que por décadas la clase no actuó como clase. Ese cambio que se está operando es el que hay que destapar con fuerza arrolladora.
En este presente se está clavando una estaca esencial, es esa participación lo que le está cambiando la calidad del presente y del futuro próximo y es sobre esa base en donde hay que elevar el grado de conciencia revolucionaria sin vacilaciones ni titubeos.
La primera escuela de elevación de esa conciencia es lo que la clase comienza a hacer por estos días. Enfrentar, resistir pero como clase. Es cierto que no es un fenómeno generalizado, por eso hablamos de que se clavó una cuña, pero una cuña que marca otra calidad.
Además, hay que elevar la conciencia de clase que vaya dirigiendo todo el torrente hacia un cambio revolucionario. Elevar esa conciencia significa también crear o fortalecer las organizaciones independientes apoyadas en la experiencia ya realizada por nuestro pueblo y que vayan centralizando en el orden político un único golpe al enemigo que estamos enfrentando en mil batallas.
Desde esta base de razonamiento nada será igual y tendremos que estar muy atentos como clase y como pueblo a los próximos acontecimientos que se irán dando. Pero a sabiendas que en esa tensión entre las clases los revolucionarios deberemos centrar los esfuerzos en que en este devenir las acciones a realizar, sean ellas enfrentamiento directo, de resistencia activa, de movilización, etc. apunten a fortalecer la organización en sus distintos niveles políticos y a dar batalla contra la ideología dominante que sostiene al sistema que nos ha llevado a la actual situación de agravamiento de nuestras penurias.