Si algo quedó en claro en esta inédita situación de pandemia y cuarentena es que la burguesía siempre va a priorizar la ganancia por sobre la salud de los pueblos; le pese a quien le pese esa es su real razón de existencia y no existe motivo alguno de por qué en esta situación va a dejar de serlo. Muy por el contrario: aprovechó esta situación con la clara actitud de avanzar en el achatamiento salarial y la explotación de la clase obrera y los trabajadores en general más allá de la salud de los mismos.
No le importó, ni le importa nada. Desde la payasada de “la vuelta a la fase uno”, donde el gobierno colocó como trabajo “esencial” a todas las empresas que exportan, y ahí a laburar todo el mundo en las grandes empresas constituyendo “el cuidado de la salud” en un nuevo circo. Eso sí: subsidios del Estado a los grandes monopolios, reducciones salariales, aguinaldos en cuotas, salarios no liquidados y ni hablar de paritarias, mientras los precios de la canasta no pararon de subir.
Eso sí, versos a destajo. Que Vicentin y la “soberanía alimentaria”, que el impuesto a los ricos (esperalo sentado), que la negociación para pagar una deuda totalmente ilegal, ilegitima y fraudulenta ejecutada en el gobierno anterior, más un subsidio a las petroleras para que no pierdan el valor del petróleo que bajo a nivel internacional…
Que “llamá a tal teléfono si tuviste contacto con gente a la que se le detectó el virus” cuando en realidad hay que estar con todos los síntomas para que a lo mejor te hagan un test. Ni hablar de los jubilados, “que los que más tienen aporten a los que menos tienen” y así entre gallos y medianoche terminaron de destruir las jubilaciones. Y dale que va con “el gobierno nacional y popular”… De los Derechos Humanos ni hablemos: 18 casos de gatillo fácil en 40 días según un reporte de la CORREPI, donde no es casual que la ONU le haya solicitado un informe sobre la desaparición de Facundo Castro al gobierno. En fin, apenas un pantallazo de la “gestión” de este gobierno.
Pero si alguien se cree que este es un pueblo entregado, se equivoca. Un mar de fondo hay en la lucha de clases en nuestro país que ya comenzó a dar respuestas de las más variadas ante la avaricia e impunidad de los monopolios y el sistema.
La resistencia activa se hace sentir cada día con más fuerza. Desde que comenzó esta situación -de menos a más- cientos de pequeñas grandes luchas se vienen sucediendo elevando la conciencia de la clase obrera y el pueblo. Algunas conocidas y otras no, porque se dan en lo más profundo de los sectores, los barrios o localidades, que son esas luchas que por su característica de masas terminan contagiando a millones y colocando el real contexto de confrontación nacional donde se desarrolla la genuina oposición a estas políticas.
Por ejemplo: desde los conflictos salariales en Siderar, las empresas de comida KFC y Wendy por el no pago del aguinaldo, las movilizaciones a los estatales en Mendoza, la lucha de los choferes en la misma provincia, las luchas de los trabajadores mineros en Salta así como en la Patagonia, el enfrentamiento en Córdoba de los trabajadores municipales, movilizaciones, huelga y enfrentamientos violentos de los choferes auto convocados de Córdoba, la extraordinaria resistencia de los obreros de Penta por la reincorporación y pagos de salarios, o de La Nirva con toma de establecimiento por pago de salarios atrasados y reapertura de la producción, la conmovedora huelga en Textil Avellaneda de Reconquista por mejoras salariales que aún continua… Y así se puede seguir enumerando las protestas en Chaco por la violencia policial, las movilizaciones por crímenes cometidos por la policía en La Matanza, o la defensa del galpón y los artesanos expulsados por una especulación inmobiliaria del intendente Espinosa.
Y ni hablar de los miles y miles de reclamos sector por sector en las grandes fábricas por reclamos de medidas sanitarias. Que paran diez minutos hoy, veinte mañana y así van trabando los ritmos de producción. Son todas estas y muchísimas más, expresiones de que la resistencia activa está en marcha.
Todos estos hechos preanuncian sin dudas la oleada de reclamos y confrontaciones que se avecinan en un futuro no muy lejano. Y si algo está frenando una mayor explosión es esta situación de cuarentena prolongada.
Pero la burguesía no es tonta, lo sabe y lo percibe. En un principio los monopolios y toda su superestructura política hicieron su jugada mostrándose unidos ante la pandemia. Pero ahora de golpe comenzaron a recrear la grieta. Gran viejo invento de la política burguesa en nuestro país conocido como bipartidismo: “este es el gobierno nacional y popular y la contra es la derecha”. Y dale con el banderazo (en auto) por un lado y entre ellos se dan con todo, y el que no es K es macrista, y el que no es macrista está con el gobierno. Y nos dicen que “en el medio no hay nada”.
Pero la cuestión es que en esa jugada maniquea de los monopolios lo que quieren tapar es el mar de fondo que mencionábamos antes. Donde cientos de destacamentos revolucionarios y la más amplia opinión de la clase obrera y el pueblo ya no les cree nada. Donde para los trabajadores lo único que queda claro es que a la burguesía nada le importa más que sus ganancias, dejando al desnudo que esa alianza de monopolios, políticos y sindicatos está en la mira como los responsables de todos los males que nos aquejan.