Los pomposos planes que está pergeñando el gobierno, en medio de disputas intermonopolistas insalvables

 

 

Pablo Reguera es el Secretario General del SOEA (Sindicato de obreros y empleados aceiteros) de San Lorenzo y en la fecha fue reporteado por la radio Universal FM, acerca del contagio por Covid 19, de 11 obreros de Cofco (Ex Nidera).

El funcionario sindical dijo, sin sonrojarse, que los obreros “toman las decisiones de que se van a retirar por prevención sanitaria. No es un paro ni medida de fuerza, son cosas que nosotros entendemos”.

Son cosas que nosotros entendemos, quedó resonando en el aire. El personaje se ubicaba fuera del conflicto, haciendo honor a su puesto totalmente alejado de los problemas de los trabajadores.

Una vez más, trabajadores y funcionarios sindicales no tienen nada que ver entre sí.“En la fábrica está el barbijo, el alcohol en gel, pero entendemos que es insuficiente. En los lugares donde realmente se está trabajando el contacto está. Se va al mismo baño, al mismo comedor”, agregó.

Es evidente que Reguera conocía todo esto antes del contagio, pero, al igual que la mayoría de sus pares, no hizo nada por modificar la situación laboral de los obreros.

Otros medios informaron que los contagiados son de las localidades de Timbúes, Puerto San Martín, San Lorenzo.

Como se sabe, el personal  tiene permanente relación con el resto del mundo a través de la carga de los barcos que llevan el grano y los productos industrializados (aceite, harina de soja) a varios países.

Como se sabe también, a través de la Cámara que las agrupa, esta aceitera forma parte del autodenominado “Consejo Agroindustrial Argentino”, cartel que nuclea a 42 entidades (ver nota de fecha 21-07-2020, publicada en esta misma página), el cual se reúne con el gobierno para presentar un plan de “despegue” pos pandemia.

Es evidente que ese plan está basado sobre las paupérrimas condiciones en las que actualmente se encuentra la clase obrera argentina y los trabajadores y pueblo en general. Y que la idea central no es la mejora de las condiciones de vida de la población sino el repunte significativo de los negocios que hoy se ven dificultados por la gran crisis de superproducción de capitales que ensambló con la crisis estructural del capitalismo.

La situación, una vez más confirmada por este nuevo ejemplo, en donde sindicatos, empresas monopolistas y gobierno forman el trío que pretende remontar el proceso de reactivación capitalista y acelerada concentración sobre la base del desolador páramo y eliminación de centenares de miles de puestos de trabajo, con salarios súper achatados y condiciones de trabajo y de vida arrojadas a la pobreza bruscamente, no es para nada prometedora para las mayorías, pues esos negocios implicarán sólo beneficios para los grandes capitales.

Todo lo descrito nos reafirma en la idea de que el único camino a recorrer por la clase obrera y los sectores populares es la lucha, el enfrentamiento y la organización de la fuerza de masas capaz de disputarles el terreno que hoy transitan con dificultades, en virtud de las luchas de resistencia activa que se dan en distintas fábricas, barrios y lugares de trabajo.

Tal como hicieron estos obreros de Cofco que se plantaron y decidieron parar la producción hasta que se resuelvan las condiciones para poder asistir a la fábrica y desarrollar sus tareas, lo mismo está pasando en cientos de conflictos a lo largo y ancho del país, y es lo que debemos intensificar y generalizar a partir de cada lugar de trabajo ante los peligros a los que somos expuestos, no sólo por el contagio del Covid 19 sino por las condiciones de laborales, la superexplotación y el empuje constante al achicamiento del salario y al empeoramiento en las condiciones de vida. Estas son las acciones que no le permiten a la burguesía monopolista avanzar livianamente en sus proyectos dificultándoles la unidad política capaz de llevar a cabo sus planes. Por eso se ven siempre en situación de discusiones, aperturas de lo que llaman “grietas”, disputas y acusaciones en un “todos contra todos” que los identifica como empedernidos burgueses.

En el polo opuesto de las expectativas que tiene lo más concentrado de la burguesía monopolista por desarrollar sus negocios, están las aspiraciones de la clase obrera y las mayorías populares. La crisis sigue su rumbo descendente y el gobierno no es capaz de mostrar, aunque sea, un destello de luz. ¿Creerá la burguesía sus propias mentiras dibujadas en el aire?

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