Inflación, paritarias y caída del salario

Esta semana el INDEC dio a conocer una nueva cifra “oficial” de inflación que, como de costumbre, resulta una burla no solo a la inteligencia, sino directamente a la billetera de trabajadoras y trabajadores que día a día vemos como aumenta todo… menos nuestro salario.

La burguesía, a través de la tergiversación de las estadísticas, intenta tapar lo imposible ya sea dibujando números, o mintiendo de formas más descaradas. Por un lado, nos chamuyan cuando dan las cifras de inflación, eso los argentinos lo tenemos bien incorporado. El indicador utilizado para medir la inflación es el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que, como puede verse en el gráfico, no para de crecer. Aparte de la inflación, el otro dato de interés para los trabajadores es el salario. La burguesía nos miente tanto al informar el valor del IPC (base de cálculo para la inflación) como el promedio salarial nacional. De esta manera manipulan ambos datos –aumentando uno y disminuyendo el otro- para terminar, repitiéndonos en discursos por cadena nacional que “el salario ha empatado a la inflación”. Bueno, el IPC no lo podemos elaborar en casa, pero los aumentos paritarios por rama sí, y ahí es donde se acaban las mentiras.

Según la burguesía la inflación entre junio 2020 y junio 2019 fue del 41% y la pérdida de poder adquisitivo, considerando el salario medio oficial fue del 9%. Pero los trabajadores sabemos muy bien que nadie recibió un aumento salarial por encima del 40%, y que en consecuencia la pérdida de poder adquisitivo fue superior.  Ahora, cuando hacemos los cálculos tomando como base las paritarias reales, y no la estadística nacional del INDEC, los resultados son muy distintos.

Como ejemplo veamos el aumento del convenio UOM para la categoría de “oficial” en la rama 17. En base a los aumentos paritarios se elaboró el coeficiente de variación salarial con base a diciembre del 2016, se lo compara con el IPC (también base 2016) y se calcula la pérdida de poder adquisitivo.

Gráfico 1: Evolución histórica del IPC, coeficiente salarial del aumento paritario de la categoría “Oficial” para la Rama 17 de UOM y el poder adquisitivo correspondiente. Año base diciembre 2016.

Como se ve, la inflación no para de subir. El salario también sube, pero no al mismo ritmo y en definitiva, el poder adquisitivo en pesos cae estrepitosamente. Hoy con su salario en pesos un obrero UOM recibe un salario ¼ menor al que percibía a fines de 2016. Si además aplicamos la caída del salario producto de la devaluación, la cosa empeora. En julio del 2017 nuestro oficial de la UOM recibía unos 87,96$ la hora, lo que equivalía mensualmente a 902 US$.[1] Hoy en día  la hora se paga 181,27$ lo que equivale a 31.903$, que son 424 US$ al tipo de cambio oficial[2] y, considerando el “dólar solidario” –es decir, el precio real de referencia- el salario cae a 242 US$ mensuales. Esto quiere decir que en menos de 4 años el salario en dólares cayó, de manera efectiva, es decir al dólar “solidario”, un 73,17%.

Para que el lector se dé una idea, en el año 2017 el salario mínimo en Colombia era de 251 US$, mientras en Argentina el de nuestro oficial UOM era de 902 US$. Actualmente el salario mínimo en Colombia es de 270 US$ y el mismo obrero UOM percibe un salario de 242 US$. A esto hay que agregarle, además, que el costo de vida en dólares en Colombia es mucho más barato que en Argentina. Sí, la situación salarial de un obrero argentino, hoy, es peor que la de un obrero colombiano. Sirva esto solo a modo de ejemplo, para no aburrir con otras comparaciones internacionales.

Una caída mayor del salario se percibe en el sector estatal. El siguiente gráfico presenta una aproximación elaborada en base a los aumentos concedidos a la Unidad Retributiva, que sirve como base para el cálculo de varias escalas salariales del Estado Nacional:

Gráfico 2: Evolución histórica del IPC, coeficiente salarial de acuerdo al aumento paritario de las Unidades Retributivas y poder adquisitivo correspondiente. Año base diciembre 2016.

La caída salarial en el sector público es todavía más pronunciada ¡un 40%! Si lo llevamos a dólares, un técnico administrativo en el Estado Nacional[3] que recibía en julio del 2017 un sueldo de 25.710$, equivalentes a 1.497 US$, hoy recibe 51.818$ equivalente a 393 US$, es decir, una pérdida de casi un 74%.

La caída del salario es abismal, tanto en dólares como en pesos. Esto último es ocultado y tergiversado especialmente por las estadísticas oficiales para presentarnos el verso de que “los aumentos salariales empatan la inflación”. Nada más lejos de la realidad.

El salario en dólares es el salario internacional. En un mundo dominado por el capital trasnacional, donde la competencia capitalista se desarrolla en el mercado mundial, la caída de nuestro salario en dólares fue de entre un 70-75% para el período estudiado. Sin embargo, esto no ha impedido que las empresas, beneficiadas por esta caída dejen de percibir subsidios multimillonarios para continuar engrosando sus ganancias: muestra de ello es el ATP a grandes empresas –acompañado de reducciones salariales que no se plasman en el gráfico presentado-, subsidios a la producción como el “barril criollo” a la industria petrolera; permisos de producción como “esenciales” a ramas productivas como la minería a cielo abierto, etc.

A su vez, la reciente devaluación que sufrimos todavía no se ha trasladado completamente a los precios –al igual que el aumento de los combustibles- por lo que el panorama es que nuestro salario continúe cayendo en caída libre tanto en dólares como en pesos. Esto beneficia directamente la productividad y la ganancia de los grandes capitales: lo que no se paga como salarios pasa a engrosar la ganancia del empresario, independientemente que éste venda en dólares o en pesos, puesto que el precio de la inmensa mayoría de los artículos de consumo está dolarizado –por ejemplo, el precio de los alimentos- y se destinan al mercado único mundial.

Con la inflación interanual actual, lo mínimo que debemos reclamar los trabajadores es un aumento del 45%, tan solo para empatar con el año pasado, y así y todo, nuestro salario tendría un poder de compra un 20% menor al del 2017.

Como el lector podrá ver, si consideramos la caída salarial en dólares, la destrucción de nuestro ingreso es tremenda. Y si se considera el poder adquisitivo en pesos –un indicador que como dijimos está bastante manipulado por los gobiernos- esa caída es de entre un 25% a un 40% de acuerdo a la rama laboral que se tome como referencia.

Sindicatos, gobiernos y medios de comunicación ocultan toda esta información sistemáticamente porque responden a los intereses de los grandes capitales trasnacionales.

De la sistemática disminución de nuestro salario es de donde sale la plata para garantizar los pagos de deuda externa, los subsidios a las empresas, los aumentos al presupuesto de las fuerzas represivas, y etc., todos elementos que sostienen y engrosan la ganancia de lo más concentrado del capital monopolista en la Argentina.

Cuando decimos que a pesar de la crisis económica internacional “la plata está” y que esa crisis la descargan sobre las espaldas del pueblo trabajador, mediante flexibilización laboral y hambre para el pueblo, nos estamos refiriendo exactamente a este tipo de cosas. “La plata está” y es producto del trabajo diario de millones de proletarios que somos cada vez más explotados.


[1] Todas las comparaciones son realizadas con el salario en bruto, es decir que lo que reciben los trabajadores es sensiblemente menor en cada caso.
[2] Se consideró cotización de 75,79$.
[3] Tomamos como referencia el salario bruto para la categoría técnico auxiliar tramo B. El salario neto (“de bolsillo”) en dólares cayó de 1.182 US$ a 313 US$.
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