«Los animales pasan vivos a la faena y eso es peligroso.” (Extracto de la nota  del diario «Que Pasa Salta”)

 

…Cuenta sin sorprenderse un obrero al costado de la ruta 5, frente al acampe, mientras espera la comunicación con el Ministerio de Trabajo para participar de la audiencia virtual vía ZOOM. «Es que la pistola neumática se descalibra o no le hacen mantenimiento y la vaca pasa viva a la faena o Ciclo 1 como se conoce. Entonces cuando le cortas la cola para comenzar el descuere, el animal tira patadas y eso es peligroso, tenemos que andas esquivándolas», señala con total humildad el obrero. «Ya pasó que semejante golpe lo recibieron mis compañeros en el pecho o en la boca y le volaron los dientes».

Sucede que los jefes de área presionan para subir los ritmos de producción y aceleran la noria para faenar más animales en el mismo tiempo y eso pone en peligro a los trabajadores.

Otro obrero cuenta: «Nosotros trabajamos con cuchillos muy grandes, muy afilados y en espacios muy reducidos. El Ciclo 2 es una línea de producción donde vamos faenando al animal parte por parte. Hacemos esto todos los días durante 12 horas y a bajas temperaturas. Se trata de un trabajo mecánico a gran velocidad con estos elementos cortantes en las dos manos y en muchos casos cuando el cuero es duro, o la herramienta se desafila o se mueve demasiado rápido la noria, a la velocidad que vamos, le erramos el puntazo de entrada, la mano pasa de largo y hemos apuñalado al compañero o a nosotros mismos», relata con sentimiento de culpa. Los maltratos xenófobos y discriminatorios están a la orden del día. «Cuando vamos a plantear el problema a los jefes o al personal de recursos humanos nos dicen que somos unos negros de mierda, que somos indios inútiles, o cosas como esas. Pero que vengan ellos hacer el trabajo a ver si pueden, en estas condiciones de explotación», explica uno de los despedidos mientras espera el inicio de la audiencia. Los obreros denuncian que no se les paga las horas frío a partir de la sexta ni las horas extras a partir de la octava, ni las horas noche como lo indica el convenio colectivo de la rama laboral. «Nosotros no somos ignorantes, que seamos callados y sumisos no significa que seamos boludos. Ahora dijimos basta y por eso paramos y hasta que no se reincorporen los compañeros no volvemos a trabajar», sentencia otro laburante mientras se acomoda el barbijo.

Desde dónde tirar la cadena de la movilización.

El principal frigorífico en el norte del país es también  la expresión más cruda de la vivencia de nuestra clase obrera industrial en un contexto en donde la burguesía monopolista quiere hacer recaer el peso de sus crisis al pueblo trabajador. Un conflicto que pone claramente las dos caras de la moneda. Por un lado el papel de la patronal-el gremio- gobierno con todo el aparato institucional de su Estado y por el otro quienes verdaderamente producen la riqueza. 400 obreros  súper explotados que sostienen un conflicto  por la reincorporación de compañeros despedidos y la exigencia de un aumento salarial.

El acampe de los despedidos en puerta del frigorífico es apoyado por el pueblo de Pichanal a pesar de la fuerte presión  del Estado para abandonar la medida. Hasta aquí se repite un acto de resistencia de la clase por sus derechos económicos y políticos. Pero hay que seguir avanzando sobre la experiencia de otras luchas que se registraron en los últimos meses. Aprender de ellas.  En primer término la experiencia nos dice que el poder intenta dos cosas: aislar el conflicto y a la vez desgastarlo. Aislarlo implica contenerlo dentro de las cuatro paredes de la fábrica, que no trascienda, y desgastarlo  en el tiempo utilizando todos los resortes burocráticos del Estado para un ida y vuelta  de promesas que de hecho siempre son incumplidas. Crean expectativas, corren comentarios y en el tiempo desactivan iniciativas independientes a la espera de soluciones que nunca llegarán.

Dos lecciones que el poder recita de memoria, repite,  intentando crear un estado de desesperanza para bajar el lomo, atemorizar y seguir en su camino de explotación.

A estas lecciones del poder solo es posibles  contrarrestarlas con movilización y organización por abajo  que permitan que todos los obreros de la planta de una u otra manera se pronuncien en forma independiente de los sindicatos traidores que hacen la vista gorda al atropello patronal y del Estado. La organización de la que hablamos es la que hay que impulsar abajo, en cada sector, con delegados bien representativos y que pongan en marcha la táctica proletaria  contra la táctica patronal de aislar y desgastar.

En cada sector organizar abiertamente o como se pueda medidas para que todos los obreros del sector se sumen a la unidad por abajo con otros compañeros de los otros sectores y a la vez  que en cada sector se tomen medias para informar a otros obreros y trabajadores cercanos a Pichanal,  como ser el Tabacal y otros. Simultáneamente explicar que el Estado no dará respuesta positiva a los reclamos  si no sostenemos la movilización constante por abajo. La única salida es la lucha organizada por abajo e independiente de la alianza Patronal-gremial-Estado. Esta lucha tiene que generar organización  en forma simultánea y, los obreros de avanzada, los más conscientes de la lucha, tienen que prestar atención a este tema y no dejarse llevar por posiciones oportunistas que solo están buscando un interés electoral y llevar el conflicto a un callejón sin salida. Hay 400 obreros que generan una riqueza gigantesca y es esa fuerza generadora de riqueza la que tiene que tomar la iniciativa DE UNA ORGANIZACIÓN INDEPENDIENTE de la que propone el poder y que ya conocemos a dónde termina.  Estamos en un momento de resistencia pero hay que ir escalando posiciones como lo están haciendo obreros y trabajadores de muchos establecimientos del país. No es ni será un camino fácil, pero encarada así la resistencia daremos pasos sólidos preparando una ofensiva de carácter local y nacional.

 

 

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