El sistema capitalista está dividido centralmente en dos clases sociales: burguesía y proletariado. El proletariado es aquella clase que no tiene otra cosa más para vender en el mercado que su capacidad laboral, su fuerza de trabajo. Así, mes a mes, los proletarios vendemos nuestra capacidad laboral a cambio de un salario para poder subsistir. Pero en la sociedad no existen solo estas dos clases, también hay una cantidad de clases intermedias, que no venden directamente su fuerza de trabajo en el mercado, es decir, que no trabajan para un capitalista. Estas clases intermedias forman parte del pueblo trabajador, pero no son explotadas directamente por el capital, por distintos motivos.
En Argentina existen unos 17 millones de trabajadores, de los cuales 11,8 millones están registrados.[1] Del empleo registrado 8,9 millones son asalariados directos (5,7 millones privados); 1,6 millones son monotributistas (tengamos en cuenta que muchos monotributistas son en realidad asalaraidos precarizados); 480.900 son asalariados de casas particulares; 355.300 con monotributo social y 382.600 son autónomos. El 75% de la fuerza laboral es asalariada de manera directa. Sin embargo, el 25% restante, también viene sufriendo un acelerado proceso de empobrecimiento producto de la crisis capitalista y de las políticas de un Estado al servicio del gran capital. Trabajadores independientes, ya sea formales o informales, hace meses no tienen ingresos, y es que por más que muchos de ellos no trabajen como asalariados, sino como “independientes”, la economía no deja de ser una economía de mercado, anárquica, no planificada, donde durante las crisis, son los grandes capitales quienes sobreviven a costa del resto, con el Estado como garante de sus intereses.
UNA DENUNCIA A MODO DE EJEMPLO: LOS TRANSPORTISTAS ESCOLARES
Los transportistas escolares son trabajadores monotributistas y autónomos que desde el mes de marzo se encuentran sin poder trabajar lo que implica que hace 8 meses no cuentan con un ingreso fijo para poder vivir. Estamos hablando de un total de 7.400 trabajadores en todo el país.
La situación es grave puesto que el pago de todos los impuestos, seguros, patentes, habilitaciones y las cuotas de las unidades de los que se encuentran pagando planes ahorro sin ningún tipo de quita ni contemplación, siguen vigentes. Por ser autónomos, aunque no les ingrese un sólo peso, no han podido solicitar el IFE y la gran mayoría cuenta con éste medio de trabajo para sostener a sus familias. Día a día comenzaron a acumular deudas. En muchos casos subsisten por la ayuda de familiares o de caridad otorgada por comedores populares. En otros casos cuentan con alternativas de trabajos precarios o changas de una manera totalmente informal pero que no cubre para nada las necesidades y obligaciones mensuales, lo cual ha llenado de angustia e incertidumbre llevando a muchos casos de ataques de pánico, problemas coronarios e incluso intentos de suicidio.
Los medios de trabajo de los transportistas escolares se van deteriorando con el paso del tiempo y como mencionábamos anteriormente sus deudas se van acumulando. En este contexto dieron una lucha con la cual consiguieron autorización para transportar personal no esencial de fábricas o diversas empresas, aunque al tratarse de un sector muy heterogéneo, no todos han podido acceder a ese tipo de contratos.
A lo largo de éstos meses se han autoconvocado y organizado a nivel nacional para plantear al gobierno y las dependencias del Estado su compleja situación. Realizaron marchas nacionales y también presentaron cantidad de escritos, petitorios, etc.
Los medios prácticamente han ocultado ésta situación porque conociendo fehacientemente su lucha y sus reclamos nunca han informado lo que está sucediendo, así como sucede con tantísimos temas –desde represiones obreras hasta la tragedia económica de estos sectores sociales-.
Como resultado de la lucha que vienen manteniendo y luego de movilizaciones y reclamos han conseguido una “ayuda económica” votada en la ampliación del presupuesto 2020 y la cual fue publicada en el Boletín Oficial del día 25/08/20 pero aún no fue implementada. Estamos hablando de una partida de $600.000.000 que fue aprobada pero que no han recibido porque se tiran la pelota del ministerio de educación y del ministerio de transporte de que uno u otro tendrían ese dinero, pero a los trabajadores no les ha bajado un sólo centavo. Entonces nos preguntamos, ¿Quién tiene ese dinero? ¿A dónde fue a parar esta partida?
Sectores como el de los transportistas escolares existen en variedad de formas. Se trata de negocios que no son rentables para el gran capital –aunque son necesarios para que éste pueda desarrollar sus negocios- y por lo tanto se desenvuelven bajo la forma de trabajo autónomo. Así tenemos actividades ligadas a la cultura, al deporte, al esparcimiento, etc. Como contracara de la moneda, mientras los salarios caen en picada[2] son las grandes empresas los beneficiarios de subsidios multimillonarios, ya sea bajo la forma de ATP, exenciones impositivas o subsidios directos a la producción –el ejemplo más burdo quizás sea el del petróleo, donde es el gobierno quien garantiza un precio estable del barril-.
El sistema capitalista, con el Estado al servicio de los grandes monopolios, no solo oprime y explota a los trabajadores asalariados, también oprime y lleva a la quiebra a trabajadores autónomos de las más diversas actividades.
[1] Se utilizan los datos provisorios para el mes de Agosto del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.
[2] Para información respecto a la caída del salario ver https://prtarg.com.ar/2020/09/26/inflacion-paritarias-y-caida-del-salario/ y https://prtarg.com.ar/2020/11/03/la-plata-no-alcanza-esto-no-da-para-mas/