Yendo al grano

Medidas de fuerza en el plan de lucha llevado adelante por los trabajadores recibidores de granos de la industria agroexportadora con epicentro en el puerto de Rosario y su zona el pasado 19 de noviembre de 2020.

«Con casi 40 millones de toneladas de soja y derivados embarcados en 2016, el Gran Rosario superó al Distrito Aduanero de Nueva Orleans, en los EE.UU., y al nodo portuario de Santos, en Brasil. De hecho, el Gran Rosario suministra el 44% del comercio global de harina de soja y el 50% del de aceite de soja.

Los analistas recordaron que el Gran Rosario ya ostentaba un lugar de privilegio al ser considerado «el complejo industrial oleaginoso más importante a nivel mundial por el grado de concentración geográfica de sus fábricas aceiteras y su capacidad de molienda». Especificaron que «no hay otro lugar en el mundo donde se verifiquen tres condiciones en materia de industria aceitera» que enumeraron a continuación.

En primer término, señalaron «la concentración geográfica de un número importante de fábricas de procesamiento, concentración reducida a una franja de terreno de 70 kilómetros sobre la ribera derecha del río Paraná: 20 plantas con 19 terminales portuarias».

Luego observaron «la elevada capacidad teórica de procesamiento diaria que tienen muchas de las plantas a nivel individual y que las convierten en líderes a escala mundial» y pusieron como ejemplo las 20.000 toneladas por día de crushing en las plantas de Renova, Molinos Río y Terminal VI.

«Más aún, Renova se encuentra ejecutando planes de ampliación en Timbúes para llegar a 30.000 toneladas por día de crushing», como se denomina a la tarea de la molienda en la jerga sojera.

Destacaron «la elevada capacidad teórica de procesamiento diaria conjunta de las plantas situadas en el Gran Rosario, capacidad que asciende a 158.750 toneladas por día. En términos prácticos, toda la capacidad de crushing de la industria oleaginosa de Brasil equivale a la de estas 20 fábricas aceiteras ubicadas en el Gran Rosario».

Otro rasgo importante del nodo portuario del Gran Rosario es que se constituye en líder mundial en despacho de harina/pellets y aceite de soja.

«Dicho en forma práctica, 5 de cada 10 buques que transportan harina o aceite de soja en el mundo salen de las terminales portuarias del Gran Rosario», afirmaron los analistas rosarinos.

«Lo del Gran Rosario es la demostración clara de por qué Argentina hoy es el principal exportador de harina y aceite de soja del mundo»,

Todos los datos corresponden a registros y estadísticas de finales del 2016, durante los últimos cuatro años, hasta el presente se registran aumentos en cualquiera de las actividades detalladas, incluyendo dos nuevas instalaciones de terminales portuarias.

Cosechas récords, aumento del volumen de la producción, aumento de logística, buques amarrados y esperando en rada… miles y miles de millones de dólares que se van por el Paraná.

La contracara de todo esto es el aumento de la pobreza medida objetivamente en la región… Salarios atrasados, paritarias congeladas, corroídos y licuados por el proceso inflacionario y el aumento incesante de impuestos… el costo de vida, constatar y padecer que no se llega nunca a fin de mes…

Entonces ¿Dónde están los «beneficios» que prometieron?

Todas las trabajadoras y trabajadores, la clase obrera y el pueblo laborioso involucrados en este proceso, que ha llevado a los titulares del mundo el fantástico título «El puerto de Rosario se convirtió en el nodo exportador de soja más importante del mundo», se empieza a movilizar, a reclamar, a hacerse muchas preguntas…

En una nota de nuestro partido en febrero del 2020, aparecía la síntesis de estas muchas preguntas que se hacen a su manera los trabajadores, en los silos y en los puertos, que hoy se escuchan en las medidas de fuerzas en el medio del conflicto:

¿Es posible el tránsito hacia el beneficio social bajo el poder del capitalismo monopolista de estado?

¿Podría un gobierno NO representar los intereses del conjunto de los monopolios y sostenerse en la casa Rosada?

Conversando con un grupo de trabajadores en plena medidas de fuerzas (entiéndase en LUCHA) al preguntarles en qué consistía la protesta específicamente, contestaron; es más fácil decir por qué motivos no es… porque la lista de reclamos es muy extensa, y algunos de los puntos son históricos…

Paritarias atrasadas, salarios miserables en medio de tanta riqueza que producimos, jornadas agobiantes de trabajo (reclamo de la jornada de seis (6) horas, negreo, suspensión de puestos de trabajo, por una alta exposición y vulnerabilidad al contagio de covid19 en medio de la pandemia (fuimos definidos como «esenciales” ¡el primer día!), no respetan lo ya aprobado de porcentajes correspondientes por tonelaje, convenios colectivos… y la lista continúa. Todo esto, en medio del empeoramiento en las condiciones de vida, lleva a la decisión de reclamar y luchar por lo que nos corresponde. Y las medidas de fuerza aparecieron y seguirán.

Los trabajadores son conscientes de la situación, del proceso de monopolización, y en sus palabras, dicen: se cartelizan… seis (6), a veces siete (7) empresas se ponen de acuerdo y fijan el precio de la soja!!, claro, a su vez son “dueños” de la tierra, de los medios de transportes utilizados hasta el lugar de acopio, de las plantas (acopio y producción), de los laboratorios, de los puertos mismos… y por supuesto, de la Bolsa de Comercio también!!! es decir de TODO, absolutamente.

Las fotos que acompañan esta nota dan cuenta de la decisión de enfrentar el atropello y explotación de las empresas monopólicas, del hartazgo, de la necesidad de cambiar esta situación.

Así como cada empresa monopolista que pone sus garras en cualquier terreno, subsuelo, fuente de agua, o de hidrocarburos, instala una unidad fabril o comercial, o emplaza un banco o entidad financiera, lo hace con el único fin de acumular y centralizar capital a costa de la integridad humana y natural de cualquier forma de vida o de existencia y no de generar «fuentes de trabajo», bienestar y desarrollo para el país, como aseguran, ante esa cruda realidad que cada vez se hace más evidente para las mayorías popular y no hay posibilidad alguna de que las aristas más duras se limen o suavicen. Por el contrario, se harán más agudas y llevarán inevitablemente a la contienda más abierta.

Ahora, lo que no puede evitar esta tendencia histórica a la que nos lleva el sistema capitalista en su fase imperialista que sostiene la burguesía monopolista es que los medios de producción social, que son de propiedad privada de la oligarquía financiera, son manejados y movidos por masas de trabajadores que producen también socialmente y cuyo fruto no gozan, lo cual genera un nivel de tensión social irremediable que encontrará más temprano que tarde la puerta de salida a esa insoportable contradicción.

Un párrafo más…

Mientras la producción descrita aquí se convierte en miles de millones de dólares que se esfuman y los trabajadores y el pueblo se empobrecen, resistiendo un ajuste feroz, basta salir a caminar por las calles de los barrios de la ciudad para encontrarse en cada esquina niñas y niños «comiendo» de los contenedores de basura, a pesar de los cientos de merenderos y la solidaridad (organizados por los vecinos, el pueblo mismo) que no dan abasto.

Las noticias del mediodía muestran y anuncian con bombos y platillos que dos diputados o senadores (lo mismo da) presentan dos «leyes» en el parlamento provincial… Suponemos que tendrán que ver con esta realidad… pero no, se trata de dos proyectos que nombrarán a Rosario y Santa Fe como ciudades «capitales del rock y de la cumbia» respectivamente… ¡Eso son las instituciones burguesas! Ahí están. Es lógico que crezca el desprecio hacia las mismas.

¡El pueblo, la clase obrera, las organizaciones del campo popular, y nuestro partido, empujamos para que nuestras ciudades sean «la capital» de las luchas por la dignidad! Las iniciativas tomadas por diversos sectores de los trabajadores (algodonera Avellaneda, Danone, Mineros, Docentes, no docentes, trabajadores de la salud, y los sectores que corresponden a esta nota) marcan el camino a recorrer. Con mayor organización y con el pueblo en la calle para decirles BASTA.

 

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