Se viven momentos donde se mezclan un montón de sentimientos entre en lo más profundo del pueblo trabajador. Un año donde las miserias capitalistas, una vez más, nos golpearon de manera descarada. La pandemia le vino al poder como anillo al dedo, descargaron sobre el pueblo su crisis de superproducción y, bajo esa excusa, profundizaron el ajuste. Familias enteras que no llegan a fin de mes, millones que más allá del esfuerzo no llegamos a fin de mes.
Pero como siempre el pueblo supo, sabe y sabrá dar respuestas a nuestros propios problemas. Con una situación de resistencia general, expresiones de lucha van marcando el camino. En su momento los obreros de Bed Time por despidos, pasando por Mondelez planta Victoria por aumento salarial, en el Frigorífico Rioplatense que vienen dando batallas permanentes, trabajadoras y trabajadores de la salud como el Hospital de Pacheco, Centro Médico «Talar», Sanatorio «Plaza» de Escobar, los obreros de Fate en reclamo de la aplicación de los protocolos y así distintas experiencias por citar algunas de la zona norte del Gran Buenos Aires, marcan que por abajo el río suena. En los sectores de las fábricas automotrices (pilares productivos de la zona), si bien no se caracterizan por la participación masiva en los enfrentamientos, se respiran malos humores, la inflación come los salarios, las ambiciones de las empresas las llevan a querer hacer más con menos y en eso les cuesta avanzar aunque no dejan de intentarlo.
La democracia directa y la unidad por abajo pasan a ser algo trascendental para el momento. Esas vanguardias que la vienen peleando, que se plantan ante el «monstruo» que aparentan ser las empresas con todo el Estado a su servicio, necesitan no sólo seguir dando batalla sino también agregar a eso hacer lazos genuinos de unidad, con aquellos trabajadores de las fábricas vecinas, de los centros de salud de la zona, comunidad educativa, etc. Romper el molde de lo ya conocido pero sin tener que inventar nada de lo que la clase obrera haya hecho en su historia, acercarse unos a otros, romper el aislamiento al que nos someten, conocernos las caras, intercambiar experiencias. Y en esto la metodología de lucha, la democracia directa, toma un rol fundamental, porque en ella se expresa lo nuevo, en ella radica el germen de un futuro liberador al que estas vanguardias necesitan construir. La democracia directa rompe con la posibilidad de la traición porque en ella la Asamblea como instancia de organización, la permanente participación de las mayorías lleva adelante con toda la fuerza el control y la ejecución de las decisiones. La burguesía, con todo el arco progresista y oportunista insiste en la representatividad y ahí entran de derecha a izquierda todos los que por un voto o una plaza en el Congreso se cansan de llevar conflictos a las derrotas.
Necesitamos construir por abajo, genuinamente, instancias de unidad sin importar la cantidad, pero entendiendo que en este momento de resistencia activa del pueblo es cuando hay que dar esos pasos con la mayor de la creatividad. Hay experiencias que vienen en ese camino, que por momentos parece largo, pero que es sumamente indispensable para luchar por un futuro digno.