Villa El Mesón (Mendoza): el pueblo organizado da pelea

En la pre cordillera mendocina, en la zona de Potrerillos, pintoresco paraje hoy súper explotado por la industria turística, un grupo de 200 familias todos hijos de tercera y cuarta generación de los primeros colonos que le dieron vida a estas tierras, luchan por un pedazo de tierra para construir una vivienda digna para una vida digna.

Hace 20 años con la realización del Dique de Potrerillos, los gobiernos de turno, más allá del objetivo de la gran obra hídrica y su finalidad estratégica, no tuvieron en cuenta en su totalidad el devenir y por venir de muchos pobladores que vivían del río y las tierras que quedaron bajo las aguas del mismo.

En principio se les ofreció ser trasladados al paraje que se conoce con El Mesón. Ahí empezó su lucha para no ser desplazados tan lejos del que era su lugar original. Así surgió la actual Villa de Potrerillos en la cercanía del perilago del Dique. Pero a estas viviendas solo tuvieron acceso un grupo de estos vecinos, los que cubrían los requisitos y exigencias legales y financieras para cubrir la cuota de la casa recibida en compensación.

El resto que no eran pocos, debieron rebuscárselas en viviendas precarias en terrenos fiscales y poco seguros. Con el correr del tiempo logran reorganizarse y sumar a las nuevas generaciones de jóvenes y nuevas familias. En forma autoconvocada y organizados en asamblea logran elaborar un proyecto habitacional ubicado en la Villa El Mesón que fuera ofrecido originalmente a los desplazados por el Dique.

A principios de 2015 como comunidad interpelan al gobierno municipal y lograron la aprobación del municipio de Lujan de Cuyo y con este aval se presentó el proyecto en Ordenamiento Territorial, organismo del Estado provincial. Con esta seguridad legal se hicieron los trabajos de mensura, trazado de calles y loteo del predio de unas 20 hectáreas que son tierras fiscales.

Así los vecinos que estaban en condiciones, ocuparon sus lotes, algunos en carpa y comenzaron la construcción de sus viviendas, otros se limitaron a cerrar su lote esperando una oportunidad económica para la construcción. Todos viven en la zona, son artesanos, docentes, choferes de colectivos, policías, muchos trabajan en el mantenimiento de las casas de fin de semana que la burguesía mendocina tiene en la zona y en los emprendimientos turísticos de la zona.

El gobierno provincial y municipal montados es esta línea política e ideológica de defensa a ultranza de la propiedad privada y aprovechándose también de la pandemia inicia un embate mediático y judicial sobre estos vecinos de pico y pala, que levanta de a poco y en su tiempo libre su vivienda.

La prensa burguesa acompaña y acusa de ocupas a los vecinos y alienta las medidas discriminatorias del poder judicial que intima al desalojo por instrucción del gobierno provincial, que reacciona ante esta situación como un propietario particular que se siente usurpado, desconociendo de esta manera la legalidad otorgada por la administración anterior.

Los vecinos a raíz de estas maniobras, como ellos dicen, se reencontraron y volvieron a las asambleas y están dispuesto a dar pelea hasta las últimas consecuencias. En principio responder a la intimación judicial. NO ACEPTAN EL TÉRMINO DESALOJO, tienen documentación que avala su permanencia en el terreno en disputa y darán respuesta en este plano.

No están dispuestos a caer en la politiquería de que, si cambió la administración de los gobiernos, cambia la historia. El municipio es uno y solo uno con el color político que tenga y sus proyectos aprobados y firmados por los funcionarios de turno, NO CAMBIAN Y DEBEN RESPETARSE. Ahí se paran para dar batalla, no son usurpadores son hijos del lugar, son los trabajadores que le dan vida al distrito.

Es una lucha de larga data y la decisión de todos es que solo con la lucha y poniéndole el cuerpo y sabiendo que esa la fuerza es la organización colectiva y comunitarias con la ASAMBLEA como herramienta de discusión y toma de decisiones en un ejercicio permanente de la DEMOCRACIA DIRECTA.

Dicen hoy los vecinos: “NOS QUITARON TANTO, QUE HASTA EL MIEDO NOS QUITARON, UDS. NO PASARÁN”.

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