Un brutal ajuste

En julio de 2019, durante la campaña electoral, el actual presidente Alberto Fernández vociferaba: “Entre los bancos y los jubilados, me quedo con los jubilados”. Por esos días también afirmó que dejaría de pagar los intereses de las Leliq(*) para financiar el aumento a los jubilados.

Vamos a los números de los jubilados.

En diciembre de 2019 la jubilación mínima era de $ 19.035. En marzo de 2021, la misma jubilación alcanza los $ 20.571. Esto significa apenas un poco más del 8% de aumento entre los meses y años referidos. Más de 7 millones de jubilados sobreviven con un haber por debajo de la indigencia que marcan las propias estadísticas del gobierno.

Vamos a los números de los bancos.

Los balances de algunos de los bancos que operan en Argentina arrojaron los siguientes resultados:

– Banco Galicia: ganancias por $ 26.439 millones.

– Banco Macro: ganancias por $ 30.269 millones.

– Banco Supervielle: ganancias por $ 3.412 millones.

– Banco BBVA: ganancias por % 12.032 millones.

– Banco Hipotecario: ganancias por $ 937 millones.

Vamos a los números de las Leliq.

Durante el año 2020 el gobierno nacional pagó, sólo por intereses de las Leliq, mas de $ 700.000 millones. En lo que va de 2021, se llevan pagados casi $ 200.000 millones. Se calcula que hay $ 3 billones de Leliq en circulación, por lo que se estima que a finales de este año se pagarían $ 1 billón de intereses por esas letras.

Los números no dejan mentir. El que no quiera ver la relación directa entre las ganancias supermillonarias de los bancos con el negocio que les ofrece el gobierno nacional actual (como lo hacía también el anterior) no podría ser acusado de incapaz, sino de cómplice con esta multimillonaria operatoria. Y extendiendo esa relación, los paupérrimos haberes jubilatorios muestran a las claras a qué sector privilegia el gobierno que, como todos los anteriores, cuando hacen campaña prometen para luego hacer exactamente lo contrario.

Esto es también una expresión del brutal ajuste que puso en práctica el actual gobierno de los monopolios y que sigue su marcha como política consciente de la burguesía monopolista para atenuar el impacto de la crisis capitalista.

Semejante desprecio por la vida de nuestros mayores no merece más que el desprecio por quienes ejecutan esas políticas. La mentira de un “capitalismo para todos” choca con la pared de la realidad concreta del funcionamiento del sistema capitalista; del dominio de la oligarquía financiera (la fusión entre la industria y los bancos) sobre los resortes estatales para orientar los recursos producto del trabajo de millones hacia los bolsillos de una clase parásita y minoritaria; de que el propio carácter explotador del modo de producción capitalista hace imposible que las riquezas producidas sean equitativamente repartidas.

En definitiva, que la salida a esta infamia es seguir organizando las fuerzas de la clase obrera y el pueblo para luchar contra estas políticas, contra este gobierno y contra la clase burguesa en su conjunto.


(*) Las Leliq (Letras de Liquidez) se las vende el Banco Central a los bancos (exclusivamente) para sacar pesos de circulación. Los bancos cobran por esos “préstamos” el 38% anual de interés.

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