Hasta ahora la ciencia ha establecido una serie de métodos científicos de análisis para comprobar el contagio de Covid19 y en Argentina hay varios en existencia.
Sin embargo, hay otro método para atribuir y detectar el contagio de Covid. Es el método nacional y popular aplicado desde setiembre del 2020 hasta el presente en la Provincia de Buenos Aires por el ministerio de salud de la provincia y que hasta donde sabemos en casi todo el país.
Dicho método es por demás extorsivo. Da fundamento a la ministra de salud de la nación para culpar al pueblo por su falta de cuidados, particularmente a las familias obreras y trabajadoras.
A la vista de todos y como quedó expresado por la señora Vizzotti, dicho método se ratificó la semana pasada. La decisión política de sostener las condiciones de este método se sigue implementando en hospitales regionales, municipales y zonales frente a la ausencia de hisopados. Es decir, frente al colapso del sistema de salud y la ausencia de planes de desarrollo, confirmando la total desidia del Estado respecto a las necesidades de salud de la clase trabajadora y el pueblo, afectando incluso al plantel de la salud que sufre en carne propia el oprobio de un régimen nefasto.
Cabe decir también que este método es mucho menos efectivo que la mano en la frente para detectar fiebre. Sin embargo, es por lejos es el mejor método para inyectar pánico y temor para justificar restricciones sociales. Y si se quiere un marco represivo que sirva a su vez para darle más impunidad a las políticas de explotación, miseria y sofocación social que se buscan implementar con la llamada segunda ola de Covid.
¿En que consiste el método Nac & Pop? Consiste en considerar como casos positivos de Covid a las personas que sean sospechosas de algunos síntomas de la infección. “Considerar positivo y sin necesidad de hisopado a aquellas personas que en ausencia de cualquier otra causa comience con pérdida repentina de gusto o de olfato”. “Considerar como positivo un caso sospechoso que tenga dos o más de los siguientes síntomas: fiebre, tos, odinofagia, dificultad respiratoria, vómitos, cefaleas, diarrea, mialgias”. En el comunicado del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires enviado la semana pasada a diversos centros de salud se establece este criterio para no hisopar casos sospechosos y sí darlos como confirmados, sin que medie un estudio serio y la atención correspondientes.
Aunque la diarrea, el dolor de cabeza y cierto estado febril se deba a una gastroenteritis intestinal, por ser parte de la lista de sospecha debe ser considerado como Covid 19 positivo, sin necesidad de hisopado. Si bien el comunicado no deja de plantear las consideraciones por todos conocidas respecto de los casos confirmados por medio del análisis del hisopado, lo anterior abre la puerta a un exponencial crecimiento de casos, aunque mas no sea en los papeles.
Que desde una “aparente legitimidad que van perdiendo a diario” el gobierno utilice los resultados de ese “método” en función de aumentar el marco de restricciones, no caben dudas. Precisamente ello ocurre en un escenario de bronca y hartazgo que predispone cada día mas a sectores proletarios a pasar a niveles más activos de acción y lucha de los ya existentes en variadas expresiones de enfrentamiento a toda esta situación.
Hay muchos casos de entregas de declaraciones juradas a personas que figuran como Covid 19 sin que se realizaran las comprobaciones científicas mínimas. Solo apenas preguntas formales de un funcionario poco preparado bastan para ratificar que las sospechas de Covid son ciertas porque un papel que, después va a parar a un centro estadístico, así lo afirma. ¿Qué siente una persona que sale de un hospital en el que le han dicho que tiene Covid 19 sin siquiera hisoparla y que la mandaron a estar 14 días encerrada en la casa con un papelucho que dice que tiene el virus? ¿Tal persona sería culpable de falta de cuidados, señora Vizzotti?
La “explosión de casos” que existen en la provincia de Buenos Aires (y seguramente cualquiera podrá deducirlo por su cuenta) se entremezclan con casos reales. Pero todo ello se realiza en medio de un mejunje caótico de información y falta de veracidad, en un sinfín de incongruencias en donde sólo cabe una conclusión: justificar sus políticas e impunidad ante las necesidades más legítimas y sentidas de la clase obrera y el pueblo.
Porque, a decir verdad, las verdades burguesas son siempre hipocresía y falacias, no persiguen más que el mezquino interés de su clase. Por medio de todo ello se justifican ajustes, pago de deudas externas no contraídas, reducciones de salarios, saqueos, incendios, apropiaciones y despojos, entregas de recursos, reducción de jubilaciones, reducción de impuestos a los monopolios, jubilaciones de hambre… Y, por si fuera poco, viajar como ganado en el transporte y trabajar sin parar según lo requieran las patronales.
La justificación de la crisis existente culpando al Covid 19 pretende amparar la impunidad de los monopolios y sus gobiernos para profundizar las condiciones de explotación y miseria.
Estas políticas están presentes en la producción industrial y en el mundo laboral de forma cada vez más agudizada. Por lo tanto, todo el pánico, todo el andamiaje ideológico de sofocación social que pretende imponer la burguesía con sus mentiras, también busca contener las demandas políticas y económicas de la clase trabajadora.
Las mentiras sobre el Covid buscan ocultar lo que se ve a simple vista. Por un lado, una crisis y un marco de descomposición sin precedentes y que sólo viéndolo en el colapso del sistema de salud nos da la idea de la dimensión del caos capitalista al que hemos llegado al costo de nuestras propias vidas.
Por otro, un marco de bronca y necesidad de romper con todo esto que ya se manifiesta en diversas luchas y enfrentamientos, ya que esa contención que se pretende acarrea contrariamente más enfrentamiento.
El virus es el capitalismo y la vacuna es la revolución socialista.