La otra cara de la crisis capitalista: el aumento de la deuda global

Un Informe del Instituto de Finanzas Internacionales (IFF por su sigla en inglés) revela que al final de 2020 la deuda global sigue superando récords históricos: 281 billones de dólares, lo que significa un 355% del PBI mundial.

O lo que es lo mismo, el mundo capitalista está endeudado tres veces y media más de todo lo que se produce en el planeta.

En el año 2020 el incremento fue de 24 billones de dólares. Esto implica que en solo un año la deuda a nivel global representa más de una cuarta parte de lo que aumentó en toda la década anterior: 88 billones de dólares.

El peso de la deuda sobre el PBI aumentó 35 puntos en 2020, mientras que en el año 2008 (crisis por la quiebra de Lehman Brothers) creció 10 puntos; y el año 2009, 15 puntos.

Esta verdadera burbuja de endeudamiento que no para de crecer significa enormes masas de capitales que no tienen sustento alguno en la producción de bienes. Por lo tanto, si el capital no se reproduce en la producción, no se reproduce.

El único origen del capital es la producción. En el mercado de capitales lo que hacen los acreedores es apropiarse de un capital originado en la producción (ése es el mecanismo por excelencia de la centralización de los capitales). Por lo tanto, en las crisis en donde se traba el proceso productivo, los capitales (en forma de mercancías, medios de producción o dinero) se destruyen.

Esta es la verdadera razón por la que el capitalista busca otras alternativas para incrementar su capital individual mediante la disputa en el terreno de la circulación; así, se dedica a realizar inversiones que no generan valor, no aumentan el fondo de consumo social y por lo tanto no producen plusvalía, sino que se abocan a la disputa a través del mercado de la masa de plusvalía que fue creada en la órbita de la producción (único lugar donde se genera plusvalía, donde se reproduce el capital global).

En definitiva, ante la imposibilidad de invertir el capital de manera productiva por la superproducción de capitales, lo invierten en esferas improductivas que no crean valor, no generan plusvalía, sino que se dedican a la rapiña entre distintos sectores del capital, acelerando la especulación capitalista.

Semejantes grados de especulación dan una dimensión clara de la crisis capitalista. La misma, hoy más que nunca antes, implica la necesidad de una destrucción de fuerzas productivas descomunal para generar nuevos ciclos de reproducción del capital. Pero ante estos niveles de crisis eso sólo es posible con un grado de centralización política con el que hoy el sistema no cuenta.

Y, más importante aún, con un dominio sobre la disposición de los pueblos para soportar semejante grado de retroceso en sus condiciones de vida, que es lo que implica la referida destrucción de fuerzas productivas. Disminuir estos niveles de deuda implica que los Estados y los gobiernos deban reducir los déficits presupuestarios, y para ello necesitan arrojar cada vez más a la miseria a millones de seres humanos en el planeta.

Este proceso es el que estamos atravesando la humanidad, llevada a esta situación por la irracionalidad y la decrepitud del modo de producción capitalista.

La resistencia de los pueblos del mundo ante esta realidad es permanente. No existe consenso político que convenza a las masas a “realizar esfuerzos para salir de la crisis”, teniendo en cuenta que la misma hoy se recrudece pero que las condiciones de vida vienen retrocediendo hace décadas.

En este marco internacional se presenta la lucha de clases, con una aparición cada vez más destacada de la clase obrera con sus luchas y demandas en distintos países, por lo que es muy importante tomar en consideración esta realidad objetiva también en nuestro país al momento de desenmascarar promesas y mentiras que auguran un alivio para las masas obreras y populares.

Tal alivio no será posible si no es incrementando la lucha y la organización como único camino para conquistar nuestras demandas y rechazar las políticas de ajuste que la clase dominante y sus gobiernos intentan llevar adelante para superar la crisis por ellos mismos provocadas.

 

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