Publicamos un artículo publicado en el Boletín del TERCIARIO N°9, BARRIO DE MONSERRAT / CRÓNICAS TERCIARIAS (Año 5, N°43, abril 2021)
En medio de la gravedad de la situación epidemiológica desatada por el pronunciado aumento de casos de Covid-19, debemos aclarar algunas cuestiones que quizá pasan desapercibidas pero que merecen nuestra mayor atención.
Las diferentes asambleas docentes, y varias asambleas que contaron también con la participación de estudiantes, dejaron en claro frente a la situación generada por la pandemia que existe la voluntad de volver a la presencialidad si las condiciones sanitarias lo permiten.
Este es un punto central, y de hecho arrancamos las clases en nuestro IFTS 9 con docentes y estudiantes en las aulas, respetando los protocolos y con el sistema de burbujas en algunas materias, habiendo consultado con lxs estudiantes y sosteniendo la virtualidad para quienes no pudieran concurrir al establecimiento o no formaran parte de la burbuja a la que se le asignó el turno de cursada.
Ahora bien: tuvimos que organizarnos como colectivo para controlar la temperatura al ingreso, limpiar las instalaciones, bancos y pupitres, controlar los horarios de permanencia. Porque el Gobierno de la Ciudad no se digna a nombrar los cargos que figuran en la Planta Orgánica Funcional ni provee personal auxiliar de portería y limpieza.
Hoy, la situación es diferente: el aumento de casos hizo que se debatiera nuevamente y todxs lxs docentes que estaban sosteniendo los espacios de las clases presenciales decidieron dar marcha atrás y evitar la exposición a posibles contagios.
Y esta es una de las cuestiones que señalábamos al comienzo y que amerita una aclaración: todo lo organizamos nosotrxs, docentes y estudiantes (cabe destacar la gran participación del Centro de Estudiantes) de manera colectiva, debatiendo, discutiendo y decidiendo.
Hoy más que nunca, es claro que la educación terciaria la sostiene la comunidad educativa. El Gobierno, a través de su Ministerio de Educación, solo aporta problemas: solicitan estadísticas, datos, controles, mudanza a nuevas plataformas virtuales, con la clara intención de vigilar y controlar. Una verdadera vergüenza.
Entonces, tenemos que decir esto con claridad: la experiencia nos indica que no debemos acallar nuestras voces, que debemos participar, unir los reclamos y generalizar estas prácticas porque la educación es nuestra ( no de ellos) y somos nosotrxs los que debemos organizar las formas de enseñar y aprender: en tiempos de crisis de todo tipo (económica, social, sanitaria) es cuando más se nota que son lxs trabajadorxs, lxs estudiantes y las personas de a pié en general quienes sostenemos las actividades, la producción, la educación.
Y esta es una cuestión política que trasciende la lucha reivindicativa por el aumento salarial o por los cargos (lucha legítima y necesaria, por cierto).
Si queremos otro tipo de sociedad y sacarnos de encima a quienes nos explotan y nos oprimen, debemos organizarnos y llevar adelante prácticas de construcción de poder en un terreno que es el nuestro (por ejemplo, nuestros lugares de trabajo).
La pandemia dejó al descubierto no sólo la ineptitud de los gobiernos para administrar la crisis sanitaria: también puso en evidencia que, y para lo que nos toca, la educación les importa poco, y los discursos a favor de la presencialidad son solo eso, discursos de barricada en sus disputas entre bandas, que buscan lo de siempre: votos para perpetuarse en los lugares de poder, verdaderos nichos de jugosos negocios, cargos, prebendas y ventajas de todo tipo. La discusión acerca de la presencialidad y todo el estruendo mediático y judicial nos revela también otra cuestión central: buscan desviar la atención de la población, y en eso sí que marchan juntos el oficialismo y la oposición. Porque esa discusión aparentemente franca y defensora de la educación y de la salud no es más que fuegos de artificio.
¿Qué pretenden ocultar? El país está en llamas y la clase obrera se organiza: el conflicto vitivinícola ya lleva varias semanas con movilizaciones y piquetes en todo el país. Lxs trabajadorxs autoconvocadxs de la salud en Neuquén sostienen una lucha por el salario que pone en jaque a la institucionalidad burguesa, con importantes cortes en toda la provincia que afectan de manera directa la producción petrolera.
Podríamos mencionar gran cantidad de situaciones que reflejan con claridad que el pueblo y la clase obrera están tomando la iniciativa, por fuera de la burocracia sindical cómplice de las políticas de los gobiernos burgueses. ¿Acaso en la Ciudad el sindicalismo no aceptó aumentos salariales vergonzosos?
Es momento de entender que nada podemos esperar de ellxs: muchas experiencias demuestran que, en realidad, no lxs necesitamos.
Lxs trabajadores formamos una clase y somos oprimidxs y explotadxs por la clase dominante. Por ello, debemos elevar nuestra conciencia y organizar nuestra lucha en unidad. Reforcemos y desarrollemos esas experiencias colectivas. ¡¡VIVA LA UNIDAD DE LAS LUCHAS DE TRABAJADORES Y TRABAJADORAS EN TODO EL PAÍS!!